Así se pierden votos
Si decimos que El Molino -el lugar arrasado por las aguas- está en Chicligasta, sólo indicamos una zona geográfica del sur de la provincia que padece el drama de las inundaciones. Pero si añadimos que ese departamento forma parte de la sección electoral III (junto con Tafí Viejo, Yerba Buena, Tafí del Valle, Lules, Famaillá, Monteros, Río Chico, Juan Bautista Alberdi y La Cocha), justamente la sección por la que el oficialismo especulaba que podía presentar como candidata a legisladora a Beatriz Rojkés de Alperovich; se entra en el barroso terreno de las especulaciones políticas. Uniendo estos datos con el lamentable episodio que protagonizó la primera dama hace pocos días -y que tuvo repercusión nacional-, insultando a un vecino que perdió sus pertenencias por el desborde del río, caben hacer preguntas atendiendo a las votaciones por venir: ¿puede ahora la senadora aspirar a ir en la boleta del Frente para la Victoria en representación de los habitantes del tercer distrito electoral? ¿Está en condiciones de pedir el voto de los inundados después de haberlos agraviado tildando a un lugareño de pedazo de animal y vago de miércoles? ¿Se animará el PJ, que casualmente es presidido por Rojkés, a presentarla como la garantía de continuidad del proyecto oficialista, por más disculpas que haya pedido luego del incidente?

Son preguntas vinculadas a lo estrictamente político, institucional y electoral; por afuera quedan mil consideraciones sobre ética, moral, solidaridad, humildad, soberbia y el rol que deben cumplir las personas que ejercen un cargo en el Estado. Sólo se puede decir que el funcionario de turno no está para hacer favores usufructuando su posición en el Estado -que no le pertenece-, sino que está para gestionar con eficiencia los recursos que son de todos para que las estructuras gubernamentales brinden un servicio efectivo al ciudadano; especialmente a los descamisados, humildes o cabecitas negras, si es que de peronistas se habla. Para el caso vale recordar lo que decía, precisamente, el creador del movimiento peronista el siglo pasado: el que no tiene buena cabeza para prever, ha de tener buenas espaldas para aguantar.

Y, este año, donde los adversarios políticos están buscando con lupa microscópica los errores, las fortalezas y principalmente las debilidades del contrincante; desde el alperovichismo ofrecen en bandeja de plata un suceso para el desgaste gratuito. Va a tener que tener una gran espalda para soportar el peso de los cuestionamientos. La oposición, seguramente, se restregará las manos pensando que Rojkés puede ir en una nómina en agosto. Ya tiene motivos, más que políticos, para desacreditarla en una campaña electoral. Hoy por hoy tiene para hacerse una fiesta con los dichos de la esposa del gobernador, que mostró muy poco tino -y menos sensibilidad- para enfrentar la tensión que se genera en una población castigada por las tormentas. Su reacción como dirigente política de la primera línea del oficialismo es imperdonable.

Ya no puede haber vuelta atrás, pese a las excusas, justificativos y vueltas de tuerca que se le quiera dar al asunto. Hace un par de años, cuando Rojkés deslizó una frase desafortunada para con una familia que había perdido a su hija; la oposición reaccionó rápido; pero también hubo una defensa en bloque desde el Gobierno y desde el PJ. Hoy hay dudas en dar ese paso. La necesidad de ser correctamente político en un año electoral pesa demasiado a la hora de pensar en gestos y dichos. Se acerca el tiempo de definiciones por el recambio de autoridades, lo que obliga a ser cuidadoso. Los tropiezos se suelen pagar caro cuando se aproxima un nuevo ciclo político. ¿Algunos oficialistas querrán que los Alperovich sean parte del pasado después de octubre? En el oficialismo hay un prudente y vergonzoso silencio; pocos abren la boca, y por lo bajo hacen reproches por lo que hizo la titular del peronismo tucumano. Es indefendible; aún para los más identificados con la gestión; aunque no para los fanáticos, que los hay. En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo; dice la verdad número 20 del peronismo. Pero si se lo destrata, poco favor se le hace al movimiento.

Si hasta desde la disidencia del PJ también se salió a hablar con la doctrina en la mano para objetar la conducta pública de Rojkés. Esta imprudencia verbal no la pueden dejar pasar a la hora de sacar una tajada con vista a los comicios, tratando de mostrar que el verdadero justicialismo no está bien representado por el oficialismo. Todo vale para arrimar agua al molino -aunque sea de mal gusto liar estos dos conceptos en este momento, agua y molino-, pero no irse de boca sin poder contener las pasiones. La décima verdad de movimiento popular dice que los dos brazos del peronismo son la justicia social y la ayuda social. Y aún hay damnificados que esperan abrazos, no insultos.

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