El amor mostró sus dos caras entre truenos y tormentas

El amor mostró sus dos caras entre truenos y tormentas

El encuentro de elencos de todo el país se inauguró el viernes con algunas dificultades sonoras, pero con actores y público que le plantaron cara al mal tiempo

EL VIERNES. Pilili, en una escena de “Teoría de la comedia romántica”. fiestadeteatro.com.ar EL VIERNES. Pilili, en una escena de “Teoría de la comedia romántica”. fiestadeteatro.com.ar
SALTA.- El cielo le dio un respiro en la lluviosa noche del viernes y la murga La Trasnochada pudo completar su espectáculo en el escenario montado a las puertas del Cabildo histórico de esta capital, en la jornada inaugural de la 30° Fiesta Nacional del Teatro. “¿Dónde va la lluvia cuando cae? Va a parar al mar, va a parar al mar”, cantaba el coro uruguayo, en una pausa entre tormentas. Ayer, al cierre de esta edición, iba a repetir el estribillo en la plaza principal de Tartagal y hoy actuará en la de Cafayate, aparte de su prevista intervención en la Quebrada de las Conchas.

Antes de la presencia murguera, dos elencos mostraron sus trabajos en el primer día del festival. Ambos giraron sobre una temática similar, con planteos diferentes. ¿Cómo tratar al amor? ¿Es un sentimiento dificultoso o humorístico? Tanto “Difuntas todas”, de San Juan, como la local “Teoría de la comedia romántica” tratan de amantes que no consuman su relación, que se alejan y se acercan, que se extrañan, pero se repelen. La primera lo hace desde el dolor; la otra, a plena risa. Quizás la realidad quede a medio camino.

Un trueno inoportuno
Los integrantes de la Cooperativa Teatro de Arte de San Juan soportaron estoicamente la tormenta que los golpeó de lleno mientras daban “Difuntas todas” al aire libre, en el descubierto patio posterior de un centro cultural de la Universidad Nacional de Salta. El espacio resultó inapropiado, pero no por la imprevisible meteorología: las voces de los actores (salvo excepciones en el trío femenino protagónico) no tenían proyección sonora. Si la decisión hubiese respondido a una elección estética, podrá gustar o no, pero es una definición artística; en este caso, había una notoria dificultad técnica. “Veo que tus labios se mueven, pero no oigo lo que decís”, dijo una de las actrices en el diálogo pautado con su pareja. El público compartió esa afirmación.

Haber estado en un lugar cerrado los hubiese ayudado, independientemente de la lluvia que arreció justo en el monólogo del protagonista masculino antes de partir a la guerra, en el que enumera las desventuras que deberá soportar. En ese momento sonó un fortísimo trueno, que despertó carcajadas entre los espectadores, en un momento poco oportuno.

La historia se centra en tres hermanas de apellido Correa (expresamente vinculado con Deolinda Correa, la difunta a la que se le rinde honores en la provincia); tres hombres que marchan, van y vuelven de un combate; tres ancianas (¿las mismas jóvenes años más tarde? ¿Su madre desdoblada?) y la muerte. Todo en el contexto de una habitación casi vacía, apenas con un ropero, un sillón y una cama -todos desvencijados- y una puerta que abre al desierto implacable.

Fruto de un trabajo de taller teatral sobre la espera, el texto elaborado por Tania Leyes pudo haber elaborado más su dramaturgia, centrada en la mirada de la mujer. “Si pudiésemos saber para qué vivimos, para qué sufrimos”, reflexiona una de las jóvenes. “Peor es quedarme como maestra en Caucete”, dice otra luego, enmarcando el relato de no tener claro el pasado, el presente ni el futuro, pero aún así animarse a seguir, ya fuera de la casa paterna y de los mandatos familiares. En las actuaciones resaltaron Celina Carrascosa y María Pilar Mestre.

Presencia salteña
En segundo turno se vio “Teoría...”, una obra sobre un dúo de enamoradizos que sufren una extraña patología, el Síndrome de la Inacción de la Memoria Acumulativa, que les impide sucesivamente recordar lo que hicieron el día anterior. De allí que en cada encuentro sólo uno sabe quién es el otro, mientras construyen su vínculo a través de “Romeo y Julieta”. En la aceitada y eficiente puesta que dirigió Laura Casco se luce por su precisión y construcción dramática Monserrat Llaó, secundada por Leonardo Pilili, responsable también del texto (con mayor lucimiento que en su actuación).

Liviana en su estructura, divertida en su propuesta y sin aspiraciones de profundidad intelectual, la obra cumple con su objetivo de presentar una línea de trabajo en la cual evidentemente hay calidad y solvencia. Fue el preludio adecuado de la fiesta que ofreció La Trasnochada” y un buen augurio de lo que vendrá hasta el domingo 29, cuando termine el festival.

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