Roberto Albornoz: con el peso de la historia

Roberto Albornoz: con el peso de la historia

El jubilado de YPF cuestiona la intervención de los políticos en el deporte. Recuerdos de un pasado inolvidable y lleno de glorias.

HISTORIADOR SIN TÍTULO. Roberto Albornoz se pasó años revisando el archivo de LA GACETA y las bibliotecas para evitar que las glorias pasen al olvido. la gaceta / FOTO de antonio ferroni HISTORIADOR SIN TÍTULO. Roberto Albornoz se pasó años revisando el archivo de LA GACETA y las bibliotecas para evitar que las glorias pasen al olvido. la gaceta / FOTO de antonio ferroni
“El deporte tucumano entró en crisis desde que los políticos decidieron involucrarse como dirigentes. A partir de ahí, aunque suene paradójico, por falta de políticas, muchas disciplinas fueron desapareciendo y otras están en vías de hacerlo”, avisa con resignación Roberto Albornoz, que con ningún título en su poder, se transformó el en el historiador del deporte tucumano.

Don Roberto, como lo llaman todos, comenzó esta actividad como un hobby. Durante años se dedicó a revisar minuciosamente el archivo de LA GACETA y recorrer las bibliotecas públicas y privadas. Encontró miles de historias que decidió acunar con un solo objetivo: evitar que el paso del tiempo sepulte las glorias y los grandes sucesos deportivos de la provincia.

“No pudimos conservar el orden, el ímpetu y la energía que les dieron los ingleses cuando trajeron los diferentes deportes a la provincia. Tampoco supimos darles continuidad a los dirigentes y entrenadores que dieron vida a muchas disciplinas a lo largo de la historia”, explica el ex empleado de YPF.

- ¿Cómo comenzó su interés?

- Creo que todo esto tiene que ver con mi niñez. Crecí en Bolívar y Sáenz Peña, en una zona donde el deporte se respiraba y se lo practicaba en cada centímetro. Las aventuras de chicos también tenían que ver con el deporte.

- ¿A qué se refiere?

- Hacíamos de todo para llegar a lugares donde se practicaban distintas disciplinas. Ir al parque 9 de Julio, llegar hasta las instalaciones del Tiro Federal y pasar por el Departamento de Educación Física. Los domingos, además del fútbol, por la mañana teníamos las chances de disfrutar de las carreras de ciclismo en el Parque, presenciar las carreras de patín que movilizaba a mucha gente y ver los partidos de básquet. Y muchas tardes la terminábamos en el Hipódromo con grandes jornadas.

Albornoz nació el 2 de octubre de 1948 y, según sus palabras, tuvo la dicha de ser educado en la “gloriosa” escuela pública y formar parte de la última camada donde los docentes eran lo más rigurosos posibles. Sus pasos por la Obispo Piedrabuena y la Escuela de Comercio lo terminaron de formar para siempre.

- ¿Cuál cree que fue la mejor época del deporte tucumano?

- No tengo dudas de que lo mejor ocurrió entre los años 30 y los 50. Insisto, en esas épocas en el Parque se podía disfrutar de fútbol, rugby, ciclismo, patín, actividades ecuestres. Tucumán era otro.

- ¿Qué tenía de distinto?

- Todo. En esos tiempos era la provincia era la número uno de la región. Y no sólo en el deporte, sino en las actividades culturales y comerciales también. Ni hablar de los trenes, el tranvía y los trolebuses, sistemas de transporte que no existían en otras provincias. Descubrí las páginas de LA GACETA de esos tiempos, y compararlas con los nuestros, da tristeza saber cuánto perdimos.

- ¿Por qué?

- Y Tucumán era cabecera de la región. Atlético, All Boys y Argentinos del Norte tenían sistemas de iluminación en sus estadios, algo con lo que ni Córdoba contaba. Ni hablar de las tiendas que vendían de todo y que eran como los shoppings.

- ¿Por qué cree que cambió?

- Influyó todo porque la provincia siempre fue castigada por los gobiernos que tuvo. En realidad casi, porque (Celestino) Gelsi fue la excepción. En Tucumán, como no ocurre en otros lugares del país, existe una política de autodestrucción. O mejor dicho, todo lo bueno que hizo algún dirigente, es destruido por quien lo reemplaza.

Los principios de los 70 encontraron a Albornoz en la facultad de Ciencias Económicas, cumpliendo con el servicio militar en el Comando y haciendo mil intentos por ingresar a YPF, la empresa estatal de la que se enamoró por la frase “Las naftas de YPF hacen andar el país”.

- ¿Cómo fueron esos años?

- Muy convulsionados. Comienza a surgir la violencia porque el clima social estaba muy enrarecido. El policía era el enemigo, entonces cada tanto se producían graves enfrentamientos. Recuerdo un partido de San Martín contra Chacarita. Los simpatizantes lanzaban desde lo más alto de las tribunas adoquines a los uniformados que estaban en sus caballos. Después persiguieron a los “funebreros” hasta el aeropuerto.

- ¿Hubo algo positivo?

- Sí. Comenzaron a disputarse los torneos nacionales que jerarquizaron al fútbol del interior. Durante seis meses la competencia era fuerte a nivel provincial y los otros seis meses se jugaba con lo mejor del país. Ese modelo fue imitado después por el básquet y por el rugby. León Najnudel sacó ese formato para crear la Liga Nacional y los resultados están a la vista con esa camada de jugadores que ganó todo.

- ¿Qué pasó con la llegada de la dictadura?

- Fuimos de mal en peor. Las cosas no mejoraron, pese a que ellos quisieron reorganizar todo. Lo más emblemático fue lo que sucedió con el fútbol tucumano. En esos momentos, en la provincia existían cuatro campeonatos organizados por la Liga Cultural, la del Sur, la Taficeña y la Federación. De un solo plumazo hicieron desaparecer la Federación Tucumana de Fútbol y crearon la Liga para unificar todo. Pretendieron llevar paz social al interior, pero terminaron destruyendo al fútbol.

- ¿Por qué?

- Con la existencia de esas cuatro ligas, la competencia en el interior de la provincia era mucho más fuerte. Los jugadores se esforzaban para llegar a otros equipos y así surgían grandes futbolistas.

- ¿Tan nefasto fue?

- Sí. A los jugadores se los perseguía para que se corten el pelo y la barba. Cada vez hay más precisiones de que Domingo Bussi se quedó con una parte del pase de Julio Ricardo Villa que fue al Fondo Patriótico Azucarero. Se mandaba al ejército a custodiar los partidos importantes. También, en lo que hoy sigo diciendo que fue la peor aberración, (Luis) Vera Robinson, normalizador de la Liga, mandó a quemar todos los archivos de la Federación Tucumana de Fútbol. Parte de la historia de este deporte terminó en la hoguera.

Albornoz cree que con la llegada de la democracia nada cambió, sino que empeoró. Durante los 80 se intentó en vano cambiar, y en los 90, la crisis se acentuó aún más. Él también lo padeció al ser uno de los tantos empleados de YPF a los que no le quedó otra que “retirarse voluntariamente”. “Como dice Juan Carlos Carol, un gran amigo y leyenda del fútbol tucumano, ‘el problema del país es que los dirigentes piensan sólo en el yo y no en el nos’”, asegura el historiador, que está casado con Aurora, es padre de Mariana y Matías y abuelo de Tomás.

- ¿Cree que la crisis es por la falta de dirigentes?

- Los políticos han desembarcado en el deporte para cosechar votos, no para mejorarlo. Su función no es administrar una entidad, sino generar políticas para que el deporte se desarrolle, para que haya infraestructura y para apoyar a los atletas.



- No está generalizando mucho...

- No. Le doy un ejemplo. Hay un actual funcionario del Gobierno provincial que fue vicepresidente de Atlético y al mismo tiempo presidía otro club de fútbol que ya desapareció y además era secretario general de un gremio. La gran pregunta es cómo hacía para atender las cuatro cosas al mismo tiempo. Y ojo, los directivos de las instituciones ahora la tienen bastante fácil.

- ¿Por qué?

- Sin desmerecer su función, ahora sólo deben administrar. Los grandes dirigentes del deporte tuvieron que esforzarse mucho más para buscar terrenos y construir estadios. Y cuando lo remodelaban, lo hacían en silencio.

- ¿Quiénes cree que fueron los dirigentes más importantes del deporte tucumano?

- Hubo varios. En el fútbol Carlos Barthaburu, Mario Bron, Natalio Mirkin, José Salmoiraghi, Arturo de la Vega, los hermanos Díaz y Víctor Hugo Flores, entre otros. En el básquet sobresalen los nombres de “Pancho” Avignone y los hermanos Machado que hasta donaron un terreno para que Belgrano hiciera su estadio. En el rugby, brilló Mario Santamarina; en el ciclismo Luis Indarte y Oscar Imhoff, en el tiro. Hay muchísimos nombres más, pero me acuerdo de ellos porque dieron su vida al deporte y al club que amaban.

- ¿Qué puede decir de los formadores?

- Hay que buscar personas como Roberto Santillán y Carol, que fueron adelantados en sus épocas y supieron transmitir toda su experiencia para formar buenos jugadores y mejores personas. Ni hablar del “Negro” Guzmán en el rugby. Para él era importantísimo generar buenos deportistas, pero lo que más le interesaba era educar a jóvenes para que sean importantes para la sociedad.

- ¿Tiene la esperanza que esto cambie?

- La esperanza es lo último que se puede perder, pero hay una realidad que espero no sea cierta: no creo que esté vivo cuando ocurra.

Temas Tucumán
Tamaño texto
Comentarios
Comentarios