Jugando con fuego
José Alperovich y Domingo Amaya están jugando con fuego, debido a sus diferencias electorales. El gobernador sabe que si hay problemas financieros en la Capital, la caja de resonancia política será la Plaza Independencia; sí, justo al frente de la Casa de Gobierno. Del mismo modo, el intendente está entrampado en el último tramo de su gestión: la vigencia del Pacto Social, en más de una década, no le ha permitido entrenarse para las paritarias; sencillamente porque era la Provincia la que le entregaba los fondos para salarios y, además, era la que se encargaba de negociar con los gremios. Así las cosas, todo se centralizaba. Hasta la retención de la coparticipación municipal. Ninguna jurisdicción puede subsistir mucho tiempo con el 100% de su coparticipación retenida ni con el 100% de la recaudación propia afectada. Le quita margen de maniobra a cualquier intendente.

Sin Pacto Social, la situación de los municipios cambia radicalmente: los intendentes y los sindicalistas deberán verse cara a cara definir cuánto será el aumento y, al mismo tiempo, establecer si la jurisdicción está financieramente en condiciones de otorgarlo. Un serio problema que -en el mejor de los casos- deberán enfrentar los nuevos jefes municipales.

Los empleados municipales observan que, de continuar las diferencias, las tensiones políticas e institucionales pueden transportarlos hacia el túnel del tiempo, al de las marchas y contramarchas; al de los atrasos salariales y otros problemas fiscales. Los funcionarios de turno deberían tomar nota de lo que se vivió en el pasado y dejar de jugar con fuego.

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