Cartas de lectores
05 Marzo 2015

Cuenca Salí-Dulce

“Avanza la creación del ente para sanear la cuenca Salí-Dulce” reza un título de LA GACETA, del 25 de febrero. En primer lugar hay que aclarar que la cuenca no está contaminada para que se hable de saneamiento, sino que está profundamente erosionada por mal uso de bosques, pastos, suelos, y urbanizaciones. Estas acciones alteran el ciclo natural de las aguas de lluvia, lo que provoca las escorrentías, produciendo los desbordes de ríos y consecuentes inundaciones, erosiones de los suelos, enlame de cauces, de diques, de embalse, canales, etcétera. Con respecto a la contaminación de los ríos de la provincia, cabe advertir que, históricamente, las industrias arrojaron sus desechos en sus cauces; al igual que los municipios con sus residuos sólidos urbanos, siendo patético el caso del municipio capitalino que arrojaba sus residuos al Salí, y dejó de hacerlo, no por voluntad propia, sino por decisión judicial. La pretensión de los gobiernos de Tucumán y de Santiago del Estero, de crear un Ente Biprovincial de saneamiento de la cuenca Salí-Dulce da vigencia a una Ley de Soper recopilada por Murphy, que reza: “Cualquier organismo gubernamental que se cree para aumentar la eficiencia, inmediatamente se hace indistinguible de su predecesor”. Ya hay un Comité de Cuenca; ya existe una Ley Provincial de Bosques (6.292), de Suelos ( 6.290 ), de Recursos Hídricos (7.136 y 7.140), y una ley de Medio Ambiente (6.253), que en forma separada o conjunta deben velar por nuestros recursos naturales renovables y no renovables. Nuestro problema no se soluciona creando nuevas instituciones, sino que hay que hacer que las existentes funcionen. 

Rolando Riera

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Yerba Buena olvidada

Soy propietario de un terreno en el loteo Los Paltos, de la ciudad de Yerba Buena, y mientras construyo ahí mi futura vivienda, tanto mis vecinos como yo somos ignorados por las autoridades de la Municipalidad. Un corto paseo por nuestro barrio bastaría a los visitantes observar que el terreno se encuentra invadido por malezas, enormes montículos de tierra, escombro y basura. La situación más crítica es la de calle Anta Muerta, absolutamente intransitable, salvo en el tramo que tuve que limpiar para poder empezar la construcción de mi casa. Como es de suponer, el abandono de las calles conlleva otros problemas, entre ellos la falta de recolección de residuos, porque los camiones sólo circulan por calle Chubut, sin ingresar por las otras, a causa del estado en que se encuentran. La zona, como imaginarán, se convirtió en un basural que crece día a día con el aporte de innumerables “carreros” que descargan allí “changas” que, algunas veces, incluyen animales muertos. Resultan evidentes los riesgos para la salud y la seguridad de quienes viven o pretendemos vivir allí. Los robos son constantes, al igual que nuestros pedidos, verbales y escritos, a las autoridades. Sin embargo, pareciera que se olvidaron de nosotros, porque el municipio continúa violando no sólo su obligación de brindarnos servicios básicos (barrido, alumbrado y limpieza), sino también su Código de Faltas, pues las malezas y basurales acumulados en las calles merecerían idéntica sanción a la que pueden aplicar a los vecinos que no mantienen limpias sus propiedades. No pretendo el absurdo de que la Municipalidad se autocondene por sus faltas. Simplemente espero que atienda nuestros reclamos y brinde los servicios que justifican el cobro de los tributos municipales.

Pablo Aráoz
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El Mollar de lujo

En relación a las cartas de los lectores Olga Ramos Aráoz de Remonda y José Danielsen, respecto de la falta de interés de las autoridades de Tafi del Valle, supongo que es real, pero los problemas de Tafí a los que ambos hacen mención no justifica desmerecer a El Mollar, cuya belleza natural ya lo hace de por sí de un lujo exquisito. Se ve afectada durante enero, puntualmente, por el comportamiento de jóvenes turistas y veraneantes que, dicho sea de paso, dejan mucho que desear. En cuanto a la planta de tratamiento de residuos y efluentes, me parece bien que Tafi del Valle se haga cargo de su basura y no la deposite en la planta de El Mollar. Las cosas por su nombre.

Sergio Emir Chalup
Avenida Belgrano 3.813
San Miguel de Tucumán

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Día de la Mujer

Se acerca en día de la mujer, en una época que se ve acrecentada la violencia hacia los más débiles, llámese mujeres; niños, ancianos… Pero no sólo es el golpe físico ni la agresión verbal, tan dañinas ambas para quienes la reciben. Está la otra, la solapada, la sesgada, que se viste de un supuesto “humor” extremadamente grotesco y desagradable, ante el cual me pregunto: ¿por qué los hombres se disfrazan de mujer, simulando a una ama de casa con chancletas; delantal de cocina, zapatos deformados por supuestos pies con problemas, pelos revueltos con bocas pintadas de manera ridícula y sus voces estruendosas? En sus actos aluden siempre a Doña Rosa u otros nombres citados frecuentemente por conductores televisivos y gráficos, en donde dejan entrever que las mujeres dedicadas al hogar son unas brutas que no entienden ni siquiera nuestro lenguaje. Esto es una de las burlas que se permiten algunos hombres devenidos en “humoristas”. Y están las otras: vestirse de vedettes, también ridículamente ataviados. ¿Esto es humor o una farsa perversa? ¿Cuál es la recóndita frustración que, en general, impulsan a estos varones a denostar a la mujer, representándola en una caricatura patética? ¿De quiénes se burlan? ¿Quizás hubieran deseado, en el fondo, haber nacido mujer y no se les dio? Esta práctica tiene algunos años, si hasta se armó en una época una “Orquesta de señoritas” que apaleaban los instrumentos porque hasta para interpretar música eran torpes. No tengo memoria, capaz que sí ocurrió que alguna “mujer humorista” haya apelado a esta práctica deleznable para burlarse del hombre. Expreso lo descripto porque, ya que conmemoramos el Día de Mujer, hagamos un examen de conciencia y erradiquemos así las distintas formas de violencia y crezcamos como seres humanos, respetando a nuestros hermanos, sea cual fuera su género y condición. Ridiculizar al otro es una falta de respeto, y en cualquier imitación de un personaje que actúa ridículamente también existe la violencia, y es una de las peores, porque se la esconde detrás de un disfraz, para lograr hacer reír.

Edith Castellano
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Largas filas para cobrar

El pasado 2 de febrero, ingresé a la fila de jóvenes, viejos, embarazadas e impedidos, por calle 25 de Mayo, de Monteros, para cobrar el haber complementario de mi jubilación en el Banco de la Nación Argentina. Tuve que mantenerme en la cola durante dos horas y media, para que me atiendan. Posteriormente tuve que hacer dos semanas de tratamiento médico por los dolores musculares en una pierna. Insisto e insistiré que, para evitar esta insensatez de la fila, se dé un número a los interesados y se los atienda como corresponde. Pero además, me extraña y sorprende que el señor gerente, siendo disertante de los Derechos Humanos (DDHH) y excelente deportista, se mantenga ciego y no haga nada para evitar este acto de inhumanidad.

Plácido Eirale
Miguel Lillo 1.212 Monteros


MALTRATO ADUANERO

Luego de realizar un viaje a Chile, el jueves 26 de febrero, a las 17.30, regresamos a Argentina por el control fronterizo de Paso de Jama. Como es de rutina, procedimos a realizar los trámites de inmigración y aduana. Se nos ordenó retirar el equipaje del vehículo para proceder a su control. Un oficial de aduana tomó del equipaje una máquina réflex y una notebook, y partió raudo hacia una oficina. Preguntamos por qué, y nos comunicó sin más rodeos que los equipos estaban siendo ingresados ilegalmente al país. Ante esta situación exhibimos la declaración de salida de equipaje de AFIP, conformada y sellada, donde constaban los datos solicitados. Grande fue nuestra sorpresa cuando se nos comunicó que al formulario le faltaba la firma de la empleada aduanera, y nos preguntaron quién nos atendió. Hicimos una descripción de la empleada que intervino, la que llegó a la oficina y negó que nos hubiera visto. Esto complicó la situación, pues nos acusaron de que falsificamos el sello de aduana. A todo esto, dentro de nuestro vehículo estaban dos menores asustados por las escenas de maltrato verbal, e idas y vueltas de nerviosos pasajeros y oficiales de aduana. No lo podíamos creer. Nos amenazaron con secuestrar los equipos, y hacernos un sumario, etcétera. Lo tragicómico de esta falta de profesionalismo, según pudimos observar, se originó debido a que la oficial de aduana, mientras nos atendía, hablaba y enviaba mensajes por su teléfono móvil, omitiendo firmar el formulario, lo que luego pudo comprobarse por las cámaras de seguridad, a las que no nos permitieron acceder. Comprobado esto se apresuraron a darnos rápidas disculpas, y a despedirnos afectuosamente. Este sainete, además de ponernos muy nerviosos por una acusación infundada, nos retrasó casi dos horas, lo que nos acarreó la dura tarea de tener que circular de noche por la cordillera, con el riesgo que implica. Me pregunto si esta gente, que cobra sueldos pagados por nuestros impuestos, al menos podría realizar el procedimiento con la formalidad que corresponde y no con actuaciones dignas de novela. Aduana de Paso de Jama, para el olvido.

Miguel A. Cabrera
[email protected]


Acto de humanidad

Quiero expresar mi profundo agradecimiento al chofer de la Línea 9, interno 27, por ayudar a mi hija que se equivocó de ómnibus. Él me llamó a mi celular para tranquilizar a la pequeña y se preocupó y ocupó de que tomara el colectivo correspondiente. A posteriori, se comunicó conmigo y me dijo que la niña ya estaba en camino. Semejante acto de humanidad, ante tanta inseguridad, es motivo para destacar... Una y mil veces, gracias. Todavía queda gente buena.

María de los Ángeles Matas
Pasaje Brandsen 2.862

San Miguel de Tucumán


Tabaré y Cristina

El 1 de marzo, con diferencia de cuatro horas, observé detenidamente dos mensajes, el de asunción de Tabaré Vázquez a la presidencia de Uruguay y el de nuestra Presidenta a la Asamblea Legislativa. Fueron el dia y la noche dentro del proceso de agonismo y antagonismo al que me refiriera hace poco. El agonismo busca la concordia y el “acordar en desacordar” en política, frase de la bioética hoy adentrada en los sistemas institucionales de poder. El antagonismo busca, en cambio, el enfrentamiento y ve en el adversario un enemigo al que hay que destruir. Las grandes naciones del mundo, desde la publicación de los primeros trabajos y documentos acerca de este tema, han sabido aprovechar esta dirección de acciones hasta el día de hoy y están entre los mejores del mundo, a pesar de los pasados totalitarios de muchos de ellos. A Tabaré, de quien opiné en los fines de los 80 que era una pena que Uruguay no lo tuviera como presidente, gracias a la unión de colorados y blancos que consagró a Batlle, he escuchado en este acto una invitación a la concordia, un agradecimiento a quienes gobernaron antes –la mayoría presente– y un elogio a los ideales de Patria de Artigas, sin olvidar a su antecesor, el “ Pepe” Mujica. Nuestra Presidenta nuevamente hizo repicar en sus palabras el antagonismo y el enfrentamiento, el ataque de los “enemigos” -esta vez centrada casi exclusivamente en la Justicia- y en dar clases de narcisimo y autorreferencia. Qué pena. ¿no?

Armando M. Pérez de Nucci

Balcarce 680

San Miguel de Tucumán


“SERÍA”

Lo que escribe el periodista Roberto Espinosa (”Sería”, 4/3), es acertado, porque cambiar los roles hace reflexionar. Ocupar el lugar del otro es el tema; cada uno tiene necesidades distintas y apetencias que lo movilizan. ¿Por qué no permitirnos pensar cómo sería cambiar la vida desde otra actividad? Seguro que podríamos analizar de otra manera al ciudadano y promover entidades que realmente se comprometan con el individuo. Sería más justo.

Carlos Rubén Avila

[email protected]


Nuestro folclore

La escasa valoración que damos a todo lo que provenga del auténtico folclore argentino, parece indicar que nuestro incomprensible sentido del orgullo afecta la conducta de debido respeto a las sanas y auténticas raíces que nutrieron nuestra nacionalidad. Observamos que ya no se observa a conjunto o cantante folclórico luciendo sobre el escenario el típico atuendo de la época (botas, sombrero, poncho, vincha), sino más bien, y en marcado contraste con la letra o música, ropa moderna y hasta con leyendas en otro idioma. Dirán que esto es “la onda” y lo anterior es obsoleto. Las representaciones folclóricas en otros países cuidan mucho este detalle, quizás porque entienden que los modos, usanzas y estilos de vida de épocas pasadas son la base del presente, dignas de ser honradas. No sólo por lo auténticas, sino también por el valor de haber sido las pioneras en la formación y evolución de sus pueblos. Creo que nuestro folclore, ya sea música o danza, ganaría mucho y recuperaría prestigio si empezáramos a respetar estos conceptos.

Darío Albornoz
[email protected]


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