Mayores exigencias para ingresar a la Policía

Mayores exigencias para ingresar a la Policía

En algunos aspectos, no tiene buena prensa. Se tiene la idea de que cualquier individuo que tuviese un 1,70 metro y un buen físico puede acceder a ella. Se piensa que sus integrantes no reciben la formación necesaria propia de un servidor público y que no acceden a ella por vocación, sino por una cuestión laboral. Inspira a veces desconfianza. Está asociada a los apremios ilegales. La Policía tucumana quiere intentar cambiar su imagen.

El secretario de Seguridad Ciudadana ha anunciado que este año, para acceder a la institución, se efectuará una sola inscripción que se realizará a través de internet, y los 70 mejores promedios en la prueba de ingreso accederán a la escuela de Oficiales. Luego de un cursado de tres años, recibirán el título de “Técnico en seguridad pública”.

El funcionario señaló que el resto de las personas que aprueben el examen ingresará a la escuela de Suboficiales. Tras un año de cursado, entrarán a la fuerza como agentes, el escalafón más bajo de la carrera policial. Agregó que quienes se distingan por su desempeño académico podrán entrar a la escuela de Oficiales. Agregó que luego de aprobar el examen escrito de cultura general, se someterán a estudios físicos y psicológicos y que habrá transparencia en las pruebas, cada una tendrá un código de barras, de manera que los docentes que las corrijan no conocerán la identidad del aspirante.

El secretario de Seguridad Ciudadana aseveró: “la Policía no va a ser una bolsa de trabajo, tendremos un examen que será riguroso. Necesitamos que ingresen todos aquellos que tienen compromiso con la institución y que quieran ser policías porque su vocación se los demanda. Todos los que pretendan ver una salida laboral, que se abstengan de intentar ingresar”.

Sin duda, es positiva la intención de que el ingreso a la fuerza sea más exigente y transparente. Sería también interesante que se pensara en dotar al futuro servidor público de una formación integral, haciendo hincapié en las instrucción cívica, en la historia de Tucumán, así como en los derechos humanos, esta última asignatura como un modo de combatir los excesos que le han dado mala fama. En octubre pasado se divulgó en LA GACETA online un video que mostraba a un policía levantar de los pelos a un joven esposado, boca abajo, y lo lanzaba de cara contra el suelo en reiteradas ocasiones, mientras le pedía que imitara sonidos de distintos animales. Durante la tortura, tanto el victimario como su espectador se divertían con la golpiza. A fines de septiembre de 2014, de un vendedor ambulante de 20 años había denunciado que tres agentes lo habían golpeado salvajemente y le fracturaron la nariz en un boliche de Junín al 100.

Por otro lado, quienes ya integran la Policía deberían someterse todos los años a estudios psicofísicos. Se observan con frecuencia agentes -de ambos sexos- con un importante sobrepeso que difícilmente podrían perseguir con éxito a un maleante. Debería pensarse también en implementar cursos sobre derechos humanos para los actuales policías, incluyendo a los cuadros jerárquicos, que podrían ser dictados por catedráticos de la Universidad Nacional de Tucumán.

Parece, por cierto, saludable este intento de querer cambiar la imagen de la fuerza, sobre todo si se cumple lo anunciado. La existencia de una policía comunitaria posiblemente mejoraría los vínculos de la institución con la sociedad.

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