“Prácticas que amenazan la democracia”

“Prácticas que amenazan la democracia”

Por Nicolás Zavadivker, Doctor en FIlosofía

25 Enero 2015
Se puede percibir a la sorpresiva muerte del fiscal Nisman, a horas de exponer su denuncia ante el Congreso de la Nación, como expresión de una progresiva descomposición de los poderes típicamente argentina, pero, en verdad, no lo es. Lamentablemente, el asesinato de opositores, de dirigentes sociales, de candidatos firmes a la presidencia, incluso de presidentes mismos, así como de miembros de otros poderes del Estado, es una práctica deleznable que el mundo moderno no logró conjurar. Y no se crea que sólo ocurre en los países del llamado tercer mundo, caracterizados entre otras cosas por la debilidad de sus instituciones, sino también en países que se precian de tener instituciones y democracias fuertes.

En verdad, pareciera que, en el seno mismo de las democracias, va creciendo una red oficial de espionaje que ni el mismo Estado puede controlar y cuyo accionar puede vulnerar todo tipo de valores y garantías constitucionales, comenzando por la privacidad. Se trata de un poder que actúa de forma clandestina, muchas veces con intereses y agendas propias, y que está dotado de todas las herramientas para recabar –por cualquier medio- todo tipo de información, chantajear y –más en general- actuar como una mafia.

Se trata, pues, de un verdadero peligro interno para todo Estado que pretenda ser democrático y republicano, del cual los poderes políticos no pueden desentenderse.

La muerte del fiscal Nisman movilizó como pocos acontecimientos a la opinión pública argentina, que percibió la trascendencia de este hecho e instaló su atención sobre el desarrollo de la historia. Esperemos que el peso de la mirada colectiva logre marcar límites a la impunidad con que pretenden actuar ciertos sectores ligados al poder. Es sano que los argentinos, acostumbrados a convivir diariamente con tantos males, no nos hayamos resignado a este.

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