Respeto a la investidura

Respeto a la investidura

Padilla y una audiencia en la Casa Rosada

ERNESTO E. PADILLA. El ilustre tucumano en el patio de su casa, en 1914, durante la época de gobernador. la gaceta / archivo ERNESTO E. PADILLA. El ilustre tucumano en el patio de su casa, en 1914, durante la época de gobernador. la gaceta / archivo
En la biografía “Ernesto E. Padilla. Su vida. Su obra”, Guillermo Furlong destaca el “íntimo sentido federalista” que era una de las características de Padilla. Como se sabe, el distinguido tucumano fue gobernador 1913-17, varias veces diputado al Congreso y ministro de la Nación.

Narra Furlong que, ya fallecido el presidente Roque Sáenz Peña y reemplazado por Victorino de la Plaza, el doctor Padilla debió viajar a Buenos Aires. Avisó a la Casa Rosada que, durante su estadía, quería saludar al nuevo jefe del Poder Ejecutivo, tal día y a tal hora.

“Llegado a la presidencia a la hora exacta anunciada por carta, se le indica un asiento para esperar. No lo ocupa y permanece de pie mientras el secretario entra y sale del despacho presidencial. A los cinco minutos, Padilla le advierte el transcurso de ese tiempo, y se le vuelve a insinuar que se siente, pues enseguida lo atenderá Su Excelencia”, narra Furlong.

De pie, Padilla esperó cinco minutos más, y luego dijo al secretario: “el gobernador de Tucumán tenía audiencia para las 11; son las 11 y diez, y se va. El gobernador de Tucumán no espera más”. Abandonó la habitación y partió. El secretario corrió escaleras abajo, para detenerlo y hacerlo ingresar inmediatamente.

“Siento mucho”, respondió Padilla. Agregó: “Por mí subiría, pero le ratifico la impresión de una desatención al gobernador de Tucumán”. Termina Furlong contando que Padilla “continuó su camino hacia las puertas de la explanada sobre calle Rivadavia, en momentos en que se cuadraban los granaderos de guardia, como un silencioso e ignorado homenaje al mandatario que reclamaba consideración y respeto a su investidura”.

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