Antes de los alegatos, cinco claves sobre “Villa Urquiza”

Antes de los alegatos, cinco claves sobre “Villa Urquiza”

Hoy se escuchará a los últimos testigos y mañana comenzarán los argumentos de las partes La megacausa por los crímenes contra ex presos políticos entra en la recta final. La sentencia será el miércoles 23

LOS RASTROS DEL TERROR. Testigos contaron en primera persona los horrores que sufrieron en la cárcel. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI (ARCHIVO) LOS RASTROS DEL TERROR. Testigos contaron en primera persona los horrores que sufrieron en la cárcel. LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI (ARCHIVO)
09 Diciembre 2014
La megacausa “Villa Urquiza” desnudó cómo bajo la fachada de una cárcel funcionó un centro clandestino de detención, entre 1975 y 1983. Después de tres meses de audiencias en el Tribunal Oral Federal (TOF), el décimo juicio por delitos de lesa humanidad entró en su etapa final. Hoy se escucharán los últimos testimonios y, desde mañana, los alegatos de las querellas. La sentencia también tiene fecha: se dictará el 23. A continuación, cinco claves del juicio:

1-Sobrevivientes. Una de las características del proceso fue que la mayoría de las 39 víctimas contaron en primera persona lo ocurrido. Por lo tanto, gran parte de los testimonios fueron coincidentes sobre las condiciones infrahumanas y violentas de detención en los tres pabellones de Villa Urquiza en los que estuvieron los presos políticos o “subversivos”, incluido el de mujeres. Hubo víctimas que, inclusive, brindaron extensos listados de compañeros de encierro. Entre ellos hubo funcionarios, gremialistas y conocidos dirigentes políticos y sociales. Dos de ellos, fueron asesinados en el penal (Juan Carlos Suter y José Torrente) y cuatro permanecen desaparecidos (Alberto Ferreyra, Jorge Kofman, Marcos Pérez y Manuel Tajan).

2- Aislados y golpeados. Que las ventanas estaban selladas. Que dormían sobre el piso. Que la alimentación era escasa y asquerosa. Que les tiraban agua para que no pudieran dormir. Que las requisas eran violentas y con perros. Que los considerados de mayor peligrosidad estaban aislados en celdas de las que casi nunca salían. Que no tenían baños. Las víctimas caracterizaron de esa manera la vida en los pabellones. Las condiciones, dijeron, empeoraron tras el Golpe.

3- Dos muertes en manos de la patota. Testigos brindaron detalles inéditos sobre los asesinatos de Torrente (mayo de 1976) y Suter (julio de 1976). En ambos casos, responsabilizaron a la “patota” del director Marcos Hidalgo. El primer crimen, de acuerdo con los relatos, sucedió tras un motín fraguado, presuntamente, por los guardiacárceles. Mientras sacaban a todos los presos, hicieron que Torrente quedara en el pabellón. Al menos una veintena de testigos recordaron que el detenido Juan Soria también se quedó y les describió que al joven lo pusieron de rodillas y lo degollaron. El segundo, Suter, había sido sacado de su celda por guardias y sus compañeros no lo vieron más. Oficialmente, les comunicaron que había muerto de neumonía. La versión fue descalificada por sobrevivientes y por familiares. Luis Alberto Suter, hermano de la víctima, afirmó que su tío, el conocido locutor Alberto René Suter, obtuvo la confesión de un “arrepentido” de la “patota”. El guardia le manifestó que lo llevaron a la enfermería y allí lo estrangularon con una cadena.

4-Circuito represivo. Todas las víctimas que pasaron frente a los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Juan Carlos Reynaga mencionaron haber sido alojados en otros centros clandestinos antes de llegar a la cárcel. En concreto, la mayoría estuvo en la “Escuelita de Famaillá”, la Jefatura de Policía o la Eudef. Con posterioridad, en tanto, fueron trasladados, en grupos, a otras cárceles del país. El sistema represivo, consignaron, estaba aceitado tanto dentro de Tucumán como entre provincias. La víctima Graciela Achín, por ejemplo, relató que fue secuestrada en Santiago del Estero en un operativo que comandó el represor Antonio Musa Azar y que éste participó de los interrogatorios en la Jefatura.

5-Abusos y delitos contra la mujer. Los relatos más duros fueron los de las detenidas políticas. Consignaron que permanecieron con sus hijos; que dieron a luz encerradas o que fueron sometidas a delitos sexuales. Inclusive, hubo menores de edad.

La megacausa comenzó en septiembre. Son 10 los imputados, entre ellos, el ex militar Jorge Lazarte; el ex policía Roberto “El Tuerto” Albornoz y ocho ex guardiacárceles sindicados como presuntos miembros de la “patota”.

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