La preocupación actual es definir los barbechos químicos para controlar las malezas

La preocupación actual es definir los barbechos químicos para controlar las malezas

Los altos costos limitarán la rentabilidad, lo que puede incidir en la cantidad y calidad de los herbicidas que lleguen a emplearse

NUEVO ENEMIGO. El “Amaranthus palmeri” es una maleza que se presentó con fuertes ataques y resistencia.  NUEVO ENEMIGO. El “Amaranthus palmeri” es una maleza que se presentó con fuertes ataques y resistencia.
28 Noviembre 2014
La eficiencia del control de malezas en el barbecho químico tiene incidencia en el manejo del cultivo y en las infestaciones futuras de las especies que toleran o resisten al glifosato. Ante resultados desfavorables, los rebrotes afectarán con su competencia temprana a los cultivos de soja o maíz, serán difíciles de controlar en post-emergencia y generarán las semillas que mantendrán el problema en la próxima campaña.

Con ese concepto inició el diálogo del ingeniero Ignacio Olea, jefe de la Sección Malezas de la Eeaoc con LA GACETA Rural, antes de reconocer que “los estudios de costos para esta campaña estiman estrechos márgenes de utilidad y pueden verse muy afectados según los herbicidas que se empleen, o por la disminución de los rendimientos debido a la competencia de malezas; por ese motivo, su manejo debe ser cuidadosamente analizado”.

En Tucumán, “las lluvias acontecidas desde el mes de octubre han sido suficientes para el inicio de los primeros pulsos de germinación de las malezas estivales y mantuvieron, con su frecuencia, la humedad en la superficie del suelo”.

En tales condiciones, esas especies superaron la difícil etapa de su crecimiento inicial, y su estado de desarrollo posterior debe ser especialmente tenido en cuenta para decidir el tipo de barbecho químico que se deberá realizar, advirtió el investigador.

Tareas tempranas

Según Olea, “a diferencia de la campaña pasada, el otoño húmedo permitió la siembra de algunos cultivos invernales y estimuló la realización de barbechos químicos tempranos. Actualmente, el verde de los campos en gran medida se debe a las especies perennes (Santa Lucía, Trichloris, malva) y a diversas especies de tipo estival, dentro de las cuales se deben destacar a los biotipos resistentes a glifosato de especies gramíneas (Sorgo de Alepo, Echinochloa colona, Eleusine indica y Urochloa panicoides) y “ataco” (Amaranthus palmeri); a éstas pueden sumarse algunas especies invernales como “cardos” y “rama negra”.

Ante esa diversidad, resulta fundamental el monitoreo de los lotes para establecer la fórmula herbicida a utilizar.

“En general -señala el investigador de la Eeaoc- la mezcla de glifosato + 2,4-D, útil para controlar gran parte de la comunidad de malezas, debe ser acompañada por otros productos orientados al manejo de las malezas tolerantes y resistentes, cuyo conocimiento resulta fundamental”.

Doble golpe

En este sentido, según la ‘especie problema’ y la fecha de siembra, es posible que se requiera la realización de dos tratamientos de barbecho químico distantes entre sí, o separados una semana (“doble golpe”).

Ello indica que, ante la proliferación de especies tolerantes y biotipos resistentes, esta operación ha dejado de ser sencilla y es necesario pensar cuál es la estrategia de mayor rentabilidad, donde también debe considerarse el empleo de herbicidas residuales para prevenir nuevas emergencias.

Dosis especiales

“En el manejo de las especies tolerantes tiene mucha influencia la calidad de la aplicación y el tipo de glifosato empleado. En caso de ‘Chloris’ y ‘Trichloris’, el uso de ‘formulaciones premium’ puede mejorar la eficiencia de los tratamientos, siempre teniendo en cuenta que las dosis para su control deben ser altas”, aclara el profesional.

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