Traqueotomía automovilística

Traqueotomía automovilística

Pucha que resultó ser irracional esta vida. Cacho Castaña cantaba bien, o al menos cantaba, y alegraba, emocionaba y ruborizaba con su voz de carbón. A Cacho le practicaron una traqueotomía. Si acaso sale con vida de ese hospital, si una vez más el gerente de este banco que es la existencia le condona su cuenta corriente de excesos, Cacho no podrá cantar nunca más.

Entonces uno piensa: ¿a quién habría que practicarle una traqueotomía, para que sus palabras desaparezcan en el intento? Podría ser a esos dirigentes que incitan a la violencia en un mundo siempre al borde del estallido. O a los vecinos chismosos, que siembran el malestar por quién sabe qué rédito. O para los que saludan con besos, abrazos y palmadas, pero que en la cuadra siguiente escupen su falsedad. A los mentirosos incurables también dan ganas de practicarles una traqueotomía.

Yo, por lo pronto, empezaría por practicarles una traqueotomía a esos vehículos cuyos dueños son demasiado amigos de tocar bocina. A esos que insultan a bocinazos a aquellos que cometen las mismas infracciones que seguramente cometerán ellos mismos en pocos minutos, sin advertir que ese grito electrónico se escucha a varias cuadras a la redonda, exaspera a los vecinos, les cambia el humor y les extirpa la tranquilidad. A esos que no han comprendido que el sonido también es contaminación y que en la ciudad hay otros que quieren disfrutarla.

El artículo 89 del Decreto 437/2011 -reglamentario de la Ley de Tránsito- dice que está prohibido “usar la bocina o señales acústicas, salvo en caso de peligro o en zona rural”, infracción que será multada con multa de 50 a 100 Unidades Fijas”, una penalidad que -hoy- iría de $ 650 a $1.300. Si usted conoce alguien al que hayan multado por tocar bocina, por favor comuníquese con esta Redacción.

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