24 Noviembre 2014
UN GRAN ALIVIO. El segunda línea Nicolás Proto concreta el segundo try que le dio algo de tranquilidad a la “naranja”. FOTO JORGE SKAF PARA LA GACETA
SALTA.- Se jugaron cuatro fechas del argentino, Tucumán es puntero con 17 puntos y segundo, con 13, está Córdoba. Ambos tienen la posibilidad de consagrarse campeón en la última fecha donde los “naranjas” deben enfrentar a Buenos Aires -ya sin chances- y Córdoba a Alto Valle. Los cordobeses tienen asegurada prácticamente la victoria por las diferencias de juego entre uno y otro equipo, sienten que los cincos puntos que están en juego los tienen en el bolsillo.
Tucumán sólo debe pensar en un triunfo, para no depender de nadie y debe enfrentar a una selección de Buenos Aires que vendrá por el honor, nada más y nada menos.
Quizás allí esté el peligro: la obligación de ganar. El peso de la victoria puede provocar ansiedad y desconcentración, más al estar a sólo un punto de ser campeón. ¿Por qué un punto? Porque el 15 local con sólo lograr un punto bonus se asegura la punta de la tabla y en caso de ganar Córdoba, igualaría a los “naranjas”. Sin embargo, la victoria de Tucumán en el duelo contra la “docta” inclinará la balanza a su favor.
Todo está dado para que los “naranjas” obtengan el bicampeonato, pero queda un trecho largo y espinoso camino para llegar al título del 2014. El equipo está bien de la cabeza, algo que los técnicos y jugadores ponderan para una final. Alguien dijo que en estos duelos el juego no debe ser necesariamente lindo, pero hay que ganarlos.
Tucumán a los últimos tres partidos los ganó con nervios, pero mostró carácter y autoridad para dar vuelta los partidos. Ahora llegó la hora de demostrar que se puede ser campeón y justificar el éxito.
A la “naranja” le cuesta imponer su juego y cuando hace no concreta el dominio porque no logra marca los puntos que le aseguren la diferencia. A un partido trascendental como el que deberá jugar contra las “águilas” hay que encararlo con confianza y no confiados porque de lo contrario pueden aparece desprolijidades, imprecisiones y hasta un juego sin rumbo.
Queda una semana para hacer los ajustes necesarios. Una semana para hacer el último esfuerzo y poder gritar campeón. Pero a no olvidarse que en la confianza está el peligro. La palabra la tienen los jugadores, que seguramente tendrán el apoyo del público tucumano.
Tucumán sólo debe pensar en un triunfo, para no depender de nadie y debe enfrentar a una selección de Buenos Aires que vendrá por el honor, nada más y nada menos.
Quizás allí esté el peligro: la obligación de ganar. El peso de la victoria puede provocar ansiedad y desconcentración, más al estar a sólo un punto de ser campeón. ¿Por qué un punto? Porque el 15 local con sólo lograr un punto bonus se asegura la punta de la tabla y en caso de ganar Córdoba, igualaría a los “naranjas”. Sin embargo, la victoria de Tucumán en el duelo contra la “docta” inclinará la balanza a su favor.
Todo está dado para que los “naranjas” obtengan el bicampeonato, pero queda un trecho largo y espinoso camino para llegar al título del 2014. El equipo está bien de la cabeza, algo que los técnicos y jugadores ponderan para una final. Alguien dijo que en estos duelos el juego no debe ser necesariamente lindo, pero hay que ganarlos.
Tucumán a los últimos tres partidos los ganó con nervios, pero mostró carácter y autoridad para dar vuelta los partidos. Ahora llegó la hora de demostrar que se puede ser campeón y justificar el éxito.
A la “naranja” le cuesta imponer su juego y cuando hace no concreta el dominio porque no logra marca los puntos que le aseguren la diferencia. A un partido trascendental como el que deberá jugar contra las “águilas” hay que encararlo con confianza y no confiados porque de lo contrario pueden aparece desprolijidades, imprecisiones y hasta un juego sin rumbo.
Queda una semana para hacer los ajustes necesarios. Una semana para hacer el último esfuerzo y poder gritar campeón. Pero a no olvidarse que en la confianza está el peligro. La palabra la tienen los jugadores, que seguramente tendrán el apoyo del público tucumano.