Luchó durante 18 años para llevar a juicio a su tío abusador

Luchó durante 18 años para llevar a juicio a su tío abusador

El 18 de diciembre comenzará el juicio oral en Concepción. Silvia Molina se animó a contar el drama que padeció Era adolescente cuando fue violada en 1996 por su familiar y quedó embarazada

DOLOR. Silvia Molina se quebró en varios tramos de la entrevista con LA GACETA, al recordar lo que le pasó. credito DOLOR. Silvia Molina se quebró en varios tramos de la entrevista con LA GACETA, al recordar lo que le pasó. credito
24 Noviembre 2014
CONCEPCIÓN.- Silvia Natalia Molina, de Aguilares, tenía 14 años cuando, según denunció, en 1996 fue violada por su tío. Hoy tiene 33 años y luego de 18 de deambular por los tribunales de esta ciudad, logró que el Ministerio Fiscal de la provincia atendiera el excesivo retardo de justicia que vino soportando.

La causa, que no prescribió gracias a las presentaciones hechas por las partes, fue reactivada en la Fiscalía de Instrucción de la IIª Nominación del Centro Judicial local. Recientemente fue elevada a juicio oral. El imputado es Juan Antonio Díaz, esposo de la hermana de su madre.

La pesadilla del sometimiento que sufrió Silvia (quien accedió a que se publicara su nombre), mas la que padeció en soledad en búsqueda de justicia, la tendrá que revivir ahora cara a cara con su victimario. Será durante el juicio oral que llevará adelante la sala II de la Cámara Penal a partir del 18 de diciembre.

Lo increíble de la historia es que a raíz de la violación, la entonces adolescente quedó embarazada. Tuvo a una bebé que ahora cuenta con 18 años. “Este drama ya tendría que haberlo superado. Pero la Justicia lo mantuvo vivo porque no actuó. El violador ni siquiera fue citado a declarar. El caso, en realidad, estuvo cajoneado hasta ahora”, comentó angustiada Silvia.

“Es terrible revivir lo que me sucedió y tratar de explicarle a mi hija sobre su padre y cómo fue concebida. Repito que todo esto no hubiera sido necesario si la Justicia actuaba en su momento”, planteó. La mujer vive en pareja en Aguilares y es madre de cinco hijos.

“Mi compañero ya se enteró de lo que me ocurrió y me alienta a seguir hasta lo último. Y lo voy a hacer porque el daño que me hicieron me golpea hasta ahora y todos los días”, sostuvo Silvia.

Abandono

La historia de la joven estuvo signada desde niña por el abandono y los desafectos. Sus padres se separaron cuando ella tenía dos años, y Silvia quedó a cargo de su abuela Ramona Rosales, de Santa Bárbara.

“Cuando tenía 14 años iba siempre a la casa de mi tía Cristina a ayudarla con los quehaceres. Después ella abrió un negocio cerca, pero me pidió que siguiera ayudándola con la limpieza”, recordó. “Cuando iba a su casa siempre aparecía mi tío. Así fue hasta que un día me atacó. No pude hacer nada”, agregó, sin poder ocultar las lágrimas que se escurrían por su rostro.

“Por vergüenza no dije nada por un par de meses. Como me sentí mal mi abuela me llevó al médico. Ahí me dijeron que estaba embarazada y me preguntaron qué me había pasado. Y les conté. Mi abuela no lo podía creer”, dijo la joven.

“Todos me decían que eran mentiras. Que mi tío era un buen hombre. Incluso cuando le conté a su esposa, ella me pegó una cachetada”, añadió. Fue su madrastra María Graneros la que finalmente la acompañó a hacer la denuncia ante la Policía. Luego el caso pasó a tribunales.

La causa judicial

Silvia dijo que cuando se inició la causa un médico de la Policía la revisó. El informe sobre su estado no le fue favorable. “Me hacía aparecer como que yo ya había tenido mucha experiencia sexual y apenas tenía 14 años”, apuntó. “Desde entonces en tribunales no me daban respuesta. Me preguntaban si quería seguir con el caso o lo daba por cerrado. Me trataban como si yo fuera la victimaria. Mi familia también me presionaba para que abandonara la denuncia”, contó Silvia.

“Es que nadie se puso a pensar lo que viví y sigo viviendo a causa de la agresión y la injusticia”, observó. Según la mujer, a tal límite llegó la falta de interés en tribunales por avanzar en la causa, que recién hace un par de semanas le extrajeron sangre para cotejar el ADN de su hija con el de su presunto abusador.

La apelación ante el ministro Fiscal Edmundo Jiménez fue el último recurso al que recurrió cuando, admitió, vio que su caso se perdía en el olvido. Ahora su drama finalmente se encamina hacia un desenlace. “Estoy cansada de vivir tanto tiempo masticando la injusticia y la bronca. No quiero que pase más tiempo”, imploró.

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