“Por el paco, miles de chicos son soldaditos del poder narco”

“Por el paco, miles de chicos son soldaditos del poder narco”

El co autor de “El poder narco”, advierte que urge luchar contra la droga. El martes estará en Tucumán en el foro de Acde, en Derecho.

ADVERTENCIA. Argentina tiene fronteras muy porosas, dijo Burzaco. http://crimenyrazon.com/ ADVERTENCIA. Argentina tiene fronteras muy porosas, dijo Burzaco. http://crimenyrazon.com/
23 Noviembre 2014
Argentina no está cartelizada todavía. No tiene organizaciones criminales establecidas complejas como en Brasil o México, o como tuvo Colombia, admite Eugenio Burzaco. Pero, de inmediato, el coautor de “El poder narco” (con Sergio Berensztein) advierte que en una década el país habrá sido ganado por las bandas criminales, si no se ejecutan a tiempo políticas públicas adecuadas contra el narcotráfico.

“La droga antes pasaba a otros mercados de consumo como Estados Unidos o Europa. Argentina dejó de ser un país de tránsito, y ahora muestra un consumo muy relevante”, dijo Burzaco a LA GACETA, antes de su disertación en Tucumán, invitado por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE - ver agenda).

La Argentina, recordó el ex jefe de la Policía metropolitana de Mauricio Macri, ha duplicado el consumo de drogas ilegales en una década, sumado a que la última etapa de elaboración de la cocaína se realiza en laboratorios locales.

- ¿Por qué se llegó a este punto?

Porque el Estado es débil, las fronteras son porosas, tanto las terrestres como las aéreas. Hay corrupción, y el narcotráfico avanza sobre la estructura del Estado: la policía, los jueces, los fiscales, los políticos. Esa debilidad ha hecho que en la última década se instalen muchos narcos relevantes en la Argentina. Algunos han sido asesinados, a otros los atraparon, a otros nunca los han podido agarrar. Pero si vienen es porque se sienten impunes. Hace una semana, el senador colombiano Navarro Wolff dijo que el año pasado hubo una reunión de capos narcos en la Argentina. La presencia del “paco” mismo -pasta base mezclada con porquería, o que no se ha terminado de sintetizar- es una demostración de la presencia de los laboratorios y de las cocinas locales. El “paco” destruye el cerebro de los chicos y los transforma en soldaditos dependientes de la droga, que se tranforman en el último eslabón de la cadena narco.

- Por qué Rosario?

Primero, es un punto logístico muy importante; ahí confluyen varias rutas que vienen de Bolivia y de Paraguay; es un puerto relevante cuyos destinos pueden ser otros países europeos; logísticamente siempre ha sido apropiado para el crimen organizado. Pero en su momento el Estado pudo revertir eso, lo que muestra que se puede superar esa situación; pero no es sólo Rosario, o Santa Fe; el Gran Buenos Aires tiene más de diez homicidios cada 100.000 habitantes.

- ¿Cuántos por el narco?

- El narco se relaciona con el delito violento de tres maneras: uno es la pelea entre bandas; pero hay otras dos muy fuertes: ciertas drogas, especialmente el “paco”, la cocaína, quiebran los límites inhibitorios, quiebran el lóbulo frontal del cerebro, y así hay jóvenes que son capaces de matar por un par de zapatillas. Y la otra es que muchos jóvenes tienen que delinquir para sostener su adicción. Un chico que consume “paco” necesita 300 pesos por día. Y eso lo obliga a vender droga, o a salir “de caño”. Son distintas figuras delictivas. Y esa es una dependencia sistémica que también genera violencia.

Hay que armar un plan integral, que arranca por tener una fuerte voluntad política de enfrentar a estas bandas, y poner los recursos para proteger las fronteras, reponer a los gendarmes, radarizando las fronteras, trabajando fuertemente con los escáneres móviles, fronterizos o en rutas; controlar para que a ellos les resulte más costoso penetrar nuestro territorio. Y, obviamente, también, controlar los precursores químicos. Argentina es un gran productor de sustancias químicas que se usan para sintetizar la droga. Y si uno no controla eso, obviamente va a tener más laboratorios, y va a desbordarse la situación.

- Usted está en contra de la legaliización, tanto de la marihuana como de la cocaína...

- Estoy en contra, porque creo que no resuelve el problema de fondo. Hace más accesible la droga, la abarata, la vuelve más cercana a los jóvenes. Los que creen que van a terminar así con el crimen organizado, están equivocados. Me parece que pensar que la simple legalización n va a resolver rápidamente un problema tan complejo es un error. Países más adelantados que nosotros como Holanda, han revertido sus políticas: han reducido la cantidad de coffee shops, han prohibido el consumo en la vía pública, y han prohibido la venta de ciertas sustancias; en un país como el nuestro, con otros niveles de acceso a la salud... me parece que es simplificar un tema demasiado complejo.

- ¿Y del uso medicinal de ciertas drogas? ¿Qué me puede decir?

- Las sociedades médicas emiten una pastilla -el marinol- que no hay que inhalar. La medicina sabe las consecuencias de estas sustancias. En nuestro libro hemos consultado a los mejores especialistas, y la visión de los médicos es unánime. Eso sí, el consumidor debe tener una contención desde el punto de vista asistencial y de la salud, no mandarlo a la cárcel. Está claro que la persona con problemas de consumo no es un delincuente.

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