Lo latinoamericano no es esencia ni identidad

Néstor García Canclini es un autor igual de fecundo que de polemizado y polemizable. Por añadidura, no es un autor cuya palabra vaya “a misa”, tal como los españoles designan de un modo coloquial a quien postula verdades irrefutables. Bien, pensándolo mejor: quién dijo que la tarea de un antropólogo, de un investigador, deba corresponderse con verdades dignas de ser repetidas cada día, y sin objeciones, tal como se repite un Padrenuestro. Si exageramos un poco, la principal tarea de un investigador reside en ceñirse a la secuencia que sugerían los viejos maestros del periodismo: ir, ver, volver y contar. Con el añadido, en el caso específico de García Canclini, de que no se revela amigo de las vaguedades. Es severo para interpretar y severo para opinar, al meterse, si así pudiera decirse, en las arenas de la sociología y en los arrabales de la filosofía.

Latinoamericanos buscando lugar en este siglo va por su cuarta reimpresión (la de este mismo año), fue editado en 2002, y sin embargo conserva la potencia de sus enunciados y su lozanía. ¿Qué entendemos por la potencia de sus enunciados? Primero, interpelar la noción monolítica, virtuosa y nívea de “lo latinoamericano”, que según García Canclini no es una esencia ni una identidad: es una tarea. Eso entre otras cosas por la transnacionalización de la economía y la cultura (“En las interacciones transnacionales el mismo individuo puede identificarse con varias lenguas y estilos de vida”).

Luego, por la inequívoca manera de ajustar las cuentas con los Estados Unidos o, en todo caso, con sus administraciones. A decir de nuestro autor, Estados Unidos, que se queda con el 55% de las ganancias mundiales por los bienes culturales, exporta como si los otros países fueran su suburbio. Y concluye: “Vivimos una época en que el único país con recursos de prepotencia para actuar imperialistamente está encabezado por uno de los gobiernos que menos entiende de globalización”.

Otro punto en el que García Canclini juega sus cartas a riesgo de recibir réplicas a diestra y siniestra, es el del proponer un camino si no perfecto al menos promisorio: para reorientar el camino de América latina sería vital que el pensamiento crítico saliera de la oposición “maniquea” entre Estado y empresas privadas. En definitiva, ¿cuál es el valor distintivo de un texto que airosamente se abre paso entre las malezas del desuso? Que ayuda a pensar. Nada más, pero nada menos.

Libro: Latinoamericanos buscando lugar en este siglo. 

Walter Vargas - © LA GACETA