"El hambriento nos pide dignidad, no limosna", dijo el Papa en la FAO

"El hambriento nos pide dignidad, no limosna", dijo el Papa en la FAO

Habló en la reunión de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU. "Hay comida para todos, pero no todos pueden comer".

DURO DISCURSO. Las palabras del Papa fueron recibidas con aplausos. FOTO DE AFP DURO DISCURSO. Las palabras del Papa fueron recibidas con aplausos. FOTO DE AFP
20 Noviembre 2014
ROMA, Italia.- Por primera vez en su pontificado, el Papa Francisco visitó hoy la sede de la FAO (la organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas) en ocasión de su Segunda Conferencia Internacional sobre nutrición.

"Las personas y los pueblos exigen que se ponga en práctica la justicia; no sólo la justicia legal, sino también la contributiva y la distributiva -clamó, hablando ante delegaciones de todo el mundo-. Hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros fines, están ante nuestros ojos".

El Papa habló en la asamblea después de la Reina Letizia de España. El secretario general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva calificó de "histórica" la presencia del Papa. La última vez que un pontífice había asistido a estos encuentros fue en 1992, cuando Juan Pablo II inauguró la Primera Conferencia Internacional sobre nutrición.

En su discurso, pronunciado en español, Francisco destacó que las agresiones bélicas y económicas entre las naciones "rechaza o descarta al que ya está excluido". "Lo sabe bien quien carece del pan cotidiano y de un trabajo decente", agregó, al subrayar que "el derecho a la alimentación sólo quedará garantizado si nos preocupamos por su sujeto real, es decir, la persona que sufre los efectos del hambre y la desnutrición".

"Duele constatar además que la lucha contra el hambre y la desnutrición se ve obstaculizada por la 'prioridad del mercado' y por la 'preeminencia de la ganancia', que han reducido los alimentos a una mercancía cualquiera, sujeta a especulación, incluso financiera", dijo. "Y mientras se habla de nuevos derechos, el hambriento está ahí, en la esquina de la calle, y pide carta de ciudadanía, ser considerado en su condición, recibir una alimentación de base sana. Nos pide dignidad, no limosna", agregó, provocando aplausos en la sala.

"El interés por la producción, la disponibilidad de alimentos y el acceso a ellos, el cambio climático, el comercio agrícola, deben ciertamente inspirar las reglas y las medidas técnicas, pero la primera preocupación debe ser la persona misma, aquellos que carecen del alimento diario y han dejado de pensar en la vida, en las relaciones familiares y sociales, y luchan sólo por la supervivencia", dijo. Tras evocar a san Juan Pablo II, que en la inauguración de la Primera Conferencia sobre Nutrición, en 1992, puso en guardia a la comunidad internacional ante el riesgo de la "paradoja de la abundancia", Francisco remarcó que no han cambiado demasiado las cosas.

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