Sólo el amor puede convertir la basura en arte

Nada es ni siquiera la sombra de lo que fue. Todo tiene una segunda vida, y el desafío es descubrir cual fue la primera. Esa botellita de aceite es ahora una romántica lámpara, ese viejo bidón se ha convertido en una alegre maceta de varios colores, y esas latas de gaseosa y de durazno al natural que de otra manera irían a parar a la alcantarilla son ahora un sorprendente juego de living para las muñecas. Los viejos discos de vinilo se transforman en mandalas para colgar y las bolsas de plástico se tejen como lana, al crochet, para cobrar vida en canastos, bolsos y alfombras. Todo parece ser obra de un demiurgo altruista que va transformando la basura en cosas útiles y hasta más lindas de lo que fueron en algún momento.

Estos demiurgos son jóvenes cansados del materialismo, preocupados por la salud del medio ambiente, convencidos de que la basura que generamos todos los días está empezando a ahogar nuestro planeta y que hay que darles una nueva oportunidad. Por primera vez todos ellos se reunieron en el Primer Encuentro de Reciclado y Medio Ambiente, organizado por el grupo Casa de Botellas y Arte Chebere, que se realizó en la Casa del Bicentenario de la ciudad de Tucumán.

Cada participante trajo una historia de vida de detrás, como Miriam Chaile, que mostró las fotos y maquetas de su casa ecológica en construcción (con botellas de gaseosas rellenas con material descartable y botellas de vidrio). Llegó al mundo del reciclado empujada por un hecho traumático: se quemó su casa, y un joven desconocido para ella, Bruno Busnelli, se comprometió a ayudarla pero de la manera que él sabía, con materiales de desecho. La solidaridad se derramó por las redes sociales como si fuera miel y atrajo a un ejército de colaboradores, especialmente adolescentes y jóvenes, que acercan botellas vacías para edificar la nueva casa que se construye en La Madrid 3.098.

En el encuentro, organizado por Sebastián Ogayar, entre otros, se hizo el más desopilante desfile de moda con trajes hechos con basura, bolsas de consorcio, pedazos de metal inservible … todo lo que encontró Camil Ponce de León, la diseñadora del grupo Reciclarte. En el centro de la muestra había un lugar para dejar desperdicios con lo que otros pueden hacer maravillas. Pero como el objetivo era concientizar a los demás sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, se proyectaron videos, se dieron charlas y cada artista mostró lo que hace y porqué lo hace. Participaron 15 talleres entre los que estaban, por ejemplo, Cristina Alvarez, con sus lámparas y botellas decorativas; Gabriela Núñez, con sus tutores en forma de aves de Argentina (su proyecto se llama volar en libertad); Agustina Malizia, del grupo Tejiendo Conciencia, que se encarga de rescatar las bolsas plásticas y convertirlas en hilos coloridos para tejer objetos útiles para la casa. No faltó el taller de plástica coordinado por Blanca Machuca y el de juguetes de cartón de Ana Quinteros Orio. Todo tiene un solo fin: cuidar el planeta y concientizar a las nuevas generaciones para que también lo hagan. Todo, todo... por amor.

Aprendé a tejer bolsas de plástico
Todos los viernes, de 17.30 a 19.30 en la biblioteca popular “La Randa”, de Charcas 835, en La Rinconada, Yerba Buena, se dictan clases de tejido de bolsas de basura. Esta es una actividad organizada por el grupo Tejiendo Conciencia. Para mayor información, ver la página de Facebook tejiendoconciencia.

Reciclar en el celular
Hay una nueva aplicación móvil que permite localizar los sitios que reciben materiales para reciclar. Se puede descargar en Google Play. Buscala en aplicaciones como Reciclar o escaneá este código QR (foto).