La oscuridad de una economía
Entrampados. Así están empleadores y empleados frente a la realidad que se impone en el mercado laboral tucumano. Los costos fijos son crecientes. Los empresarios se quejan de que no pueden hacer frente a las obligaciones salariales ni a los reclamos de bonos de fin de año por la sencilla razón de que no se apuntaló la actividad. Los trabajadores, a su vez, consideran que la pérdida del poder adquisitivo del salario es mayor a 10 puntos y, por lo tanto, creen que son una presa fácil para la inflación que aún niega el Gobierno.

La caída de la actividad económica ha puesto al mercado laboral con los nervios de punta. El ajuste de los costos fijos es una política generalizado en la mayoría de los sectores productivos. Sostener el empleo tiene su precio, advierten algunos hombres de negocio. Si bien la tasa de desempleo en el Gran Tucumán-Tafí Viejo ronda el 6% (un porcentaje relativamente bajo respecto del promedio histórico), lo que más llama la atención es que se haya duplicado respecto de la situación de hace un año. En este juego estadístico, el interior provincial está fuera de la medición. La desocupación es más profunda tierra adentro, allí donde pocos quieren mirar. La estacionalidad que se abre a partir del fin de las zafras citrícolas y azucareras pone al desnudo que hay, al menos, 50.000 personas que no saben qué harán hasta marzo del año que viene. Los planes interzafra han sido un paliativo para esta cuestión.

Si estrictamente nos focalizamos en la situación dentro del área metropolitana tucumana, podremos apreciar que, desde 2012 hasta nuestros días, el plan “Argentina Trabaja” ha permitido amortiguar el desempleo. De otro modo, la tasa hoy hubiera vuelto a los dos dígitos. A través de ese programa laboral destinado a las cooperativas, se emplean a alrededor de 15.000 personas. Traducido en términos estadísticos, esa población representa cuatro puntos menos de desocupación. No hay posibilidades de que el Gobierno prescinda de un plan de estas características. De otro modo, implicaría un gran problema social con múltiples derivaciones.

La intervención del Estado también ha sido decisiva para el sostenimiento de la tasa de desocupación. El empleo público ha crecido a 81.000 puestos. Unos 32.000 cargos se incorporaron durante la gestión del gobernador José Alperovich, en los últimos 11 años. El Gobierno sigue y seguirá siendo el principal empleador, en Tucumán y en todos aquellos distritos con dificultades para diversificar su economía.

Así como Tucumán es el epicentro del movimiento económico del NOA, en la misma dimensión repercuten los problemas económicos. La actividad en la provincia ha experimentado una caída del 2,2% durante los dos primeros trimestres del año, según el Índice Sintético de Actividad Provincial, que elabora la consultora Federico Muñoz & Asociados. La caída interanual es del 5,5%, según esa estimación. El Poder Ejecutivo aún no ha dado señales de cómo ha evolucionado el Producto Bruto Geográfico (PBG) en los últimos años. La consecuencia de esta prolongada caída es la pérdida de empleo, entre otras consecuencias, observan los empresarios locales.

En Salta, el crecimiento acumulado en el último año ha sido del 1,3% y, en parte, eso explica que su mercado laboral no haya experimentado una profunda recaída. El índice de desempleo de la vecina provincia ha sido del 5,6% (15.000 casos) para la segunda jurisdicción más importante de la región. A su vez, Santiago del Estero -el distrito donde se paga el salario privado más bajo del país- muestra que en el tercer trimestre del año su mercado laboral no ha sido tan golpeado por el desempleo: 3,2% de la población económicamente activa no encontró un puesto de trabajo.

Con sus más y sus menos, la región y, en particular Tucumán, se expone a una profundización del trabajo no registrado. Con altos costos, los empleadores han decidido congelar su dotación y, en casos como los contratados, han preferido sostenerlo en la informalidad. Tucumán no puede hacer gala de su lucha contra el empleo en negro. El 46% de sus asalariados no tienen cobertura social ni pueden aspirar a gozar de una jubilación en el futuro, sencillamente porque sus empleadores no realizan los aportes en su política de ajustar gastos fijos.

Diciembre marcará un punto de inflexión. En general, el comercio es el que más trabajadores toma por efecto de un mayor consumo. Pero, luego, Dios dirá. La informalidad cobra fuerza en una provincia donde el 40% de su economía se mueve en la oscuridad, esa que mueve millones de pesos y dólares sin registrar.

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