La merma de agua en el dique Celestino Gelsi

La merma de agua en el dique Celestino Gelsi

Desde hace ya tiempo, en la segunda mitad del año, en coincidencia con el período de escasas lluvias, la preocupación e incertidumbre nos invaden. Las miradas se dirigen inquietas al dique Celestino Gelsi (ex El Cadillal) y al cielo, renovando deseos y plegarias para que sobrevengan las lluvias que alimenten el cada vez más anémico embalse. El espejo abastece de agua a San Miguel de Tucumán y alrededores, y esta también es empleada para producir electricidad y para riego. Los clubes de pesca han expresado recientemente su aflicción. Según el titular del club de Pesca y Caza de la UNT, el lago “se está secando y nadie dice ni hace nada”.

De acuerdo con el informe de la Hidroeléctrica Tucumán S.A., la cota máxima del embalse llegó a 597,44 metros sobre el nivel del mar (msnm) el 27 de octubre; descendió a 596,64 msnm (casi un metro) el 2 de noviembre. Este registro es de unos 2,5 msnm inferior que en 2013 y se considera que es el peor registro de las últimas dos décadas. En 2003 y 2004, se registraron períodos de sequía y se restringió el consumo del agua en el campo y en las industrias. Había entonces alrededor de 120.000 hectáreas destinadas a cultivos y se calculaba que el volumen diario que consumían los habitantes del Gran San Miguel de Tucumán ascendía a 3.000 litros por segundo. En octubre de 2009, nuestro diario titulaba: “Tucumán soporta la peor sequía de los últimos años. Se registra un pico histórico. Las lluvias llegarán a mediados de noviembre”.

El responsable de Recursos Hídricos de la Provincia señaló que la merma de la capacidad de acopio de agua del dique ha sido de un 30% desde su puesta en funcionamiento en 1966, hasta la actualidad. Cada año, disminuye la capacidad de almacenamiento de agua debido a que las lluvias arrastran sedimentos que contraen la sección del lago. Se considera que es algo normal que ocurre en los embalses. “Todo dique tiene una vida útil y se achica progresivamente. El Cadillal no es la excepción y todavía es muy provechoso, pero es por eso que se piensa en la construcción de Potrero de las Tablas como la alternativa para cuando El Cadillal no produzca lo que se necesita”, afirmó.

El secretario provincial de Medio Ambiente dijo que la situación no es alarmante. “Con las últimas precipitaciones aumentó el nivel de humedad de los suelos, entonces tampoco será necesario liberar tanto líquido para riego”, dijo.

Con la cercanía del verano suele profundizarse la escasez de agua en diversos sectores de la capital, así como en Yerba Buena, Tafí Viejo y Alderetes. Paradójicamente, el derroche de agua potable sigue siendo constante, por ejemplo, en muchas calles, en los lavaderos clandestinos callejeros. Expertos han señalado que los desmontes y la tala indiscriminada tienen una notable injerencia en la alteración del clima.

Todos los años, la historia vuelve a repetirse, pese a las advertencias de los expertos en climatología que son poco promisorias para Tucumán. Un estudio profundo de las corrientes subterráneas podría determinar tal vez las causas por las cuales estas se desplazan a otros lugares, y actuar en consecuencia. Tampoco se ha diseñado una política ambiental integral eficaz, pero también en urbanística. En 2016 se cumplirá medio siglo de la puesta en marcha del dique, y durante ese tiempo, ningún gobierno concretó la construcción de otro embalse, pensando que en el futuro. Sólo hubo expresiones de deseo y anuncios rimbombantes que de nada sirven cuando falta el agua para beber, bañarse y cocinar.

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