La destrucción de una obra que evoca a Nasif Estéfano

La destrucción de una obra que evoca a Nasif Estéfano

Las decisiones inconsultas, sobre todo aquellas que tienen que ver con la ciudad y su cultura y forman parte la convivencia diaria, se repiten con cierta frecuencia y generan un lógico malestar en un sector de la ciudadanía. Sin previo aviso, el conjunto escultórico que evocaba a Nasif Estéfano, el corredor de automovilismo más importante que dio Tucumán, en la entrada principal de Concepción sobre la ruta 38, fue demolido. En el lugar, una empresa se halla realizando una obra vial.

El hecho generó disgusto e intriga acerca del destino de las piezas que constituían la obra de arte que diseñaron las artistas tucumanas Eve Maris y Juana Radusky, y que se inauguró el 21 de octubre de 1974. No parece haber tenido demasiada difusión la ordenanza municipal N°1.650 que determina la nueva ubicación del monumento, que será llevado frente a la rotonda que une la ruta 38 con la avenida Güemes, en el ingreso sur a a la ciudad.

La obra fue demolida hace dos meses y aún no ha sido emplazada en el nuevo destino. Un sobrino del destacado deportista concepcionense que integra la fundación de que lleva su nombre anunció que intimará a la constructora -valga la paradoja- que destruyó el monumento, así como a las autoridades que lo permitieron. “Ni siquiera sabemos dónde está el monolito. Estamos preocupados porque si no se cuidan bien todas las piezas de esta obra de arte, se terminará perdiendo”, afirmó.

El jefe de la obra dijo que el monolito está muy bien guardado. “Lo vamos a colocar donde nos pidió el municipio, de la misma forma que tenía. Le vamos a construir de nuevo la base de hormigón, que representa una ruta”, afirmó y acotó que la escultura está guardada bajo un plástico negro, en el obrador que tiene la empresa, a pocos kilómetros de Concepción. Al parecer, se deberá realizar una tarea de restauración porque varias piezas han sufrido el desgaste por el paso del tiempo.

Nuestra clase gobernante parece reacia a consultar a los especialistas, sobre todo en lo que a patrimonio urbano se refiere. Es increíble que en una ciudad de la importancia de Concepción, no haya, por ejemplo, una entidad integrada por expertos que se ocupe de estos asuntos o que al gobierno municipal no se le haya ocurrido solicitar asesoramiento a la Facultad de Artes de la UNT sobre cómo desmontar el complejo escultórico, así como la forma adecuada de trasladarlo y su reparación. Lo lógico hubiese sido que se consultara a las autoras de la obra (una de ellas ya falleció). ¿Quién se ocupará de restaurarlo y de instalarlo nuevamente?

En nuestra capital, se han cercenado parques, como el Avellaneda o el Guillermina, sin consulta previa a la Comisión de Patrimonio. Se modificaron estatuas como la del teniente coronel Lucas Córdoba, dos veces mandatario provincial: le sacaron el traje militar que tenía y le colocaron uno de gobernador con la banda sostenida en una mano.

¿Qué sucedería, por ejemplo, si de un día para otro desapareciera de la plaza Independencia la estatua de la Libertad, previa demolición de su pedestal, so pretexto de una remodelación del paseo público? Tal vez debería existir una normativa que rigiera para los concejos deliberantes provinciales, que prescribiera que todo proyecto de modificación del patrimonio urbano que implicara un valor para la ciudadanía, cuente con la autorización de organismos especializados, antes de aprobarse. Estas decisiones inconsultas se amparan tal vez en el autoritarismo, en un desprecio por la opinión de los que saben, por la cultura o en el desconocimiento.

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