Lo último de Kundera

Lo último de Kundera

Un libro que parece cerrar un círculo de diez novelas y 40 años de literatura.

EL IMPERIO DE LA ANALOGÍA. La última obra de Kundera está repleta de significados desde la mismísima portada: la ilustración de arriba es un recorte de la tapa del libro. EL IMPERIO DE LA ANALOGÍA. La última obra de Kundera está repleta de significados desde la mismísima portada: la ilustración de arriba es un recorte de la tapa del libro.
09 Noviembre 2014
El autor de La insoportable levedad del ser, La identidad y La inmortalidad, vuelve con una novela que parece cerrar un gran círculo de 10 novelas y poco más de 40 años de literatura y cuestiones existenciales expuestos siempre con algo de ironía, agudeza, humor y erudición enmascarada.

En este libro, cuatro amigos conversan y analizan temas que parecen tan disímiles como la exposición de los ombligos por parte de las mujeres en la cultura actual, una madre que reniega de haber parido a su hijo y se lo dice, o una anécdota de Stalin entre su séquito en el corazón del Kremlin. Aunque, aglomeradas en textos breves y previamente anunciados, las historias conforman un ensamble de ideas detrás de las cuales es lícito entrever una especie de ensayo sociológico o filosófico.

La fiesta de la insignificancia es una novela corta, profunda, entretenida, desalmada. Esto último en el más posmoderno de los sentidos. Al cabo de sus páginas, Kundera parece hacer un eco de aquel fin de la historia del que hiciera un estandarte Francis Fukuyama. Tal vez dentro de lo político y de lo sociológico, ensaye un ejemplo del cansancio del que habla Byul-Chul Han, pero aplicado a la existencia misma y no a las formas de producción ni a la imposibilidad de la ejecución de revolución alguna.

En la analogía imperante en la novela, que es la de la exposición de Stalin ante sus camaradas, y donde el líder soviético despliega un discurso escéptico, vacío de valores e ideales, se cifra el espíritu del libro. Aún más, lo que Kundera llama ‘insignificancia’ posiblemente tenga mucho que ver con el absurdo del que habla en un pasaje el escritor norteamericano Charles Bukowski, cuando afirma: “Casi siempre lo mejor de la vida consiste en no hacer nada en absoluto, en pasar el tiempo reflexionando, rumiando todo ello. Quiero decir, pongamos que alguien comprende que todo es un absurdo, entonces no puede ser tan absurdo porque uno es consciente de que es un absurdo y la conciencia de ello es lo que le otorga sentido. ¿Me entienden? Es un pesimismo optimista.”

En ese sentido, La fiesta de la insignificancia resulta un libro repleto de significado.

© LA GACETA

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios