El hombre que grita en silencio

El hombre que grita en silencio

En toda su carrera, Grahl solo hizo goles como visitante

VA POR EL OCTAVO. Grahl (izquierda) se acostumbró a marcar goles como visitante (tiene siete a lo largo de toda su carrera) y hoy, ante Temperley, intentará continuar con esa extraña racha. VA POR EL OCTAVO. Grahl (izquierda) se acostumbró a marcar goles como visitante (tiene siete a lo largo de toda su carrera) y hoy, ante Temperley, intentará continuar con esa extraña racha.
01 Noviembre 2014
La decisión de jugar sin público visitante en 2013 para Primera y en 2008 para la B Nacional, trajo muchos cambios aparejados y no necesariamente la paz en las tribunas. Cualquier persona que presenció partidos antes y después de la medida sabe que el clima no es el mismo en la cancha y que esa diferencia llega a su punto máximo durante el gol del equipo foráneo.

Milésimas de segundo después de que la pelota ingresara al arco, se producía el estallido de un grupo minoritario, pero grupo al fin. La reacción de la hinchada local no se hacía esperar, pero nadie podía con esos segundos en las que 1.000 o 2.000 personas se hacían sentir más que 20.000.

En esa época, los equipos visitantes comenzaban atacando hacia donde se ubicaban sus hinchas. Así, los goles en el primer tiempo se festejaban no solo con el grito del pulmón de público ajeno sino también con un contacto visual y hasta físico si la celebración incluía una trepada al alambrado.

De esa manera, la condición local se hacía extrañar aunque sea un poco menos.

Después de las medidas tomadas en el fútbol del ascenso (interrumpida por la llegada de River en 2011) y en Primera, todas esas sensaciones fueron reemplazadas por el silencio. El gol del conjunto huésped genera apenas un puñado de 20 gritos entre los titulares, suplentes y el cuerpo técnico.

A ese silencio, está acostumbrado Francisco Grahl, volante del “decano” que hizo todos los goles de su carrera, en condición de visitante y con la prohibición en vigencia.

“Creo que es parte de la casualidad. Siempre tuve chances para hacer goles de local pero no se me dieron. Son cosas que se dan así y a veces también juega la suerte”, dice el jugador de Atlético.

Con más de 50 partidos en Primera y siete goles en su carrera, no pudo festejar nunca frente a su gente. “Esperemos que esa racha siga contra Temperley”, dice el jugador con una sonrisa en el rostro pero sin bromear: la racha debe continuar.

Antes de llegar a Atlético, en Almirante le convirtió a Unión, Banfield, Huracán, Sportivo Belgrano y San Martín de San Juan. Todos fuera de casa. Tampoco fue ante su gente y en la cancha de su equipo el golazo que le hizo a Villa San Carlos, aunque el detalle indique que el equipo jugó en condición de local esa vez, en febrero de este año.

“Ese partido se jugó sin público y en cancha de Platense”, rememoró el jugador. ¡Ni siquiera eso! El destino parece estar sellando la suerte de Grahl que aquella vez metió el mejor gol de su corta carrera y el silencio se hizo otra vez presente. Y eso que jugaba de “local”...

Al llegar a Atlético, no perdió la costumbre. Debutó en las redes con un gol ante Unión, en Santa Fe en la fecha . Y así como ruega que hoy frente a Temperley la racha continúe, cuando juega en el José Fierro, espera que la otra racha, la que le impide hacer un gol y tener gente a su alrededor que lo grite igual que él, se termine de una buena vez.

“No me desespero, se que pude haberlo hecho contra Sportivo y el otro día contra Independiente Rivadavia pero quiero hacerlo”, explica.

Grahl jugó todos los partidos de la temporada para Atlético y lo hizo en casi todos los puestos del medio campo: por izquierda, derecha, enganche y volante central, tal como jugará mañana. Este puesto a diferencia de lo que muchos piensan, lo mantiene con chances de llegar al gol. “Por afuera es tirar más centros, en el medio tengo más posibilidades de patear en segundas jugadas”, asegura. Todo sea por continuar festejando en silencio y por que alguna vez, le toque hacerlo frente a su gente.

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