Los robos reiterados a los establecimientos educativos

Los robos reiterados a los establecimientos educativos

En la madrugada de ayer, ladronees ingresaron nuevamente a la escuela ALPI (Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil), sita en Delfín Gallo 950, y robaron varias computadoras portátiles, así como mercadería. Es el sexto robo que sufre el establecimiento desde junio y el tercero en menos de dos semanas, según dijo su directora. Al parecer, los delincuentes entraron por la parte trasera del inmueble, que linda con el Hospital Avellaneda.

El domingo pasado, los delincuentes habían entrado a la escuela de ALPI y robaron mercadería, varias netbooks, ventiladores de las aulas y un televisor y elementos necesarios para la educación especial de los alumnos.

El viernes 15 de agosto, informamos que el establecimiento, al cual concurren los chicos con parálisis cerebral, había sido blanco de dos robos con diferencia de 48 horas.

Los ladrones se llevaron cinco ventiladores de pared, una cafetera y una silla de ruedas. El comisario de la seccional 5ª dijo: “supongo que robaron la silla para utilizarla como medio transporte de lo que sustrajeron... Presumimos que se trataría de la misma gente que actuó el martes”. En esa ocasión, habían robado cuatro computadoras portátiles, un televisor con pantalla de plasma, un juego de parlantes con consola y las herramientas que utilizan los chicos para trabajar en los talleres de carpintería y plástica. El comisario, entonces, prometió vigilancia nocturna.

El 20 de octubre informamos que en la comuna de Taco Ralo -en menos de 20 días- ocho escuelas habían sido despojadas de todos los alimentos de los que disponían para dar de comer a los chicos. Además, los asaltantes también se habían llevado heladeras, garrafas, freezers, equipos de audio y herramientas de trabajo. En la escuela 74 “Enrique Bascary”, ubicada en el paraje Páez, los ladrones entraron dos veces en menos de una semana. En el primer robo, se llevaron mercadería y una heladera; y en el segundo, el motor de la bomba del pozo de agua; la escuela se quedó hasta sin agua para los sanitarios. Otros establecimientos saqueados fueron la Escuela 302 Pedro Alurralde y los establecimientos de los parajes La Chilca, El Paraíso y La Paloma. El delegado comunal de Taco Ralo dijo que es “escasa la presencia de la policía. No cubre ni en lo más mínimo las necesidades de la población. Por guardia hay dos efectivos y no tienen móviles”.

Da la impresión de que no hay una equitativa distribución de los recursos de seguridad si hay comisarías de la capital y poblaciones del interior que no tienen movilidad y cuyo personal es escaso.

Hace dos meses, ante la proliferación de robos, el secretario de Seguridad dijo que no se podía poner un policía por escuela y que en muchos casos se trataba de problemas de falencias sociales. Dijo que con el Ministerio de Educación se había propuesto un sistema de “corredores escolares” y que “los padres no quieren colaborar ni siquiera con la seguridad de la escuela a la que asisten sus hijos”. Con esto, el funcionario diluyó la responsabilidad de un Estado que ha desmantelado a las escuelas de conserjes y de cuidadores, y que evidentemente no ha encontrado la forma de resolver esas falencias sociales con la integración entre la escuela y la comunidad en la que está inserta. Parece increíble que en todos estos años no se haya diseñado un plan para proteger los establecimientos educativos. Se debería comenzar de inmediato a debatir la situación para resolverla.

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