Rousseff fue reelecta por una agradecida clase trabajadora

Rousseff fue reelecta por una agradecida clase trabajadora

El triunfo de la Presidenta se debe a los avances contra la desigualdad y la pobreza

FESTEJO. Un partidario de Dilma Rousseff y ciento de seguidores bailan en la Avenida Paulista, de San Pablo. reuters FESTEJO. Un partidario de Dilma Rousseff y ciento de seguidores bailan en la Avenida Paulista, de San Pablo. reuters
28 Octubre 2014
SAN PABLO.- A pesar de la oposición de casi la mitad de los votantes brasileños, la presidenta izquierdista Dilma Rousseff ganó la reelección y tendrá otros cuatro años para intentar retomar el crecimiento de la otrora floreciente economía que se quedó estancada.

Rousseff, una mujer de 66 años que fue guerrillera marxista en su juventud, se sobrepuso al creciente descontento por la economía, los malos servicios públicos y la corrupción para conseguir por un estrecho margen su segundo mandato, el cuarto consecutivo para su Partido de los Trabajadores (PT). Después de una implacable e impredecible campaña que enfrentó a los brasileños más pobres agradecidos con el Gobierno por los programas antipobreza contra aquellos exasperados por el estancamiento económico, Rousseff ahora tiene que buscar seguir con estos planes sociales aún cuando modifique políticas económicas para recuperar el crecimiento. La mayoría de los inversores dudan de que Rousseff pueda reactivar la economía luego de cuatro años de políticas poco eficientes para las industrias.

Aún así, Rousseff y sus asesores suelen minimizar el pesimismo de los mercados y dicen que son berrinches de especuladores. Mientras sus seguidores celebraban la victoria, el veterano asesor de política exterior Marco Aurelio García advirtió que los inversores deberían relajarse y “tomar tranquilizantes”.

Ante una audiencia de seguidores que respiró aliviada en la capital, Brasilia, Rousseff reconoció lo cerrado de la contienda electoral y el mensaje sobre la necesidad de un cambio expresado por muchos votantes.

“Yo sé que soy enviada de nuevo a la presidencia para hacer los grandes cambios que la sociedad brasileña demanda”, dijo después de ganar la segunda vuelta electoral con un apoyo del 51,6 %. Su leve margen de tres puntos sobre el candidato de centro Aécio Neves se lo debió en gran parte a los avances contra la desigualdad y la pobreza desde que el PT llegó por primera vez al poder en el 2003.

Aprovechando los frutos de un auge económico impulsado por las materias primas en la década pasada, el Gobierno de Brasil expandió los programas asistencialistas que ayudaron a más de 40 millones de personas a salir de la pobreza y generaron una clase trabajadora que se mantiene fiel a pesar de los actuales problemas económicos. El “modelo brasileño” ha sido adoptado por partidos de izquierda en varios países de América Latina y el triunfo de Rousseff, pese a ser ajustado, implica un golpe para los conservadores en la región.

También significa que no habrá mejorías significativas en las relaciones con Estados Unidas, afectadas por disputas comerciales y por el espionaje de Washington que enfurecieron a la mandataria brasileña.

Un 40 % de los 200 millones de brasileños vive en hogares que ganan menos de U$S 700 al mes. Su abrumador apoyo le dio la victoria. Ahora Rousseff promete profundizar los beneficios sociales mientras intenta revivir una economía que cayó en recesión en el primer semestre del año. Prometió reemplazar al ministro de Hacienda, Guido Mantega, como parte de un plan para repensar políticas económicas.“Un resultado tan estrecho reduce su capacidad de radicalizar políticas”, dijo Alberto Bernal, economista de Bulltick Capital Markets con sede en Miami. “La mitad del país está en contra de lo que ella ha venido haciendo”, agregó. La victoria llega justo un año después de masivas protestas callejeras surgidas en gran parte porque muchos avances de la década pasada se estancaron. La economía en desaceleración, el aumento de precios y la molestia por la falta de inversión en servicios públicos llevó a muchos a preguntarse si el PT había perdido su capacidad de mejorar las vidas de la gente en un país que aún tiene una inmensa brecha entre ricos y pobres.

Pero Neves, un senador y ex gobernador que cuenta con apoyo entre la clase media alta y los más ricos, no logró convencer a la mayoría de los brasileños que tenía suficientes ideas nuevas como para sacar a Rousseff del poder.

No ayudó que los brasileños de bajos recursos asocian a su centrista Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) con un pasado menos inclusivo, una percepción que el equipo de Rousseff explotó hábilmente durante la campaña.

“Si las cosas están poniéndose peor, muchos votantes prefieren quedarse con lo que conocen que tomar el riesgo de lo desconocido”, dijo Fernando Abrucio, un profesor de Ciencias Políticas en la Fundación Getulio Vargas. Un segundo mandato no será fácil, sobre todo cuando una economía más lenta complica a un modelo gubernamental acostumbrado a altos ingresos tributarios para financiar programas sociales y crédito subsidiado a empresas y consumidores.

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