El tren de la muerte

El tren de la muerte

La frontera puede ser una enorme cicatriz o un gigantesco muro que desafían con cuerpos y voces. Insiste en la separación de dos territorios, más allá o más acá los mundos en que se desdobla y que desdoblan a México. El Gran Otro, está detrás de la frontera: Los Estados Unidos. Cristal y hierro, detrás del linde está la muerte y el anonimato, el miedo y la esperanza.

26 Octubre 2014
“Queremos entrar a contar la historia de la frontera de cristal antes de que sea demasiado tarde, hablen todos” , escribía Carlos Fuentes. En ese linde como en el titulo de la novela de Yuri Herrera se produce “la trasmigración de los cuerpos”. En mi primer día en México leí con asombro el titular del periódico: “Migrantes buscan nuevos lugares para acceder a la Bestia”. Recordé que en el Discurso del Premio Cervantes Elena Poniatowska habló de un tren de la muerte llamado “La Bestia” .

Me asombró la fuerza de la metáfora que designaba al tren que transporta migrantes ilegales desde América Central. Hondureños, salvadores, nicaragüenses, guatemaltecos arriesgan a diario su vida al abordarlo y a veces más de una vez. Al cruzar dos fronteras no sólo corren el riesgo de caer en manos de la policía mexicana, tanto o más violenta que la norteamericana sino que son víctimas de todo tipo de bandas, entre ellas las maras centroamericanas. En el camino quedan mutilados y violados. Un transporte tan caro al imaginario nacional mexicano convertido en símbolo de la voracidad del sistema que se traga a los que huyen del hambre y de la violencia. Con curiosidad me encontré con desgarrantes testimonios: el documental “El tren de la muerte” de Stefan Rocker y “La Bestia”, de Pedro Ultreras. Uno de los testimonios insiste: “el tren es un demonio, es traicionero”.

Sueño dibujado

El periodista salvadoreño Óscar Martínez escribió La Bestia. Montando carriles y esquivando narcos en el Camino del Migrante: “Casi nos morimos cruzando el río porque lo atravesamos en el invierno. Éramos como 20 o 25 tratando de cruzar un río que no se veía tan profundo, pero cuando íbamos en la mitad la corriente abajo era inaguantable”, cuenta Alvarado, uno de los promotores de la reforma a la ley de inmigración.

El año pasado se estrenó la película “La jaula de oro”, dirigida por el español Diego Quemada-Díez, que cuenta la historia de tres niños, dos guatemaltecos y un indio tzotzil.

Uno de los textos más conmovedores es el poema de “La Bestia (The American way of death)” del poeta granadino Daniel Rodríguez Moya: “Nadie duerme en el tren,/ sobre el tren./ Agarrados al tren/ todos buscan llegar a una frontera,/ a un sueño dibujado como un mapa con líneas de colores:/ una larga y azul que brilla como un río/ que ahoga como un pozo./ Atrás quedan los niños y su interrogación,/ las manos destrozadas de las maquiladoras/ que en un gesto invisible/ dicen adiós,/ espérenme,/ es posible que un día me encarame a un vagón”.

(C) LA GACETA

Carmen Perilli - Profesora de Literatura hispanoamericana la UNT.

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