Opiniones sobre el país sin pelos en la lengua

En el actual universo literario de habla castellana, Abel Posse es uno de los grandes. Pero, además de escritor de soberbias novelas, es un argentino que siente su país hasta la médula. En el conjunto de breves ensayos que componen Sobrevivir Argentina, opina sobre nuestro pasado y sobre nuestro presente, sin importarle los costos que la franqueza pueda depararle. Narra tales costos en los deliciosos capítulos autobiográficos “Kirchner I”, “Kirchner II” y “Kirchner III”, y también los titulados “Macri I” y “Macri II”.

Posse lanza sus juicios con una prosa que relampaguea. Habrá lectores que los fulminen como “políticamente incorrectos”, como habrá otros que los juzguen expresión de lo que muchos piensan pero nadie osa decir.

Empieza con los tiempos iniciales, pasa a la actualidad y vuelve atrás cuando quiere. De todo asunto extrae conclusiones y las despliega sin pelos en la lengua. Tanto enfoca Cromañón, como los piquetes en las rutas, o el vandalismo impune o el “diciembre negro” de 2013. Habla del “persistente poder de los peronismos”, del “irresistible recurso del bombo”, de nuestra “especialidad en los grandes velorios”, con el mismo impulso con que escudriña aquel 17 de octubre del 45, o hace dialogar al borde de la tumba a Eva Perón con Discepolín; o reconstruye, a través de un informe diplomático de archivo, la increíble conversación entre Stalin y el embajador Leopoldo Bravo; o reivindica las decisiones tomadas por el presidente Eduardo Duhalde frente al país “idiotizado hasta el punto de la ingobernabilidad”.

“La perversa consagración de la muerte”; “Nuestro juego de tonta rebeldía”; “La pedagogía de la indignidad”; “La izquierda neurótica”; “La seducción de la barbarie”; “Los incurables adolescentes de los 70”; “Malvinas: nuestra Irrealpolitik”; “El moscardón del progresismo izquierdista”. Estos son algunos títulos. Dan idea de lo que piensa este autor corajudo, que escribe como si tuviera colmada su capacidad de tolerar.

Pero alberga esperanzas. “Uno sobrevive porque Argentina está intacta y estamos todos esperando esos ‘otros’ que hay detrás de cada uno de nosotros y que la sabrán respetar”, dice en los renglones finales.

El “tempo” de la escritura militante de Posse, me evoca el de Léon Daudet. Creo que practica a conciencia aquel consejo que el fogoso literato asentó alguna vez. “Si no piensas con fuerza en lo que escribes, si no son tu sinceridad y tu reflexión las que hablan, no quebrantarás al adversario y perderás tu tiempo”.

(c) LA GACETA

Carlos Páez de la Torre