Almirante Brown hace historia en Lules

La cancha de Almirante Brown da la bienvenida a Lules si el camino tomado es la ruta 301. Desde 2013, en ese estadio de Primera Junta 370, el “marino” viene pintando sonrisas al pueblo. Una de alcance local y otra nacional, ambas inéditas y esta última es la que perdura y ¡de qué manera!

Lules está en el mapa del fútbol argentino gracias a que es la casa del puntero in-dis-cu-ti-do de la zona 10 del Torneo Federal B. La situación llevó, como lo califica Carlos Gallia tesorero de la institución, a un derrame hacia abajo. Si bien el dirigente podría concentrarse más en las tribunas y hacer números, el diagnóstico viene por otro lado. “Llegan chicos que ya les tenemos que decir que no los podemos recibir. El entusiasmo que hay por parte de los chicos que ven que se puede estar arriba con el club, llevó a esto”, relató Gallia mientras señalaba a los pequeños que llegaban a la práctica de las inferiores.

Ahí parece que está el “negocio” para la institución que, hasta ahora, ninguna situación fuera de la cancha la frenó. Igual de difícil es ganarle al “marino” dentro del campo de juego. La combinación prolijidad dirigencial-eficacia en el juego la reconocen los hinchas. “El sueño es llegar al Federal A. La institución se lo merece porque el intendente está haciendo lo imposible para que se logre”, reconoce Diego Arriola. Si de ser simpatizante de Almirante Brown se trata, cualquier Arriola puede hablar. “La familia está caracterizada con Brown. Decir Arriola o ‘Chalchalero’ es nombrar a mi hermana Norma, a mi hermano Oscar, a mi hijo Bautista. De la cuna al cajón, hinchas de Brown”, dice Diego en su casa mientras mira el póster enmarcado que LG Deportiva publicó cuando el “marino” salió campeón de la Liga.

Pruebas de lo que contó hay porque al pedir referencias de algún simpatizante destacado, los primeros en la lista fueron los Arriola. Vale un ejemplo para entender la pasión por el “marino”. Su mujer es quien atendió a LG Deportiva en la casa que está a metros de la Policía de Lules. “No, Diego ni Oscar están... ¿Qué necesitan?”, consultó Verónica. “Venimos a entrevistarlo por Brown”, fue la respuesta. “Ah, no, esperá, sí está. Duerme, pero sí se va a levantar por esto”, avisó y lo fue a buscar. Diego pulverizó ese dicho que se les atribuye a los santiagueños, famosos por el buen dormir, y gestó uno nuevo: “No hay siesta tan sagrada como el ‘marino’. “Es hereditario lo que sentimos. Mi papá fue socio y colaborador. Gran parte de sus 78 años de vida los dejó en el club. Incluso en silla de ruedas él iba a la cancha”, se lamentó entre la alegría de hablar de su pasión.

Como será lo que genera Brown que rápidamente la voz se corrió por las calles luleñas. “¿Ustedes son de LA GACETA? Me están buscando”, advirtió un hombre con gorra. Seguramente, por el rostro de desconcierto, aclaró unos segundos después: “yo soy ‘Cali’”. Ahora sí: es el segundo hincha referente que sugirieron en el estadio. “’La Banda del Marino’, esa es la barra de nosotros. Tratamos de hacer lo mejor para el club y bien. No somos la clase de gente que vamos a ir a insultar a un banco de suplentes”, describió al grupo.

Su nombre es Claudio Herrera y tanta relevancia le da a su equipo que quiso estar lo más presentable para la foto. Pero no había tiempo, así que la ropa de trabajo que usa en el taller mecánico le dio más brillo aún a la camiseta del “marino”. “Hago rifas, empeñé herramientas de mi trabajo y así recaudamos la plata para los viajes”, detalló con orgullo. “Quiero que el club siga creciendo con el granito de arena que podemos aportar”, dijo ‘Cali’, uno de los “marinos” que juegan fuera de la cancha.