Atlético pecó en la pelota parada y perdió ante Unión

Atlético pecó en la pelota parada y perdió ante Unión

Golpe inesperado pero justo. Los santafesinos llegaron dos veces y se fue ganadores.

IMPECABLE. Nereo Fernández se anticipa a la llegada de Juan Martín Imbert y se hace del balón en la altura. Bien el 1 ayer. IMPECABLE. Nereo Fernández se anticipa a la llegada de Juan Martín Imbert y se hace del balón en la altura. Bien el 1 ayer.
Si se va y viene en el tiempo de las comparaciones, es fija que se pregunte por qué Atlético ahora sale con un tenedor a la calle cuando llueve sopa en vez de esa cacerola que utilizó al inicio de temporada y que lo hizo engordar una barbaridad en la tabla hasta ser el mejor de todos. Se entiende, el “decano” fue demoledor en el arranque, eso es indiscutible, pero en este mediodía del torneo pasa hambre. Y eso tampoco puede discutirse, quiérase o no.

¿Qué pasa, entonces? Buena pregunta. Siendo el equipo el mismo con una táctica casi siempre similar, pese a que juegue con uno, dos o tres delanteros. La falla radica en que ahora sí le convierten y la mayoría de sus castigos vienen de un correo aéreo. Con balón quieto en contra, Atlético entra en pánico. La pelota y los resultados le son infieles al team de Rivoira en esos instantes en que el rival tiene la oportunidad de utilizar el pizarrón.

Con Unión pasó eso. El dominador fue el dueño de casa. Aunque no brilló, mereció más que el 0-0 del primer tiempo. Diego García fue quien más cerca estuvo de convertir. Y falló, así como cuando en vez de descargar el cuero habiendo dejando marcas en el camino intentaba gambetear hasta el mismísimo aire. Nereo Fernández le ahogó un mano a mano en el que “Gurí” tuvo tiempo de sobra. Y después él mismo apuntó mal con la cabeza luego de recibir un pelotón de Francisco Grahl. Cristian Menéndez también merodeó el grito, pero siempre marcado y sin gozar de los espacios que sí encontró por sorpresa García.

El tema fue que Unión amuralló su zaga y se paró bien de contra. Sabía que Atlético se le iba a venir encima. Lo esperó demasiado bien. Llegó el complemento, hubo un cierre justo y llegó en tan temido córner. Pelota en el área boyando a centímetros de la línea del amor eterno y Claudio Guerra la mandó a guardar. Simple. Atlético, que había sido mejor y merecía más, se desesperó. Equivocó los caminos con centros frontales y terminó haciéndole un favor a Unión y complicándose la vida saliendo a la calle con un tenedor cuando llueve sopa.

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