Una testigo describió vejaciones y le apuntó al “Tuerto” Albornoz

Una testigo describió vejaciones y le apuntó al “Tuerto” Albornoz

“Lo conozco bien al asesino de Albornoz”, enrostró la víctima. El imputado le gritó e irritó a sus familiares, que le tiraron un zapato En un duro relato, T.S describió las condiciones en la que permanecían las presas en el penal

REACCIÓN. El acusado Albornoz se paró y acusó a la testigo de mentir.  la gaceta / foto de diego aráoz REACCIÓN. El acusado Albornoz se paró y acusó a la testigo de mentir. la gaceta / foto de diego aráoz
12 Octubre 2014
“¡Médico!”. “¡Celadora!”. “¡Gorda aguantá! Ya viene la ambulancia”. T.S (su nombre se reserva por haber sido víctima de delitos sexuales) reprodujo en el Tribunal Oral Federal (TOF) los gritos en su celda el día que nació el hijo de Hortencia Juárez. T.S y la joven embarazada compartieron cautiverio en el centro clandestino de detención que funcionó, según la investigación fiscal, en la cárcel de Villa Urquiza entre 1975 y 1983. Por los crímenes ocurridos allí son juzgados en la megacausa “Villa Urquiza” ocho ex guardiacárceles, un ex policía y un ex militar.

“Y la gorda no aguantó y no apareció nadie. Jamás había visto un parto ni en televisión, a pesar de haber tenido cinco hijos. Pero metí los dedos y saqué el cuello de Enriquito y saque todo (el cuerpo). Comenzó a llorar y no sabíamos cómo cortar el cordón. Con una gillette lo cortamos y lo atamos con un cordón de hilo de coser. Deberíamos haberlo hecho al revés ¡Así un pupo tenía Enrique después! Pero nació”, repasó en la última audiencia.

El fragmento formó parte del duro relato de la mujer que, al momento de ser secuestrada, tenía 28 años y estaba embarazada. Con entereza, graficó con anécdotas cómo vivieron las presas políticas -estuvo junto a 29, precisó- su paso por el penal. En la sala, enfrentó a los imputados, en particular, a Roberto Albornoz, a quien señaló como responsable de su detención.

1- La misma pregunta y el circuito del terror. Las casas de los familiares de T.S fueron allanadas incontables veces, explicó, por ser pariente del dirigente azucarero Leandro Fote, de cuya familia permanecen desaparecidos una veintena de miembros. La mayoría, vivía en el Ingenio San José. La víctima fue arrancada de su casa en septiembre de 1975 (fue su segundo secuestro). Primero, la llevaron a la “Escuelita de Famaillá”. “A la noche me sacaron (de un aula). Me dijeron desvestite y me tiraron al camastro. Me ataron pies y manos y empezó la tortura. Me ponían la picana en los dedos y en la vagina, yo pedía por favor que pararan, porque tenía un hijo en mi panza y me decían que me lo sacarían a pedazos. Siempre me hacían la misma pregunta ¿dónde está Leandro Fote?”.

De allí fue cargada en un camión y llevada a la Jefatura. “Me llevaron a una oficina. Se sentó un señor -no sé si decirle señor- y me preguntó cómo me llamaba y dónde estaba Leandro Fote. Se me cayeron las vendas y lo alcancé a ver. Le dije: ‘¡usted fue! ¡El que me sacó de mi casa y me robó la cadena de los 15 años!’. Está ahí sentado (señalando a los imputados) y se llama Roberto Albornoz. Cuando le dije eso alguien me pegó una trompada y me desmayé. Le decían el “Patón” González. Él (por Albornoz) se debe acordar quién es porque era su guardaespaldas”, recordó. Describió que después fue trasladada al correccional de Concepción. Durante una visita, le dejaron a su hija menor. Finalmente, en febrero, y con la niña, la llevaron a Villa Urquiza.

2- El “calentador”.“La peor pesadilla fue tener a los chicos ahí”, lamentó T.S. Calculó que fueron nueve los niños con los que convivió y recordó los nombres de cada uno. Su pequeña nació en marzo de 1976 en la Maternidad, donde permaneció sólo dos horas.

“La prioridad eran ellos. Nos dabamos maña, teníamos un calentador para la leche, pero a las 20 cortaban la luz y debíamos calentarla con una vela y una cuchara e ir poniéndola en las mamaderas”, explicó.

La presencia de los niños -afirmó- no evitó que “la patota” comandada por el director del penal Marcos Hidalgo (fallecido) entrara: “venía con gente vestida de verde y de civil. Alguien le preguntó un día si nos quería matar. ‘No, cómo las voy a matar, con lo que quiero a las mujeres yo’, respondió”.

3- Las “locas” en aislamiento. T.S afirmó que hubo al menos dos compañeras que estuvieron mucho tiempo en una celda de castigo. “Una estaba embarazada y en mal estado. Nos decían que estaba loca, que no la teníamos que ver, que tenía un embarazo piscológico. Era J.P (fue víctima de abuso sexual). Al tiempo nació su hijo, en Buenos Aires, donde nos trasladaron a todas”, aseguró. A la otra pudo escucharla cuando la enviaron a aislamiento: “‘aquí estoy yo’, me dijo despacito. Mandamos a mi hija a que le preguntara cómo se llamaba, pero no le entendía. No podíamos acercarnos. Después supimos que estaba Albertina Paz”.

4-La abuela Eva. Mencionó que dos ancianas llegaron torturadas. “Cuando llegó la abuela Eva ha sido muy triste. Tenía los ojos irritados y de los oídos le salía algo verde. Me tocó bañarla y me pedía que no la tocara. Todo le dolía. Fue salvajemente torturada, tenía 70 años y buscaban a su hijo. Le saqué dos gusanos de una llaga del brazo. ‘Me violaron, vieja como estoy’, me decía. Después trajeron otra abuela igual, de Santa Lucía”, rechazó entre lágrimas.

5-“Los pobrecitos”. Tras recordar a las ancianas, T.S levantó la voz y habló a los jueces. “Esos son los pobrecitos que están ahí (a los imputados), que no se acuerdan de nada y que están enfermos. Estos asesinos que no han visto niños ni mujeres en Villa Urquiza. Les puedo asegurar que si les dan una ametralladora, harían todo de la misma forma. Pero nunca pensaron que quedábamos algunos vivos, que estaríamos aquí diciéndoles la verdad. ¡Al asesino de Albornoz lo conozco bien!”, expresó quebrada. En ese momento, Albornoz se levantó de su asiento y gritó “¡está mintiendo!”. La reacción irritó al público.

Un hijo de T.S que seguía el testimonio con congoja arrojó un zapato hacia donde estaba el ex jefe del inteligencia policial. La sala fue desalojada y la audiencia, suspendida tras el estremecedor relato.

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