Carmen y Flor: divas y madres full time

Carmen y Flor: divas y madres full time

Las comediantes Flor de la V y Carmen Barbieri proponen un mundo de fantasía, lujo y glamour en “Brillantísima tiene una Flor”

ESTRELLAS DEL BUEN HUMOR. Flor de la V y Carmen Barbieri hablaron de su trajinada vida como madres. la gaceta / foto de hector peralta ESTRELLAS DEL BUEN HUMOR. Flor de la V y Carmen Barbieri hablaron de su trajinada vida como madres. la gaceta / foto de hector peralta
11 Octubre 2014
Carmen Barbieri está atenta a las novedades del elenco de “Brillantísima tiene una Flor” que viene en camino. Está preocupada y no lo oculta: hace 15 horas salieron de Buenos Aires en ómnibus, con su hijo Federico Bal en el pasaje. Al final de la entrevista con LA GACETA se entera de que ya llegaron y expulsa todo el aire retenido para sacar la angustia que la invadía.

La diva que pasa de nota en nota en los medios tucumanos es una madre protectora. “Federico tiene 25 años, pero más grande es el hijo, más grandes son las preocupaciones. Él manejó como pudo ser el hijo de dos monstruos y fue mediático sin querer serlo”, aclara.

A su lado, Flor de la V escucha de parte de su partener el elogio de lo buena madre que es ella con sus pequeños hijos y se lo devuelve al destacar “lo amoroso, caballero y educado que es Federico, que tiene un gran respeto al trabajo y compañerismo; ojalá pudiese formar a los míos como lo hizo Carmen”. La vedette viaja todo el tiempo, pero también está atenta a lo que hacen a cada momento Paul e Isabella. “Lo más importante es la cantidad de tiempo que uno les da, el amor que les brinda y la formación que les enseña”, sostiene.

Las estrellas protagonizan la revista que dará su segunda y última función hoy, género al que no identifican ya con lo porteño sino con lo argentino y al que Flor regresa luego de cinco años. “Carmen lo lleva en la sangre y es bueno ponerlo al alcance de la gente. La revista no se parece a absolutamente ningún otro espectáculo, porque tiene que ver con nuestra idiosincracia, nuestro humor, con cosas que hemos vivido. Nos representa muchísimo”, asegura.

Al momento de definir su labor, no duda: “nosotras vendemos fantasía; no importa cómo nos ven afuera, sino cómo nos ven en el espectáculo, el contexto artístico en el que nos presentamos”. Y ese entorno está montado sobre el lujo, el glamour, el baile y el canto.

Barbieri profundiza alrededor de la misma idea. “A todas las amas de casa les gustaría ponerse un tapado de plumas de colores durante el día y no parecer una loca, no importa el cuerpo que tengan. Siempre lo sueñan”, sostiene basada en su propia experiencia: nació en un hogar vinculado con el arte desde su abuelo, el guitarrista Guillermo Barbieri, y su padre, el actor Alfredo Barbieri. “Cuando traía malas notas de la escuela, mi papá le decía a mi mamá: ‘¿qué querés que salga, doctora o abogada? va a ser artista, no la retés’”, recuerda.

Giro en el monólogo

Su trayectoria en la revista le permite a Carmen reconocer que hubo cosas que cambiaron; por ejemplo, se dejó de lado el monólogo político y ahora se habla más de lo social. “Antes era otra cosa, no existía internet sino que esperabas los diarios y querías saber qué decía el cómico del momento. Ahora te enterás de lo que querés en una computadora o en el celular; estamos más expuestos por las redes, tenemos una cámara dentro de cada casa y un nene chiquito te enseña cómo entrar a la PC. Me gusta mucho el humor político, pero hay poca gente que sabe hacerlo: el último fue Tato Bores, porque Enrique Pinti habla más de la historia, aunque en un país que tuvo 4.000 presidentes”, ironiza.

Esa intimidad perdida la tiene a maltraer. “Flor es mucho más cuidadosa que yo en ese tema, lo maneja muy bien. Yo lo estoy aprendiendo desde mi separación escandalosa (de Santiago Bal), hace tres años”, admite.

Sin embargo, los traspiés en este campo no se detienen: esta misma semana volvió a los medios de todo el país cuando trascendió un mensaje furioso que le dejó en el celular a Johnny Allon, cuando se enteró de que se había arrepentido de hacer temporada en Mar del Plata con su producción.

De la V salió en su defensa. “Ya no hay más códigos ni respeto. Un mensaje a un contestador o a un mail es algo íntimo y privado, que no debe salir de las personas involucradas”, remarca.

“Yo no sufro la pérdida de intimidad. Al margen de tener muchísima exposición, cuando no quiero que se sepa algo, no se sabe. Cuando uno quiere intimidad, la tiene y cuando quiere exponerse, lo hace, aunque es cierto que en los lugares públicos hay cosas que no se pueden controlar”, reconoce en el cierre de la entrevista y mientras hay una fila de cinco personas que quieren saludarlas en el restaurant Mora Bistró Argentino, del Sheraton Hotel, donde están por comer, sin plumas.

ACTÚAN HOY

• A las 22, en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

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