Por LA GACETA
10 Octubre 2014
Es la asociación de trabajadores constituida para la defensa y promoción de intereses profesionales, económicos o sociales de sus miembros, según la definición del diccionario de la Real Academia Española. Nuestro país se ha caracterizado por tener un importante número de trabajadores afiliados a gremios. En 2007, se estimaba que había 2.641 sindicatos en la Argentina. Si bien el eje de su objetivo es hacer respetar los derechos y conseguir mejoras para sus asociados, muchos de ellos le dan también importancia al aspecto cultural.
En 1995, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) escuchó una propuesta del guitarrista tucumano Juan Falú y decidió apoyarlo. De ese modo surgió la primera edición del Festival “Guitarras del mundo”. A medida que transcurrían los años el encuentro fue creciendo en número y prestigio: cada año hubo casi 80 sedes en todas las provincias, con la participación de alrededor de 200 guitarristas, representantes de varios países (Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, España, Francia, Irán, Italia, Japón, Siria, Suiza, Turquía, Uruguay). “Podemos sentirnos orgullosos por haber llegado a esta edición, pues tenemos la sensación de haber sorteado esa suerte de ‘cultura de las discontinuidades’. Por eso nos complace más la idea de permanecer en el tiempo que la idea del éxito como objetivo de cada realización. Nunca estuvimos atrás del éxito, ni de las figuras rutilantes, ni del rebote mediático. Llegamos a un punto de encuentro y de allí no nos movimos”, señalaron Falú y el secretario general de UPCN, Andrés Rodríguez.
El músico tucumano destacó que uno de los rasgos distintivos del festival es su carácter federal y la horizontalidad que se genera al cruzar músicos de trayectoria con los instrumentistas locales. “Se produce naturalmente una igualación de técnicas, de generaciones y de currículum que es muy interesante. Además que se generan encuentros previos a las tocadas oficiales que a veces son más interesantes que la programación formal y que a veces no son posibles en encuentro de otro perfil”, dijo.
Tucumán siempre estuvo presente en las ediciones del Festival y este fin de semana también se sumará a las celebraciones de este vigésimo aniversario. Gracias a este encuentro, hemos podido disfrutar de la escucha de notables guitarristas, como Roland Dyens, Berta Rojas, Carlos Moscardini, Jorge Cardoso, Pablo Márquez, Víctor Villadangos, entre muchos.
Desde de todo punto de vista es elogiable que un sindicato, con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Nación -actualmente con el Ministerio- haya apostado a sostener este Festival a lo largo del tiempo, donde la guitarra le entrega el corazón a la gente y puede acceder a distintos estilos, géneros, que van de lo popular a lo clásico.
En Tucumán, hay algunos gremios que se han proyectado culturalmente al medio, organizando por ejemplo, salones de artes plásticas, conferencias. Sería interesante que los restantes imitaran estas iniciativas, como una manera de interesar a su propio afiliado en las manifestaciones del arte, de brindarle un espacio donde manifestar sus propias inquietudes y de integrarse a la comunidad.
Veinte años de permanencia de un encuentro artístico de envergadura es todo un acontecimiento. “La guitarra es un elemento de la transmisión de culturas, sobre todo es valioso cuando se trata de culturas regionales”, afirma Falú.
En 1995, la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) escuchó una propuesta del guitarrista tucumano Juan Falú y decidió apoyarlo. De ese modo surgió la primera edición del Festival “Guitarras del mundo”. A medida que transcurrían los años el encuentro fue creciendo en número y prestigio: cada año hubo casi 80 sedes en todas las provincias, con la participación de alrededor de 200 guitarristas, representantes de varios países (Argentina, Bélgica, Brasil, Canadá, Chile, España, Francia, Irán, Italia, Japón, Siria, Suiza, Turquía, Uruguay). “Podemos sentirnos orgullosos por haber llegado a esta edición, pues tenemos la sensación de haber sorteado esa suerte de ‘cultura de las discontinuidades’. Por eso nos complace más la idea de permanecer en el tiempo que la idea del éxito como objetivo de cada realización. Nunca estuvimos atrás del éxito, ni de las figuras rutilantes, ni del rebote mediático. Llegamos a un punto de encuentro y de allí no nos movimos”, señalaron Falú y el secretario general de UPCN, Andrés Rodríguez.
El músico tucumano destacó que uno de los rasgos distintivos del festival es su carácter federal y la horizontalidad que se genera al cruzar músicos de trayectoria con los instrumentistas locales. “Se produce naturalmente una igualación de técnicas, de generaciones y de currículum que es muy interesante. Además que se generan encuentros previos a las tocadas oficiales que a veces son más interesantes que la programación formal y que a veces no son posibles en encuentro de otro perfil”, dijo.
Tucumán siempre estuvo presente en las ediciones del Festival y este fin de semana también se sumará a las celebraciones de este vigésimo aniversario. Gracias a este encuentro, hemos podido disfrutar de la escucha de notables guitarristas, como Roland Dyens, Berta Rojas, Carlos Moscardini, Jorge Cardoso, Pablo Márquez, Víctor Villadangos, entre muchos.
Desde de todo punto de vista es elogiable que un sindicato, con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Nación -actualmente con el Ministerio- haya apostado a sostener este Festival a lo largo del tiempo, donde la guitarra le entrega el corazón a la gente y puede acceder a distintos estilos, géneros, que van de lo popular a lo clásico.
En Tucumán, hay algunos gremios que se han proyectado culturalmente al medio, organizando por ejemplo, salones de artes plásticas, conferencias. Sería interesante que los restantes imitaran estas iniciativas, como una manera de interesar a su propio afiliado en las manifestaciones del arte, de brindarle un espacio donde manifestar sus propias inquietudes y de integrarse a la comunidad.
Veinte años de permanencia de un encuentro artístico de envergadura es todo un acontecimiento. “La guitarra es un elemento de la transmisión de culturas, sobre todo es valioso cuando se trata de culturas regionales”, afirma Falú.
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