La ciudad crece y se devora el campo

La ciudad crece y se devora el campo

El déficit habitacional de La Perla del Sur es muy grande. Hay nuevos emprendimientos inmobiliarios, todos en las márgenes de la urbe, cerca de los cerros. El ladrillo avanza sobre los terrenos sembrados, mientras, de a poco, también se van levantando edificios. Expectativas y problemas.

BUSCANDO NUEVOS HORIZONTES. Mirando desde un edificio se puede ver cómo la ciudad avanza por calle San Martín hacia el oeste. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL BUSCANDO NUEVOS HORIZONTES. Mirando desde un edificio se puede ver cómo la ciudad avanza por calle San Martín hacia el oeste. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL
Hasta hace no muchos años, Concepción era una ciudad tranquila, de casas bajas y terrenos sembrados a la vuelta. Pero ya queda cada vez menos de esa urbe rodeada por tierra de cultivo. Sin más lugares para construir en el centro de La Perla del Sur, la fiebre del ladrillo ha comenzado a devorar varias hectáreas de espacios naturales.

Basta con subirse a la azotea de un edificio para ver cómo la ciudad, de a poco, se está comiendo al campo. Hacia el oeste, el ladrillo ya sobrepasó el límite con el río Chirimayo. Atravesando el curso de agua, un nuevo barrio residencial muestra importantes avances. También en ese punto cardinal, a la vera de la ruta 65, hay tres emprendimientos inmobiliarios.

Los expertos hacen sus pronósticos: en 10 años ya no habrá prácticamente campos desde Concepción hasta Alpachiri. Esos 15 km de verde que separan estas dos localidades reúnen características que enamoran a muchos concepcionenses: son terrenos amplios, rodeados de un paisaje imponente de montañas.

Oscar Campo es un ingeniero oriundo de La Pampa que por estos días está trabajando en la urbanización de un terreno ubicado a pocos metros de la ruta 65. El loteo -que prevé dar lugar a más de 300 viviendas- seduce a los vecinos de Concepción porque es un lugar muy tranquilo y con una vista espectacular, señala Campo. Hace 22 años que vive en La Perla del Sur y está sorprendido ante el “boom urbanístico” que amenaza con devorar todos los sembradíos.

Al lado de este loteo hay otros dos empredimientos: el del círculo de médicos y otro privado que pertenece a Miguel Abboud. “Concepción es una ciudad con alma de pueblo, pero que crece día a día sin planificación y, por lo tanto, tiene muchos problemas de grandes ciudades. El desorden en el área céntrica es un claro ejemplo. Por eso, muchos vecinos buscan terrenos alejados en lugares más tranquilos. Es una tendencia que se repite también a la vera del camino que conecta Concepción con Aguilares”, explica.

Para Patricia Nieva, de una reconocida inmobiliaria de La Perla del Sur, el tema pasa por otro lado: “Concepción ha crecido tanto que no tiene más remedio que extenderse en las márgenes, cerca del cerro”. “Además, en estos lugares los terrenos son mucho más accesibles que en el área céntrica o en los barrios VIP que tiene la ciudad”, resalta. Como ejemplo, cuenta que a la vera de la ruta 65 un lote de 10 x 30 metros puede costar entre $ 160.000 y $ 180.000, depende de la ubicación. También hacia el oeste, pasando el río Chirimayo, se consiguen lotes por $ 140.000 o $ 160.000. En cambio, en un barrio residencial VIP de Concepción valen $ 250.000. Y en el centro, por ejemplo, comprar una casa vieja para demoler, con un buen terreno de 10 x 50 metros, sale alrededor de $ 2 millones.

Para Lisandro Villanueva y su esposa, Rosario, un terreno alejado de la ciudad sumado al crédito Procrear significaron la posibilidad de cumplir con el sueño de la casa propia. “Desde que nos casamos, hace siete años, buscábamos algo propio para vivir y era muy difícil encontrar. Nos gustó este terreno ubicado al oeste de la ciudad, cerca del río Chirimayo. El lugar es muy lindo, aunque es cierto que muchas chances de elección no tuvimos. Concepción casi no tiene oferta de inmuebles. A las jóvenes parejas les cuesta muchísimo hallar dónde vivir”, resalta Lisandro. Mira desde la calle el lento avance de su obra. Está desesperado por mudarse. Tiene dos hijos pequeños y desde hace un tiempo vive con sus padres.

Casos como los de este matrimonio hay muchos. Y otros tantos que aún no pueden conseguir el techo propio. “Me gustaría tener una casa. Los alquileres son carísimos aquí porque hay poca oferta; cuesta encontrar casas o departamentos. Yo, por ejemplo, vivo en un monoambiente y pago $ 2.000 de alquiler. Me parece una locura”, cuenta Gustavo Massa, de 37 años.

Patricia, desde la inmobiliaria, confirma este dato: “no hay un gran abanico de oportunidades en lo que se refiere a alquileres, por eso es que son caros”. La situación también la padecen los estudiantes de localidades del sur de la provincia que se radican en Concepción para seguir una carrera universitaria.

De los 60.000 habitantes que tiene La Perla del Sur sólo un 2,6% de la población vive en edificios en altura. Aunque hay mucha demanda, apenas hay 11 de estos inmuebles en la ciudad (seis de ellos están en construcción). A la gente le tira más vivir en una casita, dicen los urbanistas, mientras ven cómo Concepción se extiende más a lo ancho que a lo alto. ¿Hasta cuándo aguantará?

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