Cartas de lectores
07 Octubre 2014

Chasman y Chirolita

¿Quién no recuerda con cariño y nostalgia aquel personaje simpático e ingenuo creado por Ricardo Gamero que se llamaba Chirolita? Mister Chasman era el nombre artístico de su creador, Ricardo Gamero. A los ocho años presencia el espectáculo de un ventrílocuo en Parque Retiro que lo inspiraría a decidir el futuro de su vida. A los 13 años crea un muñeco de papel maché parecido a un niño. Le dibujó la cara, le puso peluca rubia, luego lo llevó a un titiritero para que le colocara brazos y el mecanismo de la boca que le daría vida a Chirolita. Chasman hacía el personaje serio, formal y culto. Chirolita, de personalidad infantil, travieso y desinhibido. La dinámica consistía en un diálogo basado en el relato de experiencias cotidianas, que daba lugar a que Chasman le diera lecciones de buenos modales a Chirolita, que a veces no entendía y a veces renegaba. Como ventrílocuo tenía el compromiso de no hablar de fútbol, religión ni política. Además, nunca recurrió a chistes racistas y no decía malas palabras. A fines de los años 60 es contratado por el famoso circo internacional Tihani con el que recorrió Latinoamérica. Su popularidad lo tuvo como protagonista en los programas de TV de Pipo Mancera y Grandes Valores del Tango en la década del 70, entre otros. Su declive artístico (habían transcurrido 46 años de carrera haciendo reír y emocionar a chicos y grandes) ocurrió en la década del 90. Con escasa convocatoria de trabajo y problemas de salud, llegó a su final en 1999. Se había previsto colocar a Chirolita en un museo. Pero su hijo decidió mantenerlo en una caja de seguridad. El nombre del muñeco Chirolita ha pasado al lunfardo con el significado de una persona que es títere de otra y cuyas acciones, en especial sus palabras, no le son auténticas sino que encubren los intereses de quienes lo mandan. Algo parecido al comportamiento de algunos políticos argentinos, pero prefiero no abundar en detalles para no manchar la trayectoria del auténtico Chirolita de Ricardo Gamero.

Norberto Abregú

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El obispo Colombres

En referencia a la carta sobre la Casa del Obispo Colombres, de Daniel Campi (3/10), contesto: 1) Mi crítica está dirigida “no la parte museológica, sino al contenido de los paneles”. En cuanto a la figura del Obispo Colombres, es así, existen en el Museo retratos y esculturas que lo recuerdan. Lo que critico es, justamente, que ud. se refiera a su figura llamándolo en el contexto “cura”, “sacerdote”, “presbítero” o simplemente “Colombres”… En la historia es mencionado desde tiempo inmemorial como “El Obispo Colombres”; es más, es el “Benemérito Obispo”, a quien sus contemporáneos designaron como “el vencedor de la miseria”. Por tanto su referencia a él es claramente peyorativa y se corresponde con la “corriente actual” anticlerical. 2) Mi referencia a Wenceslao Posse, puntualmente, es que no se menciona el hito histórico por el cual, nueve años antes de la llegada del ferrocarril, trae desarmadas del puerto de Rosario las primeras máquinas centrífugas a vapor, “que funcionaron”, revolucionando así el método de fabricación del azúcar; y digo “funcionaron”, porque la experiencia anterior de Baltazar Aguirre (en sociedad con Urquiza) había fracasado. 3) Jamás dije que no se mencionara a don Alfredo Guzmán, sino que su extraordinario aporte en lo industrial con la refinería de su fábrica, como pionero en distintas áreas, citrícola, agroindustrial, y su labor filantrópica, es tratada de manera demasiado escueta. 4) En ningún momento he manifestado estar en desacuerdo con la inclusión de dirigentes gremiales, quienes por supuesto “sí deben estar”, porque son “parte” de la historia. Pero en el contexto del lugar donde se encuentran los paneles, ocupan evidentemente una mayor cantidad de espacio e imágenes, sobre todos los demás, con lo cual, resulta palmario que se pretende “conducir” al visitante hacia “cierta visión de la historia” y allí está, claramente el elemento ideológico. Resulta asimismo chocante “el documental” donde los entrevistados sólo hablan de “una parte de la historia”. ¡Y qué decir del pretendido espectáculo de luz y sonido! Como si la historia de la industria azucarera fuera la del “perro familiar”, que es exclusiva del ingenio Santa Ana, no de la industria azucarera… Con estas cosas se mal informa y al hacerlo se falsea la verdad.

Félix Alberto Martínez

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Pensar distinto I

El lector que no intenta polemizar, Héctor R Gordillo (carta “Pensar distinto”, 20/9), juguetón con las palabras, refiriéndose a los lectores, dice: faltos de humildad, confundidos, acomodaticios, imprudentes (no cautos), etcétera. todo eso, sí, con “respeto por el disenso”. ¿Qué tal? Aventajado alumno del sector tergiversador, me hace decir: “estoy cansado del verso” y yo dije: “no creo en el verso”. Tendría Ud. que estar irritado por tener un cerebro permeable al guión que dicta ese poder enemigo de la política y la democracia. Poder que sí agravia, dejando pueblos excluidos, abandonados a su suerte. Más que defender a un partido político, apoyo y acompaño al proyecto nacional y popular instaurado en el año 2003, a los que los TN y TM (Todos Niegan, Todos Mienten) lo llaman autoritario por ejercer la autoridad otorgada por el voto popular. Con leyes que todos conocemos, enfrenta a: la inflación, desocupación, inseguridad, pobreza, etc. hijos naturales de la desigualdad provocada por el verdadero responsable, el capitalismo privado inhumano de empresarios y grupos financieros (buitres) que tienen por norte, sur, este y oeste desestabilizar gobiernos y perjudicar trabajadores. ¿Qué hacen para esto? remarcan precios, no cumplen lo pactado con el gobierno, pagan por el papel ilegal (azu) más de lo que vale, se sientan sobre las cosechas especulando, aunque pierdan, como ya ocurrió, etcétera. En el libro de Alfredo Zaiat, “Economía en contramano”, hay un listado de cien empresas y cien personas físicas que más compraron dólares para atesorar. Ahí no figura Ud. y menos yo. Estoy con el Gobierno nacional cuya Presidenta de pie en la ONU lucha por la paz ante poderosos fabricantes de armas para la guerra, negocio redondo: por un lado venden sus productos de muerte y por otro, matando inocentes, dejan menos bocas para alimentar. Obama, el Nobel de la paz, cínicamente orgulloso, envía bombarderos sembrando terror y muerte. No pido disculpas por mis opiniones. Son un derecho. Podrán incomodar, pero no dañan. Exhortemos al poder eterno (económico) a cambiar de actitud, para que nadie ande pidiendo pan. dice alguien, que no es kirchnerista precisamente, “es propio de los poderosos el querer crecer a costa de avasallar derechos e instituciones” (fiscal Campagnoli, LA GACETA, 13/9).

Hugo Vallejo

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José Manuel Estrada 3.850

San Miguel de Tucumán


Pensar distinto II

Aún con mi autoestima “en descenso”, porque no fui mencionado por el lector-defensor Francisco Centurión, en su carta “La verdad reinante” del 1/10, y del otro lector Hugo Vallejo, respecto a la singular visión del momento que pasa nuestro país y que divide opiniones. Quisiera saber, nada más, si ambos están de acuerdo con “los gatos (perdón, quise decir “gastos”) reservados” de nuestros legisladores. Y también con los discursos “encarnizados” de nuestra Presidenta en los que toma partido por un bando primero y luego por otro y que según mi poco entender es atraer a dos contendientes mencionados, “los del norte” y los de oriente, a dirimir supremacías en nuestra tierra, otrora “Tierra de paz y promisión”. La verdad, da pena y preocupaciòn, como dice el lector Héctor Gordillo (carta “Equivocada gratitud”, 29/9). A pesar de todo, tengo esperanzas.

Juan Antonio Albornoz

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Respeto

El ronquido que producen los gatos en señal de satisfacción es ronronear. David Cameron, primer ministro británico, tuvo que disculparse en persona ante la reina Isabel por haber expresado que la monarca había “ronroneado” de felicidad al enterarse del rechazo de los escoceses a su independencia. “Estoy muy avergonzado por esto, lo siento muchísimo”, dijo Cameron. Más allá del hecho significativo para ellos, destaco algo que los argentinos perdimos hace tiempo: el respeto a las investiduras, que no es otra cosa que una manifestación de acatamiento por cortesía. No miremos muy atrás: el Papa Francisco es adorado, admirado y respetado en todo el mundo. Sólo nosotros lo tomamos a la “chacota”. Y qué decir de la Presidenta: un payasesco personaje al que me gustaba ver cuando era cómico, pero que dijo atrocidades sobre ella por la tele. ¿Con qué cara pondremos límites a los niños, y cómo les enseñaremos educación? Nuestros viejos nos enseñaban que hay que respetar para ser respetados.

Francisco Amable Díaz

Pedro G. Sal 1180. Bº 20 de Junio

San Miguel de Tucumán


Jefatura de Policía

El 24 de septiembre me dirigí a la Jefatura de Policía, división Antecedentes Personales, ubicada en calle Italia al 2.600, con la intención de realizar el trámite de certificado de buena conducta. Luego de pasar a la segunda instancia del trámite, transcurridas dos horas, llego al escritorio de huellas dactilares, donde el oficial que me atiende amablemente me toma la muestra pero no tenían elementos para limpiarme los dedos. Me piden que pase a otra oficina pero no podía continuar el tramite ya que no tenían hojas para escribir. Lo más grave de la historia y para mi asombro es que conversando con el personal policial que trabaja en esa institución me comentaron que no tenían baños habilitados para el público, ni siquiera para ellos. Las mujeres usan el baño de los vecinos del lugar y los hombres van a los árboles del predio. Tampoco cuentan con agua potable en una oficina que atiende a más de 100 personas en ocho horas de trabajo. El único baño en condiciones está bajo llave en la oficina del jefe, al cual los bomberos le proveen agua una vez por semana en el tanque, solamente de uso personal. ¿Cómo es posible que en el mundo que vivimos, en donde se necesita una policía más profesional, a la que tanto le pedimos, no tenga los recursos mínimos para realizar su trabajo y aun peor, cumplir su tarea sin condiciones sanitarias básicas como lo son baños y agua potable?

Priscila Aiachini

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Inseguridad Vial

La (in)Seguridad Vial nos convoca cada día con un festejo de sangre y muerte; parece el comienzo de una novela de terror; pero no lo es es la dura realidad que como Instructor Internacional de Manejo Defensivo NSC, no puedo menos que emitir opinión cuando veo cómo los accidentes viales desmembran hogares en mi patria. Nuevamente se repite en el editorial (6/10) con la misma temática: La Seguridad vial, analizada esta vez desde la llamada “Tolerancia Cero” Para más ilustración pueden leerse las notas aparecidas el 1 y 2 /10, el editorial del 20/9 y la nota del mismo día donde el jefe de Criminología de la Regional Sur nos comenta su experiencia: “No están acostumbrados a respetar las normas” En una carta de mi autoría anterior, hacía notar que la Organización Mundial de la Salud considera a los accidentes de tránsito como una enfermedad social, por lo tanto, no se lo considera sólo un hecho fatal; sino que es, aunque nos duela aceptarlo, una manifestación (síntoma) de una sociedad enferma. Lo repito la Educación y Seguridad Vial tienen y deben convertirse en una Política de Estado; no sólo teniendo reacciones espasmódicas como la “Tolerancia Cero” que de hecho se debe debatir y consensuar. Nuestro problema es el sistema; si bien el Estado dicta leyes, él mismo o bien no audita o bien determina reglas de juego laxas. Ejemplo: rastras cañeras circulando a 30 Km/h sin señalización (Ver nota del accidente 21/9). Finalizo con una frase de Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”; y digo: tomo la posta…¿alguien me sigue?

Jorge Antonio Rojas

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YMAD-UNT

He dejado pasar lo expresado por el lector José Enrique Würschmidt en cartas anteriores, sobre el tema del título. Pero sus livianas afirmaciones del 4/8, me obligan responderle. No puedo permitir que se diga que”los fondos de YMAD han servido para corromper institucionalmente a la UNT durante 20 años”. Este período abarcaría 1994-2014, cubriendo el rectorado Catalán y los ocho años bajo mi responsabilidad, que es lo que defenderé. Del resto no me hago cargo. Ni el muy buen rector Catalán ni yo hemos gozado de fondos de YMAD. Estos empezaron a llegar concluido mi mandato, excepto una suma de 3 millones al final de mi período, como anticipo de utilidades que se anunciaban (logros de los directores Ostengo y Campero). Fue mediante un fideicomiso cuyo veedor para el cumplimiento fue el distinguido arquitecto Torres Zuccardi. Usamos un millón para el MUNT y construir la Escuela de Cine Video y Televisión (ambos concluidos), con fondos recibidos previa rendición de cuentas, quedando 2 millones para el gobierno siguiente, bajo igual procedimiento. Si eso es corrupción, usted creó una nueva acepción del término. Recomiendo dirigirse a la RAE y registrarlo. En cuanto a la “ignorancia de las leyes y frivolidad de las acciones por 20 años” (carta anterior), usaré sus mismos términos. Creo que ignora y, peor, habla con suficiencia. Lo sacaré de su nulidad en el tema. YMAD es una empresa del Estado Nacional, no es la UNT, esta es parte integrante de su gobierno y administración. El legado invalorable de Peirano quedó subsumido en la creación de YMAD (1958), que solucionó el diferendo entre Catamarca y la UNT. Por lo tanto los sueldos de directores están lejos de violar el “legado” usando fondos para sueldos. Decirlo, es maledicencia. Preguntarse, afirmando tal violación, cuánto habrá dejado de percibir la UNT durante 20 años por sueldo de directores (carta anterior) es ignorancia y frivolidad de opinión. Lea la ley de YMAD; esta rige la empresa, no el “legado”. Absténgase de linchar honras. En cuanto a la elección de directores, tengo muy claro el tema, pero no me corresponde opinar.

Mario Alberto Marigliano

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Su majestad, la moto

Estoy completamente de acuerdo con la lectora López Chehin (carta “Su majestad, la moto”, 6/10), con respecto al caos urbano y a los accidentes, robos, agravios a peatones y automovilistas protagonizados por buena parte de los motociclistas. Los hospitales tienen más de la mitad los que ingresan heridos como causa a las motos. Tiene solución. 1) Certificado de buena conducta para poder conducir motos. 2) Un canon especial destinado al hospital público y abonado por los motociclistas junto a la patente. 3) Seguro obligatorio en todos los casos. 4) Secuestro de la moto en caso de llevar niños. 5) Entrada restringida al microcentro (para evitar los arrebatos). Secuestro de la moto en caso de circulación por la vereda.

Franco Eugenio Nanni

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