Por Jorge Figueroa
06 Octubre 2014
“POBLACIONES ACOSADAS”. Con sus personajes en blanco y negro, verdaderos documentos sociales, indaga en cuestiones de identidad.
Talleres, conferencias, exposiciones y debate. Desde su creación, hace 10 años a través de la Fundación Infoto, la Bienal Argentina de Fotografía Documental, se ha instalado en la agenda, no solo local, sino nacional.
Una de las personalidades extranjeras más atractivas en la programación de esta sexta edición es Paz Errázuriz, una chilena reconocida internacionalmente que será distinguida el miércoles cuando se inaugure el evento.
Numerosas han sido sus muestras en gran parte del mundo, y sus trabajos integran las colecciones de instituciones como Daros, Suiza; Tate Gallery (Londres) y Museo Reina Sofía, (Madrid). Al referirse a ella, el crítico de arte Justo Pastor Mellado señala: “Los retratos que realiza no son el registro de seres marginalizados, sino en términos estrictos, poblaciones acosadas por el fantasma de la fragilización; es decir, personajes que se instalan en el límite de la estructura social”. Sus fotografías en blanco y negro han abordado principalmente el género del documento social, pero también ha experimentando en videoarte con su obra “El Sacrificio”.
A través del correo electrónico, LA GACETA le realizó una entrevista, en la que confesó que en sus comienzos, el cambio tecnológico la asustó.
- ¿Qué cambios observa en la fotografía desde que comenzó su carrera en los 80, a nuestros días?
- Los cambios han sido rotundos y gigantescos con la era digital. La rapidez, la profusión de imágenes, el photoshop, entre otros. A la vez, se democratizó la fotografía, facilitando su manejo y transformándose en un medio de comunicación masivo y convirtiéndose en algo accesible para todos. Es una herramienta que permite llegar a todo el mundo y que ha revolucionado la manera de hacer fotografía. Para mi, este cambio fue dificil ya que pertenezco a una generación predigital donde todo mi trabajo dependía únicamente de mí, desde la toma hasta el revelado y las copias en el cuarto oscuro. Hoy tengo acceso fácil al color, y a la tecnología que tanto me asustó en un comienzo.
- ¿Cómo es su trabajo con la cámara? ¿Qué le interesa retratar y por qué?
- A mi me interesan las personas, el ser humano. Creo que pocas veces he hecho fotografías de paisajes. Siempre ando detrás de cuestiones de identidad; creo que todavía ando en busca de esto. Mis series o mis ensayos fotográficos puede que traten temas diferentes, pero siempre está esta búsqueda.
- ¿Pueden los fotógrafos aficionados, de los teléfonos móviles, competir con los fotógrafos profesionales?
- Los fotógrafos de teléfonos móviles tienen la misma posibilidad de convertirse en fotógrafos profesionales. No creo que sea el equipo el que hace a un fotógrafo sino que es su creatividad, su destreza o su obsesión lo que lo llevará a convertirse en un artista.
- Advertirá usted, que es difícil a veces, distinguir las imágenes de unos y otros...
- Pienso que el ojo, que la mirada puede ser tan característica de un fotógrafo que siempre lo va a distinguir entre sus pares. A veces puede ser el tono de su temática u otras veces alguna característica de su técnica; comienza de esta manera una individualización del trabajo que al integrar estos elementos lo hace muy personal e indiscutiblemente singular.
Una de las personalidades extranjeras más atractivas en la programación de esta sexta edición es Paz Errázuriz, una chilena reconocida internacionalmente que será distinguida el miércoles cuando se inaugure el evento.
Numerosas han sido sus muestras en gran parte del mundo, y sus trabajos integran las colecciones de instituciones como Daros, Suiza; Tate Gallery (Londres) y Museo Reina Sofía, (Madrid). Al referirse a ella, el crítico de arte Justo Pastor Mellado señala: “Los retratos que realiza no son el registro de seres marginalizados, sino en términos estrictos, poblaciones acosadas por el fantasma de la fragilización; es decir, personajes que se instalan en el límite de la estructura social”. Sus fotografías en blanco y negro han abordado principalmente el género del documento social, pero también ha experimentando en videoarte con su obra “El Sacrificio”.
A través del correo electrónico, LA GACETA le realizó una entrevista, en la que confesó que en sus comienzos, el cambio tecnológico la asustó.
- ¿Qué cambios observa en la fotografía desde que comenzó su carrera en los 80, a nuestros días?
- Los cambios han sido rotundos y gigantescos con la era digital. La rapidez, la profusión de imágenes, el photoshop, entre otros. A la vez, se democratizó la fotografía, facilitando su manejo y transformándose en un medio de comunicación masivo y convirtiéndose en algo accesible para todos. Es una herramienta que permite llegar a todo el mundo y que ha revolucionado la manera de hacer fotografía. Para mi, este cambio fue dificil ya que pertenezco a una generación predigital donde todo mi trabajo dependía únicamente de mí, desde la toma hasta el revelado y las copias en el cuarto oscuro. Hoy tengo acceso fácil al color, y a la tecnología que tanto me asustó en un comienzo.
- ¿Cómo es su trabajo con la cámara? ¿Qué le interesa retratar y por qué?
- A mi me interesan las personas, el ser humano. Creo que pocas veces he hecho fotografías de paisajes. Siempre ando detrás de cuestiones de identidad; creo que todavía ando en busca de esto. Mis series o mis ensayos fotográficos puede que traten temas diferentes, pero siempre está esta búsqueda.
- ¿Pueden los fotógrafos aficionados, de los teléfonos móviles, competir con los fotógrafos profesionales?
- Los fotógrafos de teléfonos móviles tienen la misma posibilidad de convertirse en fotógrafos profesionales. No creo que sea el equipo el que hace a un fotógrafo sino que es su creatividad, su destreza o su obsesión lo que lo llevará a convertirse en un artista.
- Advertirá usted, que es difícil a veces, distinguir las imágenes de unos y otros...
- Pienso que el ojo, que la mirada puede ser tan característica de un fotógrafo que siempre lo va a distinguir entre sus pares. A veces puede ser el tono de su temática u otras veces alguna característica de su técnica; comienza de esta manera una individualización del trabajo que al integrar estos elementos lo hace muy personal e indiscutiblemente singular.
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