Lo torturaron y antes de trasladarlo a la comisaría lo hicieron cambiarse de ropa

Hace unos años, cuando era adolescente, G.A se había teñido el pelo de rubio. Por eso se ganó el apodo de “El Amarillo”. Sus allegados contaron que la adicción al “poxirán” motivó que sus familiares (más precisamente su padre) le prohibieran regresar a casa. Y aunque hace cinco años que no vive en esa zona de la ciudad, a la orilla de un canal, la Policía lo va a buscar seguido.

“El Amarillo” tiene 29 años, suele andar en un carro tirado por un caballo y tuvo varias “caídas” en la comisaría. Hoy lo busca la Justicia, pero para que declare como víctima de las torturas que sufrió el 20 de septiembre en un galpón de avenida Siria al 2.500.

“Ese día vinieron tres policías, lo trajeron en una camioneta. Me dijeron que lo pillaron porque había entrado a robar a la casa de un pariente de los Ale”, relató Valeria, hermana de G.A. “Después me contaron que lo habían encontrado cuando estaba apuntando con una pistola a esa persona y más tarde que él había robado un vale por mucha plata”, agregó la mujer.

El día que lo aprehendieron en el galpón supuestamente lo llevaron directamente a la seccional 5ª, y a la mañana siguiente lo trasladaron a tribunales para que declare ante la fiscala Marta Mariana Rivadeneira, la misma que ahora investiga las torturas.

Valeria contó a LA GACETA que no sabe dónde está su hermano. Pero el día que lo aprehendieron, los policías la visitaron seguido. “Primero venían a buscar ropa para él porque decían que tenían que llevarlo a la comisaría como detenido. Estaban en una camioneta vieja, de doble cabina. Después volvieron y manifestaron que tenía que entregar la plata que él (por su hermano) había sacado. Les contesté que me parecía raro que me hayan dado tres versiones de lo que había pasado y ninguna coincidía. Vinieron tres veces en un día”, describió la mujer.

La hermana de “El Amarillo” aseguró que los policías le insistían que les entregara la plata que su hermano supuestamente había robado. “Siempre se bajó uno flaquito, tartancho (sic). Me decían que si no les daba la plata iban a venir a reventar la casa y que al otro día lo iban a llevar a la cárcel. Les dije que no vengan a molestar porque él ya no vive aquí”, contó Valeria.

G.A, según precisó su hermana, no era un desconocido para los policías de la seccional 5ª. Había estado detenido cinco meses en esa dependencia, porque la pareja lo había denunciado. Hace poco tiempo había recuperado la libertad.

Cuatro detenidos

La Justicia, en tanto, avanza con la investigación en contra de los supuestos policías que agredieron a G.A. La fiscala Rivadeneira actuó de oficio luego de que LA GACETA publicara el video en el que se ven las torturas. Dos policías están detenidos por haber sido, presumiblemente, los autores de los vejámenes.

Otros dos efectivos, en tanto, también se encuentran detenidos porque firmaron el acta de la aprehensión de G.A. Son los dos oficiales que trasladaron al supuesto ladrón, y que el viernes declararon en tribunales que cuando ellos llegaron al galpón, el sospechoso ya estaba esposado, y que lo estaban sacando de la propiedad, según contaron fuentes tribunalicias.

Los motoristas del 911 que habrían cometido y filmado la tortura se habrían retirado de la comisaría antes de que se redactara el acta de aprehensión, por lo que sus nombres no habían quedado registrados. La Justicia ordenó que los cuatro policías continúen detenidos mientras avanza la investigación.