Belleza y sonoridad

Belleza y sonoridad

Elena Rojas Mayer | Doctora en Letras

05 Octubre 2014
La lengua española ofrece un gran número de palabras que, según los conocimientos del idioma que posea el hablante, las circunstancias en que las utilice y con qué otros vocablos las una, dan lugar a textos agradables para el oyente y para el lector. Al respecto podemos citar a muchos escritores hispanoamericanos que deslumbran con sus juegos de palabras, como por ejemplo Miguel Ángel Asturias, desde las primeras líneas de su novela “El señor presidente”, con su “Alumbra, alumbra lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre!..”. Y, asimismo entre otros notables, a Jorge Luis Borges por la eufonía de sus obras. Son numerosos los vocablos eufónicos, algunos usados cotidianamente y otros que esperan su turno para mostrarse en alguna poesía o en el habla de un hablante culto. Actualmente, Academias de la Lengua Española y diversos Institutos de Enseñanza de distintos países invitan al público a seleccionar cuáles les parecen las palabras más bellas de nuestro idioma. Hasta en el IV Congreso Internacional de la Lengua Española, organizado por la RAE y el Instituto Cervantes se realizó un concurso infantil para que eligieran la palabra más bella del idioma. Las voces más afortunadas casi siempre van unidas a significados positivos. Sin embargo, su belleza depende también de su calidad sonora, de qué vocales o consonantes forman parte de su atuendo. Desde mi punto de vista, la vocal abierta a y la e iniciales suelen integrar formas que ofrecen una muy agradable sonoridad cuando se reiteran en otra posición o van seguidas de la vibrante (r) o ésta cierra la palabra. Por ejemplo: azahar, amapola, amanecer, armonía, ámbar, amor, maravilla, mariposa, candor, sabor, estrella y sendero. Igualmente la reiteración de otras vocales como i, o u dan lugar a vocablos de notable eufonía, como: delicia o dulzura. Sin cumplir con las condiciones citadas, la sonoridad de la r en otras posiciones también aporta a la belleza de otros vocablos como: ternura, girasol, milagro, luciérnaga, ambrosía y la lateral (l), seguida de la vocal cerrada u, da una pincelada mágica a voces como luz y libélula. Todas ellas y más están presentes en nuestro idioma para nuestro uso.

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