La discriminación no se termina en las películas

La discriminación no se termina en las películas

La discriminación a la mujer aborda todos los sectores de la sociedad, y ocurre en todo el mundo. El arte no es un territorio diferente en este campo, pese a lo que se pueda pensar.

Un relevamiento de la ONU difundido ayer en Nueva York alerta que las mujeres protagonizan sólo un tercio de todos los papeles en las películas que se filman en los principales países productores del mundo, y casi siempre en personajes estereotipados. El estudio abarcó Estados Unidos, los países centrales de Europa, China, India (el mayor productor de cine del planeta), Japón y América Latina (incluyendo la Argentina).

La directora ejecutiva de ONU Mujeres, la sudafricana Phumzile Mlambo-Ngcuka, afirmó que este hecho tiene consecuencias graves en la representación simbólica de los géneros y en los discursos mediáticos sobre la igualdad. Hay escenas donde ese porcentaje se revierte: cuando se trata de aparecer sin ropa, las mujeres son filmadas el doble de veces que los varones, lo cual potencia un mensaje de cosificación.

Lo pensemos en referencia a la película más taquillera del año. “Relatos salvajes” está compuesta por seis cortos sin conexión entre sí (siga leyendo tranquilo, no voy a contar nada que no se pueda saber si todavía no fue a verla). De ellos, sólo dos están a cargo de mujeres en sus roles centrales; alguno podrá mechar en la lista al primero, pero es un reparto tan coral de actuaciones que no se puede hablar de un protagónico clásico. En el resto, son papeles secundarios los que cubren.

Y a nuestro alrededor, ¿qué rol cumplen las mujeres? ¿Hay más varones en nuestros trabajos, pese a que en la calle es al revés? ¿Cobran lo mismo? ¿Tienen iguales derechos? ¿Qué sexo tiene nuestro jefe? ¿A quién le toca cocinar hoy?

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