Atlético avanza a paso firme y demoledor

Atlético avanza a paso firme y demoledor

El "Decano" no tuvo piedad con Sportivo Belgrano, ganó 3-1 y pasará la fecha libre siendo líder.

EL CEREBRO. Giménez no solo recupera, sino también sabe asociarse con Grahl para que Atlético lastime con su fútbol. EL CEREBRO. Giménez no solo recupera, sino también sabe asociarse con Grahl para que Atlético lastime con su fútbol.
En esa primera foto de portada; en ese slalom inicial con destino de gol; en ese panorama que Atlético pinta a futuro; en todo eso y en mucho más hay una fuente de poder que hace que todo lo que toque este grupo hoy sea oro: la unión. Y si ayer entró al Monumental con la molestia de saber que hacía tres fechas no ganaba, en 11 minutos volvió a acomodar la taba como mejor sabe; llevando la pelota al ras del piso, obligando a Sportivo Belgrano, en este caso, a retroceder o revolear el balón; asfixiando.

Atlético es un lobo en un torneo donde los corderos pelean por su vida, por subsistir. Por eso Atlético se dispuso acelerar su llegada a Primera cuanto antes, y si bien falta una vida, con cada minuto de precesión que regaló anoche, aunque haya necesitado de unas cuantas notables intervenciones de Cristian Lucchetti, sacó permiso de examen final. Su colchón de ilusión fue la primera mordida a la yugular de Gastón Giménez al dormilón de Mauro Bellone. “Tonga” lo devoró pasada la mitad de la cancha y encaró como si fuera un delantero de nacimiento. Pasó entre dos y punteó de zurda a lo Messi. Diego Pozo estuvo vencido antes de achicar. En esa acción de sicario, Giménez y el “decano” empezaron a moldear lo que sería un triunfo con estilo, de palo y palo innecesario pero siempre emocionante.

Las situaciones fueron sucediéndose unas a otras, pero la distancia entre el uno y el cero era bastante escuálida. Incluso, de un infortunio de Javier Malagueño que terminó cambiando por un córner, llegó otra demostración de poder del anfitrión. Rechazó Diego Jara, Diego García tomó la posta, desintegró a Emanuel Urquiza y cabalgó como si estuviera en el Batalla de Tucumán. Hizo la pausa, buscó a “Cachi” Casáis y esperó devolución de gentilezas. Y llegó. Entonces “Gurí” definió a un palo con un toque casi al ras del piso. Otro golazo. Ese fue junto, al 3-0 de “Pulguita”, producto de una batalla ganada por Cristian Menéndez, el sello de un grupo que decidió enfrentar el destino ahorcando hasta que el rival diga basta, incluso cuando lo lastiman con un gol medio confuso.

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