Dude hasta de mi consejo

Dude hasta de mi consejo

¿Quién tiene la razón? Es una pregunta básica para establecer una duda y para luego tratar de armarse de una opinión sobre cualquier tema en medio de un debate. Ahora bien, sobre cualquier tema, en la sociedad actual, polarizada, dividida -algunos hablan de una grieta- y con gente inteligente por doquier, los argumentos que usa cada grupo son altamente ingeniosos, pero, además, están destinados a descalificar con mucha picardía e ironía los razonamientos del adversario circunstancial. ¿Para convencer a quién? ¿Al contrincante del debate? No, al tercero, a ese que escucha, por obligación o no, a ese que ahora interesa más que nada, ya que está próximo a convertirse en un votante. Sucede cada dos años. Cada vez falta menos para los comicios de renovación de autoridades de 2015 -pocos meses-, y el ciudadano pasó a interesar más por su peso en inteligencia más que en tiempos donde sus opiniones no pesan porque no hay urnas de por medio. Basta escuchar a la clase dirigente, de cualquier color ideológico, para advertir cómo se retruca al oponente y se potencian las supuestas virtudes cívicas propias. ¿Qué hacer frente a gente que, si bien discute, en el fondo parece tratar de engañar y de mostrar que la verdad está de su lado? Pareciera que ubicarse en el medio, equidistante, sería una salida; pero no, lo mejor sería informarse sobre el tema de polémica y no dejarse influenciar por los discursos muy bien armados y destinados a convencer sobre falacias, relatos o índices inventados. Claro, hay que distinguirlos, descubrirlos, y ponerlos en evidencia. Nada fácil. Ese es el gran reto del momento para el ciudadano. Debe tomar parte, no sólo prestar atención y dejarse convencer con palabras lindas o con chicanas ingeniosas; sino pensar, reflexionar, refutar y profundizar sobre lo que le están diciendo. Amigo, no se deje convencer, por lo menos no tan fácilmente. Ese sería un buen consejo. Dude de todo, incluso hasta de lo que le estoy diciendo. Servirá para mejorar la calidad de la reflexión sobre cualquier cuestión, se responsabilizará por la certeza de su opinión, mejorará el sentido de los debates, no se dejará engañar sutilmente y la sociedad podrá ser un poco mejor, menos proclive a las falacias y a las mentiras. Depende de cada uno.

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