¿El segundo regreso?

¿El segundo regreso?

“Pulguita” anotó tras cuatro meses y puso en un brete al DT: ¿vuelve a la titularidad también?

MOMENTO CLAVE. Rodríguez dispara el tiro libre que derivará en la mano del defensor y el penal que posibilitó el empate. foto de javier escobar (especial para la gaceta ) MOMENTO CLAVE. Rodríguez dispara el tiro libre que derivará en la mano del defensor y el penal que posibilitó el empate. foto de javier escobar (especial para la gaceta )
Atlético abandonó el estadio Presbítero Bartolomé Grella a las 23.32 del miércoles. Al puntero de la zona B de la B Nacional le esperaba una larga travesía nocturna de regreso a Tucumán. El plantel dejó Paraná en un colectivo de dos pisos convertido en un sándwich de motos policiales que abrían el camino, cruzó el túnel subfluvial hacia Santa Fe y luego se perdió en la soledad de las rutas provinciales. En una delegación satisfecha por un doble motivo, el muy buen primer tiempo jugado ante Patronato y el empate rescatado en la agonía, Luis Rodríguez era el abanderado de ese conformismo. “Pulguita”, al fin, había vuelto al gol. De penal, sí, pero había vuelto. Su maleficio quedó atrás.

“Estaba incómodo porque el gol no llegaba. Son rachas, pero no se me daba, y se habla mucho cuando no convierto. Que la sequía, que no hago goles. Entonces tenía que esperar el momento”, le dijo Rodríguez a LG Deportiva a la salida del vestuario visitante del estadio de Patronato, mientras comía un plátano, fuente de potasio para compensar el esfuerzo físico. En sus palabras había alivio.

Todavía es raro acostumbrarse, pero el segundo semestre de 2014 comenzó con una postal inversa a la que Atlético había entregado en los últimos años. Si el “decano” fue durante un par de temporadas un equipo en el que parecía que sólo Rodríguez podía convertir goles –de hecho, Atlético habría peleado el descenso al Argentino A si no hubiese contado con el jugador de Simoca-, el actual torneo que premiará con 10 ascensos a la A empezó en sentido contrapuesto: todos convertían menos él.

Las primeras siete fechas entregaron tres goles de Cristian Menéndez, otros tres de Diego Jara y hasta dos de un defensor, Javier Malagueño. ¿Rodríguez? Nada. Y entonces el técnico, Héctor Rivoira, lo mandó al banco de suplentes. Primero contra Huracán. Después ante Sarmiento. Y el miércoles frente a Patronato. La rareza del goleador -y capitán- marginado se había convertido, de repente, en una cotidianeidad. Menéndez y Jara lo habían reemplazado en el dúo de ataque.

“No me gusta ser suplente, pero también entiendo que el gol no se me daba y uno se debe al equipo. ¿Si hablé con Rivoira? No, la verdad que no. No pregunto cuando entro ni tampoco cuando salgo”, explicó Rodríguez, que no festejaba desde el 18 de mayo, cuando convirtió en el Monumental durante un empate 1-1 contra Unión, por la 39ª fecha del torneo. Después se jugaron otros tres partidos antes del final de la temporada, pero él estuvo suspendido en dos de ellos.

El dato que no pasa desapercibido es que, durante los tres partidos que Atlético jugó sin Rodríguez entre los titulares, el equipo de Rivoira no ganó ninguno: derrota ante Huracán y empates contra Sarmiento y Patronato. Qué hará el entrenador para el partido del domingo a las 20 ante Sportivo Belgrano de San Francisco es todo un dilema: resulta tan cierto que Atlético jugó en Paraná un gran primer tiempo sin Rodríguez como que necesitó del Pulga para llegar al empate. El 7 reconvertido en 16 no sólo convirtió el penal, sino que pateó el tiro libre que desencadenó en la falta.

“Extrañaba esta sensación, la de convertir. Pasaron muchos partidos y los delanteros vivimos del gol. Y encima sirvió para empatar un partido que jugamos muy bien en el primer tiempo. Fue muy meritorio. Patronato no se merecía el gol así que por suerte lo pudimos empatar”, se despidió Rodríguez antes de subir al colectivo de regreso a Tucumán. En su caso, era un regreso en todo sentido.

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