Cómo amigar las ferias con la ciudad

Cómo amigar las ferias con la ciudad

Docentes y estudiantes obtuvieron un subsidio por un proyecto para organizar la actividad

DESMONTABLES. SEGÚN LOS DISEÑADORES, LAS ESTRUCTURAS DE LOS PUESTOS PODRÍAN ESTAR EN MANOS DE LOS PROPIOS FERIANTES Y QUE SEAN ELLOS LOS ENCARGADOS DE ARMARLAS Y DESARMARLAS.  GENTILEZA PROYECTO EL FERIADOR DESMONTABLES. SEGÚN LOS DISEÑADORES, LAS ESTRUCTURAS DE LOS PUESTOS PODRÍAN ESTAR EN MANOS DE LOS PROPIOS FERIANTES Y QUE SEAN ELLOS LOS ENCARGADOS DE ARMARLAS Y DESARMARLAS. GENTILEZA PROYECTO EL FERIADOR
18 Septiembre 2014
Una relación de amor y odio es la que mantienen los ciudadanos con las numerosas ferias itinerantes del área metropolitana de Tucumán. Mientras los vecinos más cercanos las padecen, se sienten invadidos y sitiados en sus propios barrios, otras miles de personas llegan a visitar los puestos y conseguir alguna joya escondida entre los mesones. Las ferias itinerantes cada vez son más y las existentes crecen de manera exponencial. Ante esto, el Estado ha tomado dos rumbos: suspenderlas por completo (como sucedió en Villa Luján en 2011) o mirar para otro lado bajo el argumento de que es una actividad ilegal. En el medio, una tercera postura, es la que plantea este equipo de la Facultad de Arquitectura: regular las ferias para que no sean agresivas con el entorno, para que sean un buen paseo para los vecinos y una fuente digna de trabajo para los feriantes.

Un equipo conformado por docentes y estudiantes de esa facultad consiguió un subsidio nacional, proveniente del programa Universidad, Diseño y Desarrollo Productivo, para realizar el prototipo de El Feriador, un proyecto que propone la construcción de módulos normatizados para la instalación de puestos en las diversas ferias que se encuentran en el Gran San Miguel de Tucumán. En el camino se dieron cuenta de que la solución a la problemática ir más allá, y contemplar las aristas sociales, económicas y urbanísticas de estas expresiones. El prototipo, entonces, es un paso más dentro de un proyecto más abarcativo.

“Nuestro objetivo es diseñar un modelo de gestión en el que participen los municipios, los feriantes, los técnicos, los vecinos e incluso la Federación Económica, para llegar a un acuerdo y a una normativa para las ferias. En todo el mundo hay ferias itinerantes, el problema es que en nuestra provincia hay una carencia de normativas para esta actividad”, puntualizó Clara Ben Altabef, directora del proyecto y docente de Arquitectura. Como antecedente a El Feriador, aparece un trabajo de investigación que la misma arquitecta realizó en la tumultuosa y caótica feria de Villa Luján.

Los puestos ideados por el equipo consisten en cuatro parantes regulables en altura de acero galvanizado sobre articulaciones de hierro fundido y cubiertos por un textil. “La idea fue que sea lo suficientemente simple como para poder construirse en cualquier taller especializado de Tucumán y que sea el propio feriante el que arma y desarma su puesto, algo que es parte de su actividad y que preferiríamos no modificar”, explicó Ernesto Marchetti, arquitecto dedicado al Diseño Industrial y ex coordinador de esa carrera en la Universidad de San Pablo-T.

El subsidio para desarrollar el prototipo ya lo han conseguido. Sin embargo, su intención es seguir impulsando este proyecto, mantener reuniones con los organismos de gobierno pertinentes y, quién sabe, hacerlo realidad para solucionar una problemática que comienza a desbordarse, como es el caso de la feria de El Manantial, que se instala los domingos y que, de tanta convocatoria, llega a cortar la una mano de la ruta 301. “Ni la persecución ni la prescripción de parte del Estado tiene mucho sentido porque, además de violento, es una solución que no llega al fondo del asunto. El objetivo es ver alternativas, buscarles los espacios adecuados, organizar ese espacio y la actividad para poner a las ferias en el camino de la formalización”, dijo Hugo Nallar, también docente de Arquitectura.

“Lo que está claro es que no es algo que se vaya a solucionar simplemente con la construcción de los puestos; ese sería uno de los puntos de un conjunto de medidas tendientes a la regularización de la actividad. Por otro lado, también está claro que no tiene nada de positivo imponer soluciones, sino hacer que participen todas las partes implicadas”, concluyó Lucas Gramajo, uno de los cinco estudiantes que participó del proyecto junto con Gonzalo Rojas, Eugenia Napadensky, Daniel Sbrugnera y Fabián Frías Aráoz. Además de Marchetti, Nallar y Ben Altabef, participó la docente Liliana Pedicone.

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