Ricardo Rojas y la UNT

Fue su gran animador desde la primera hora

AUTORRETRATO. RICARDO ROJAS SE DIBUJÓ A SÍ MISMO, CON HÁBILES TRAZOS DE LÁPIZ, EN LA PÁGINA FINAL DE UNO DE SUS LIBROS. LA GACETA / ARCHIVO AUTORRETRATO. RICARDO ROJAS SE DIBUJÓ A SÍ MISMO, CON HÁBILES TRAZOS DE LÁPIZ, EN LA PÁGINA FINAL DE UNO DE SUS LIBROS. LA GACETA / ARCHIVO
El ilustre tucumano Ricardo Rojas (1882-1957) merece un especial recuerdo en nuestra historia cultural, por haber sido un resuelto animador de la Universidad de Tucumán, desde su fundación como entidad dependiente de la Provincia. El mes que viene se cumplirá un siglo de la conferencia que pronunció a su respecto, el 29 de octubre de 1914, en la Sociedad Sarmiento.

Rojas refutó, con vivacidad, las tres objeciones principales que esgrimían los adversarios de la casa. La primera decía que Tucumán, por su tamaño, era insuficiente. A juicio de Rojas, eso era olvidar que fue en pequeñas ciudades donde nacieron casas tan famosas como Oxford o Salamanca. No tenían Buenos Aires, Córdoba o La Plata, al fundar sus Universidades, más habitantes que Tucumán actualmente. Y en cuanto a la “capacidad moral” de la provincia, se demostraba “por el solo hecho de haberla fundado”.

Se argumentaba que era “presuntuoso” llamar Universidad a una “corporación de pequeños institutos existentes”. Contestaba que así se firmaron casi todas las Universidades del mundo, incluida por cierto la porteña. La tercera objeción la hallaba “redundante”, ya que bastaban las casas en funcionamiento. Rojas decía que “quienes así murmuran ignoran los orígenes y los fines de esta Universidad, la diferenciación de su tipo, la diversidad de sus funciones, su fuerza de equilibrio federal de la nacionalidad”.

Más que una fundación, entonces, era “un advenimiento”. Surgía “en hora propicia y alentada por la fe de una misión necesaria, como síntesis intelectual de todas las fuerzas cósmicas e históricas que ennoblecieron la fama de esta comarca en la conciencia argentina”.

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