Versos, fotos y crónicas para celebrar a Tomás Eloy Martínez

Hasta fin de mes se podrá visitar una muestra que recorre la vida y la obra del periodista y escritor tucumano

EN SU MEMORIA. LA MUESTRA ITINERANTE “LUGAR COMÚN, LA PALABRA” PROPONE UN RECORRIDO POR LA VIDA DEL PERIODISTA Y ESCRITOR TUCUMANO. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO EN SU MEMORIA. LA MUESTRA ITINERANTE “LUGAR COMÚN, LA PALABRA” PROPONE UN RECORRIDO POR LA VIDA DEL PERIODISTA Y ESCRITOR TUCUMANO. LA GACETA / FOTOS DE JORGE OLMOS SGROSSO
17 Septiembre 2014
Once paneles parecen poco, muy poco para sintetizar la vida de Tomás Eloy Martínez. Primeros años en Tucumán; La vocación por el periodismo; La crónica y la invención de la realidad; Cartografías del exilio; Sus novelas, de lo sagrado a lo profano; Ficciones peronistas: La novela de Perón y Santa Evita; Entre la academia y las redacciones; Los otros, los nuestros, y El legado imborrable. Estos son los títulos que sintetizan diferentes aspectos de la vida del autor de “Santa Evita”, “La Novela de Perón” y “Purgatorio”.

Cada uno de los paneles contiene pensamientos, fotografías y fragmentos de sus textos. Algunos manuscritos de sus novelas que hoy forman parte del archivo de la Fundación Tomás Eloy Martínez (TEM), con sede en Buenos Aires. La muestra itinerante: “Lugar común, la palabra” pretende conmemorar los 80 años del nacimiento del escritor, que falleció en 2010. Al cierre de esta edición, la muestra estaba por ser inaugurada y se mantendrá abierta hasta fin de mes en el salón Linares del Centro Cultural Rougés, Laprida 31.

Quien admire su obra sabrá apreciar algunas curiosidades, como la fotografía de la máquina de escribir Remington que tuvo antes de su exilio en Venezuela y con la que escribió “Sagrado” y “La pasión según Trelew”. Las fotos con las dedicatorias de los libros de sus amigos escritores. Por ejemplo: “Para Tomás Eloy, de hormiga a hormiga” se lee en una copia de “Los poemas de Sidney West”, de Manuel Puig; o “Para Tomás Eloy, del que no escribió Santa Evita”, escrito de puño y letra por Gabriel García Márquez en un ejemplar de “Noticia de un secuestro”.

Hay datos que llaman la atención: el tucumano fue el primero en escribir una reseña sobre “Cien años de Soledad”. Se publicó en Primera Plana en 1969.

En varios paneles aparece el estrecho vínculo entre el escritor y LA GACETA, donde publicó sus primeros textos. Parte del material escrito y del archivo fotográfico se reparte entre una vitrina que fue armada por el Instituto Interdisciplinario de Estudios Latinoamericanos (Iiela) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT, y la muestra de la Fundación TEM.

También hay poemas y un certificado del Primer Gran Premio de Cuentos otorgado por la Comisión de Bellas Artes en 1952, cuando tenía 17 años; fotos con sus siete hijos (pero ninguna de sus tres esposas) y también de sus padres.

Si el visitante es capaz de aguzar la vista podrá deleitarse con fragmentos de algunos textos periodísticos. Una muestra, por ejemplo, es el copete de la entrevista al escritor Norman Mailer.

Nadie miente tanto en Nueva York como el sol de abril. A las 8 de la mañana, los enjambres de agua jabonosa que salen de los bares, con un cortejo de cigarrillos marchitos, iluminan las aceras con una falsa ilusión de calor. Pero el aire está frío, manchado aún por las tristezas y las borracheras de la noche.

El escritor
“Tomás no sólo fue un escritor, sino un intelectual que tuvo un proyecto de cultura que lo llevó a gestionar diferentes espacios, desde la creación de diario hasta ciclos de televisión”, señaló Carmen Perilli, directora del Iiela.

Esta muestra es un primer paneo que resume la historia de este hacedor de ficciones y de crónicas. “Era un intelectual avanzado. En uno de sus últimos discursos realiza una defensa del libro y de la importancia de volver al él, aunque sea en una versión digital”, indica Perilli. Ella remarca que el escritor no sólo fue un cronista de hechos, sino que, a través de sus relatos, se puede leer la estructura de la sociedad argentina.

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