Tangos y zambas con sangre flamenca

Tangos y zambas con sangre flamenca

Uno se despide, insensiblemente, de pequeñas cosas...” cantó, haciendo un tajo en la noche del domingo, Diego Ramón Jiménez Salazar, más conocido como Diego El Cigala, en el Mercedes Sosa.

Cuando tomó el micrófono hacía 10’ que la banda demostraba sus habilidades como sólido cuarteto de jazz. Luego, el cantaor propuso “Naranjo en flor” como si caminara bajo los naranjos en una callecita de Sevilla. “Rara, como encendida...”, desgarró. Habló, muy serio, sobre su emoción por cantar en un teatro con semejante nombre (“inspiración de mi alma”, confesó).

Tangos, zambas y chacareras. Gardel y Lepera, Villoldo, Leguizamón y Castilla, Carabajal... Todos agrandados, si fuera posible, dichos o gritados desde la profundidad oscura de la voz quebrada, con palmas, con guiños en las letras, con códigos de tablao, como echar gotitas de agua al piso, con Cigala diciendo “¡Agua!” para introducir los solos.

Impecable él, en su formalísimo traje oscuro y en su caminar derechito, contrapuesto a la enjundia de su cante; manejando el escenario, entrando y saliendo mil veces en perfecto timing con la banda, con palmas en contratiempo como un músico más.

Con “Caravana”, de Duke Ellington, amalgamó “Romance para la luna tucumana”, y le rindió honores a Atahualpa. Por una cabeiza, gritó, y dijo qué pasará “El día que me quieras”.

Se acordó de El Polaco Goyeneche y de Cacho Castaña (“que está malito, que Dios que lo bendiga”, pidió) y raspó “Garganta con arena”, entre otros temas.

Crescendo
Lleno total, el Mercedes Sosa le respondió con aplausos en un crescendo, como en una entrada en calor, como si hubiese costado un poco asimilar nuestras zambas y chacareras desde el cante. Lo que sí se asimiló desde el mismo comienzo fue la superbanda a merced del cantaor. Y cada sorprendente improvisación del excelso Jaime Calabuch (Jumitus) en piano; de la precisión de Yelsy Heredia en contrabajo y voz; de la potencia de Isidro Suárez en percusión y del punteo infinito de Dan Ben Lior en guitarra.

Cuando el show enfiló decididamente hacia “Lágrima negra” ya el público gritaba, en pleno disfrute. Era que El Cigala había entrado en el territorio más conocido, el ultrarromántico. “Inolvidablemente” y -sin que le rueguen- “Vete de mí” hicieron las delicias, que terminaron en el bis de “Dos gardenias”.

La clave del encuentro entre músicas parece ser la fusión el flamenco no a través de los ritmos, como es habitual, sino con el eco, con la voz… con quejidos, giros y flamencura. Todo eso, envuelto en un paquete de jazz latino del mejor nivel.

El resultado es bolero, milonga o chacarera, pero también Cuba, guaracha y danzón, hasta Brasil, con el matiz cante hondo. Cigala es un artista grande, pero se entrega con la humildad de quien se gana el pan con su voz rota.

Pasó el cantaor de El Rastro, igual de poderoso en la zamba que en bulerías, y zafó de los puristas de la música popular argentina. El 54° Septiembre Musical, agradecido.

Galería 38 fotos Zambas y chacareras, tangos y milongas, en la voz quebrada del cante hondo son la fusión que experimenta, con maestría, Diego El Cigala. Lo demostró en el Teatro Mercedes Sosa, junto a una superbanda, en el show que ofreció en el marco del 54° Septiembre Musical. El heredero de Camarón de la Isla trajo el espectáculo "Romance de la luna tucumana", tal el nombre del CD con el que se hizo acreedor al Grammy Latino. El teatro, lleno total, respondió con calurosos aplausos la propuesta del gran artista madrileño. LA GACETA / Texto de Alicia Ferández - Fotos de Pablo Soler (Uso prohibido)
Zambas y chacareras, tangos y milongas, en la voz quebrada del cante hondo son la fusión que experimenta, con maestría, Diego El Cigala. Lo demostró en el Teatro Mercedes Sosa, junto a una superbanda, en el show que ofreció en el marco del 54° Septiembre Musical. El heredero de Camarón de la Isla trajo el espectáculo "Romance de la luna tucumana", tal el nombre del CD con el que se hizo acreedor al Grammy Latino. El teatro, lleno total, respondió con calurosos aplausos la propuesta del gran artista madrileño. LA GACETA / Texto de Alicia Ferández - Fotos de Pablo Soler (Uso prohibido)
LA GACETA / Foto de Pablo Soler (Uso prohibido)
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