El asesinato del distribuidor está cerca de resolverse

El asesinato del distribuidor está cerca de resolverse

La madre de Marcelo Méndez pidió justicia

16 Septiembre 2014
El crimen del comerciante Marcelo Javier Méndez está cerca de resolverse, a un mes del hecho. Los investigadores creen que con el hallazgo del teléfono celular de la víctima, sumado a las detenciones de dos sospechosos, el círculo estaría a punto de cerrarse.

Méndez, que trabajaba distribuyendo pescados congelados en su camioneta particular, fue atacado por dos asaltantes en la esquina de avenidas Américo Vespucio y Colón, el 6 de agosto al mediodía. Los ladrones se acercaron a la cabina y le dispararon en el pecho, para luego huir con su dinero y otras pertenencias, entre las que estaba su celular. Mediante informes y cruces telefónicos, los investigadores supieron que en ese teléfono se habían activado dos líneas recientemente, ambas pertenecientes a una persona con domicilio en Banda del Río Salí.

Personal de la división Homicidios, a cargo de los comisarios Marcelo Sallas y Javier Hidalgo, allanaron el jueves la vivienda de esa persona. El titular de la línea que se había activado en el Sony X-Peria de Méndez les explicó que le había comprado ese teléfono a un vendedor ambulante. Con la descripción aportada por el comprador del equipo, los policías consiguieron ubicar al vendedor.

El hombre declaró en tribunales ante la fiscala de Instrucción de la VIII° Nominación, Adriana Giannoni. Allí habría afirmado que un tal “Negro Hormiga” le vendió ese teléfono el mismo día que Méndez fue asesinado. Asimismo, aseguró que revendió el equipo porque no pudo liberarlo. Fuentes de la investigación remarcaron que ese “Negro Hormiga” al que se refería es el presunto autor del disparo que acabó con la vida del comerciante. Tanto él como su supuesto cómplice están detenidos desde fines de agosto en la alcaidía de la Dirección General de Investigación Criminal y Delitos Complejos.

De Mar del Plata

Méndez tenía 42 años y era oriundo de Mar del Plata. Su mamá, María José Giacallone, contó a LA GACETA que su hijo se había mudado a Tucumán hace algunos años porque había posibilidades de trabajo. Las personas que habían trabajado con él en esa ciudad eran las que le enviaban el pescado una vez a la semana para que Méndez pudiera comercializarlo durante el día. Cuando terminaba con esa tarea, se dirigía a un local de bowling del microcentro donde trabajaba como encargado.

“Era un buen padre (tenía cuatro hijos) y una buena persona. Lo recuerdo con mucho amor”, expresó su mamá -desde Mar del Plata- con tristeza. Asimismo, recordó que estuvo con su hijo una semana antes de que lo asesinaran, cuando el comerciante viajó a Mar del Plata para visitar a su familia.

Giacallone contó que la situación fue sumamente difícil desde el primer momento. “Hubo muchos inconvenientes para traerlo, cuando viajó mi ex esposo el cuerpo ya estaba en descomposición, todo cortado y desnudo sobre una mesa. En esas condiciones le pidieron que lo vistiera y le tuvieron que quebrar los brazos para ponerle la ropa. Ni siquiera prepararon el cuerpo para trasladarlo a Mar del Plata”, se quejó la mujer.

Además, la familia de Méndez no contaba con los recursos económicos para cubrir el traslado. “Tuvimos que pedir préstamos y la colaboración de mucha gente para pagar los gastos. Al final, cuando llegó a Mar del Plata el cuerpo ya estaba completamente descompuesto”, lamentó. “Sólo pude verle la cara y darle un beso”, contó.

La mujer aseguró que nadie se comunicó con la familia para ponerla al tanto de los avances en la investigación. “Acá no tenemos ninguna novedad, le pido a quien corresponda que nos informe de lo que pasa. De todas maneras, seguiremos hasta saber quiénes son los asesinos”, afirmó.

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