“Vencedor de la miseria”

“Vencedor de la miseria”

Exequias del obispo José Eusebio Colombres

FOTO DIRECTA.EL OBISPO COLOMBRES EN SUS ÚLTIMOS AÑOS, EN UNA IMAGEN QUE CONSERVA EL MUSEO HISTÓRICO NACIONAL LA GACETA / ARCHIVO FOTO DIRECTA.EL OBISPO COLOMBRES EN SUS ÚLTIMOS AÑOS, EN UNA IMAGEN QUE CONSERVA EL MUSEO HISTÓRICO NACIONAL LA GACETA / ARCHIVO
A la una de la tarde del viernes 11 de febrero de 1859, dejó de existir en Tucumán el doctor José Eusebio Colombres, en ese momento obispo electo (aun no habían llegado las bulas pontificias) de la diócesis de Salta. El fundador de la industria azucarera estaba a punto de cumplir los 81 años y era el único sobreviviente de los congresales de 1816.

El gobernador Marcos Paz decretó que sería inhumado en la Iglesia Matriz y que asistiría al entierro “una división de las tres armas” para rendirle “los honores que corresponden al elevado carácter que investía”. El coronel Juan Elías mandaría la parada militar.

En el momento de sepultarlo, dijo un emotivo discurso el doctor Salustiano Zavalía. Expresó que, con Colombres, “acaba de entrar en el sepulcro aquel Congreso ilustre que sancionó la independencia”, ya que era “como el postrer linde de aquella generación de gigantes”. Pero decía, no sólo el patriotismo ennobleció el corazón de Colombres, sino también la caridad cristiana, la pureza de costumbres y el celo por el progreso de su tierra.

Subrayaba “el gran servicio rendido a su patria”, con “la introducción y propagación de la valiosa industria del azúcar en esta provincia”. No sólo tenía el mérito “de haber fundado, el primero, una hacienda de azúcar formal con todos los productos que le son propios”, sino que “exhortó a sus conciudadanos a imitarlo, distribuyendo gratuitamente la semilla” aparte de explicar los procedimientos y hacerla popular.

“No hubiera procedido así un especulador egoísta”, hacía notar Zavalía. Es que Colombres, afirmaba, “es en Tucumán el vencedor de la miseria”.

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