Trinidad y Santiago quieren cambiar el mundo

Trinidad y Santiago quieren cambiar el mundo

Una investigación de alumnos del colegio El Salvador sobre la tala de árboles fue declarada de interés municipal. En su trabajo, los niños plantean una problemática que, dicen, hemos naturalizado: cada vez que llueve, los compañeros que viven en La Rinconada y en San Pablo llegan tarde a clases, porque no pueden transitar por la avenida Solano Vera.

HIPÓTESIS. El trabajo de estos estudiantes competirá en la Feria Provincial de Ciencias. “La deforestación no le importa a nadie”, se lamentan. LA GACETA/FOTOS DE ANTONIO FERRONI HIPÓTESIS. El trabajo de estos estudiantes competirá en la Feria Provincial de Ciencias. “La deforestación no le importa a nadie”, se lamentan. LA GACETA/FOTOS DE ANTONIO FERRONI
13 Septiembre 2014
Trinidad y Santiago se parecen. Tienen nueve y 10 años, y puede decirse que ambos son extrovertidos y despabilados. Por eso, hace unos días, cuando se pararon delante de los concejales de Yerba Buena, en medio de una solemne sesión, a ninguno le carraspeó la garganta para decirles que se estaban talando los árboles del piedemonte de su ciudad, y que eso a nadie le importaba.

Trinidad Buteler y Santiago Villanueva son alumnos de cuarto grado del colegio El Salvador, y la investigación de su curso sobre la deforestación en ese distrito fue declarada de interés municipal por los ediles. De hecho, se trata de uno de los proyectos de estudiantes yerbabuenenses que competirán en la Feria Provincial de Ciencias, que comenzará en unos días.

Santiago cuenta que se les ocurrió investigar sobre este tema porque cada vez que llueve, los compañeros suyos que viven en La Rinconada y en San Pablo llegan tarde a clases. O, simplemente, no llegan.

- Cuando hay una tormenta fuerte, se tienen que desviar hasta El Manantial para venir a la escuela. Lo que pasa -explica- es que la avenida Solano Vera se cubre de agua, y luego deben pasar las máquinas para que quede transitable. Nos llama la atención cuán insólitas son las personas que viven aquí, porque les gusta disfrutar de toda esta naturaleza que Dios nos regaló, pero no se preocupan por la tala.

Justamente, la hipótesis de los niños es la siguiente: la deforestación dejó de ser un problema mayor para los vecinos de Yerba Buena. De lo contrario -conjetura Trinidad-, los gobernantes y los ciudadanos cuidarían el medio ambiente.

- Parece que nos hemos acostumbrado a sufrir las consecuencias de lo que podríamos evitar. No debería resultarnos normal que cuando llueve, nos quedemos sin venir a la escuela -sostiene la niña.

El colegio parroquial El Salvador, fundado en 1958, está situado en el corazón de la villa de Marcos Paz, el casco original del distrito. Hoy, ahí se forjan estudiantes de los niveles inicial, primario y secundario. Mientras Trinidad habla, suena el timbre del recreo. Entonces, el resto del alumnado sale atropelladamente al patio.

Estela Giménez, la directora de la primaria, cuenta que muchos de los estudiantes de esa institución viven en urbanizaciones situadas al sureste del municipio. En los últimos años, ese sector se ha ido poblando de casas, pero la Solano Vera constituye, prácticamente, su única vía de acceso.

- Pese a su corta edad, ellos sienten inquietud por las consencuencias de la tala. No se conforman con vivir en un lugar privilegiado, sino que quieren llevar una respuesta a su comunidad -opina.

Trinidad y Santiago todavía no han salido al patio. Siguen en la sala de reuniones. Dicen que las zonas de La Rinconada, de San Pablo, de Horco Molle y de San Javier son las más afectadas, no sólo por el desmonte, sino también por extracción de áridos (”las piedras también sirven para frenar la caída del agua” -argumenta Trinidad-).

- Mi voz es pequeña, pero quiero que llegue a las personas. Para que cada vez que caiga una tormenta, no nos parezca normal que nos inundemos -concluye Santiago, con aire reflexivo.

Ahora sí, salen a jugar. Las maestras los ven irse, y se preguntan hasta dónde llegarán. Hay pruebas para creer que serán capaces de custodiar la creación, de convertirse en guardianes de la naturaleza. Trinidad, Santiago y el resto de la clase no van a dejar que la destrucción acompañe su mundo.

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