Viejos objetos cotidianos cuentan la historia de los franciscanos

Viejos objetos cotidianos cuentan la historia de los franciscanos

En San Francisco preparan un museo que reúne distintos elementos de uso diario que fueron rescatados en las obras de restauración del edificio

ASÍ QUEDARÁ EL MUSEO. Además de viejos objetos, en San Francisco expondrán imágenes que muestran distintos pasos de la restauración. la gaceta / fotos de antonio ferroni ASÍ QUEDARÁ EL MUSEO. Además de viejos objetos, en San Francisco expondrán imágenes que muestran distintos pasos de la restauración. la gaceta / fotos de antonio ferroni
12 Septiembre 2014

La historia del templo y del convento de San Francisco se fue construyendo “de a capas”. Los más antiguos vestigios datan de sus primeros ocupantes, los Jesuitas, que construyeron parte del edificio y lo ocuparon hasta 1767. Luego pasó a manos de la Orden Franciscana en 1784. Sus muros sirvieron de cuartel general del Ejército del Norte, de cárcel de mujeres y como hospital de sangre durante la Batalla de Tucumán. Allí también funcionó una de las primeras escuelas para niños.

Desde 2010, el inmueble ha sido objeto de obras de restauración y puesta en valor motorizadas por la Municipalidad de San Miguel de Tucumán. A partir de la próxima semana quedará inaugurado un museo de sitio en el que se podrá recorrer la historia dinámica de este solar y todos los hallazgos arqueológicos que saltaron a la luz durante las obras. Con el espacio “San Francisco, su patrimonio nuestra historia” se cierra la segunda fase de la restauración.

“Hasta el momento, gran parte del trabajo se hizo puertas adentro y no fue tan evidente. Incluyó la consolidación de la estructura con inyecciones de cemento, el cambio y el reemplazo de los sistemas desagües y de los techos, la restauración de la imágenes y retablos”, sintetizó Orlando Billone, arquitecto y director del proyecto.

El visitante podrá sorprenderse con los restos de los objetos que dejan en evidencia usos y costumbres de distintas épocas. “Cada grupo humano dejó sus huellas y desde la arqueología nosotros las rescatamos como objetos de usos cotidianos”, explicó Jorgelina García Ascárate, arqueóloga. Esto permite reconstruir períodos y costumbres dentro del claustro. “Al ser un templo de clausura, los frailes debían satisfacer todo tipo de necesidades. Se sabe que aquí funcionaba una peluquería, por ejemplo”, añade la arqueóloga. Por razones como esta no fue raro encontrar restos de botes de crema para afeitar y otras lociones de finales del siglo XIX. En el rubro medicamentos se puede ubicar restos de botellas de antiparasitarios y antiácidos que datan de la década del 50.

Las técnicas de manufactura, materiales y el tipo de moldeado permiten determinar la época a la que pertenecieron esos restos de material vítreo.

Jarra del siglo XIX
Dentro de los metales, quizás lo más antiguo que se desenterró fue una jarra que podría ser anterior a 1880 y que fue encontrada en la Sacristía. También hay restos de latas de conservas (de sardina y de dulce de batata) que fueron encontradas entre los escombros de la cubierta. “Cuando levantamos el techo encontramos que los restos de las viejas tejas nunca habían sido sacadas, sino que los obreros habían tapado los escombros con el nuevo techo”, explicó Billone.

Agustina Haedo es la museóloga encargada de poner en orden tantos siglos de historia. “Se hizo un selección de los materiales encontrados porque el espacio es chico para exhibir todo”, comentó. Se encontraron fragmentos de porcelana industrial que formaban parte del tendido eléctrico, también restos de loza inglesa, francesa y china que integraba la vajilla de uso diario. “La mayoría de los objetos se encontraron en el aljibe. Cuando dejó de funcionar fue rellenado con desechos”, explicaron Billone y García Ascárate.

Si bien todavía no fue inaugurado el museo, en San Francisco informaron que es posible que las visitas se puedan realizar de lunes a viernes mañana y tarde. De todos modos, esto aún no fue confirmado.


Inyecciones de hormigón, arqueología y retablos

La próxima etapa de la restauración del templo de San Francisco consistirá en recuperar el sector trasero del templo, donde se encontraban las celdas de los religiosos jesuitas que habitaron el solar de 25 de Mayo y San Martín antes de la llegada de los franciscanos. El objetivo es que las obras estén listas antes de los festejos del Bicentenario de la Independencia

Lo explicó el subsecretario de Planificación Urbana de la Municipalidad capitalina, Luis Lobo Chaklián. Los fondos para las obras que se realizan en el templo y en el convento desde 2010 fueron gestionados por la Intendencia.

Durante la primera etapa de los trabajos se realizó un estudio de los cimientos para determinar las causas de las grietas que se extendían por los muros. También se restauraron las cubiertas, las cúpulas y las canaletas. Además, se llevó a cabo un análisis de las pinturas y de los frescos, enumeró el funcionario. Los costo de esos trabajos fue de $2 millones.

Segunda etapa
Durante la segunda etapa de la restauración, que está concluyendo con el armado del museo, los trabajos fueron de gran envergadura y costaron cerca de $5 millones. Según Lobo Chaklián, se hicieron inyecciones de hormigón en los cimientos para evitar el hundimiento del templo y del convento. También se renovó la instalación sanitaria, se restauraron los retablos y se realizaron estudios arqueológicos para clasificar los elementos que fueron encontrados a lo largo de los trabajos, muchos de los cuales forman parte del museo.

“El objetivo del intendente (Domingo Amaya) es recuperar los edificios históricos en vistas del bicentenario de la Independencia”, destacó Lobo Chaklián.

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