El deporte, una herramienta para combatir las adicciones

El deporte, una herramienta para combatir las adicciones

Ya en la Antigüedad, el hombre sintió la necesidad de realizar actividad física con un sentido recreativo y luego competitivo. Descubrió los beneficios que brinda esta práctica al cuerpo y a la psiquis. La Organización Mundial de la Salud ha señalado que la actividad física proporciona efectos psicológicos beneficiosos en los jóvenes, merced a un mejor control de la ansiedad y la depresión. Puede contribuir al desarrollo social de los jóvenes, dándoles la oportunidad de expresarse y fomentando la autoconfianza, la interacción social y la integración. “También se ha sugerido que los jóvenes activos pueden adoptar con más facilidad otros comportamientos saludables, como evitar el consumo de tabaco, alcohol y drogas, y tienen mejor rendimiento escolar”, sostiene el organismo mundial.

En nuestra edición de ayer, dedicamos un espacio destacado a una maratón organizada por la Escuela de La Costanera Norte, en la que participaron 360 chicos. La intención de la competencia fue que participaran las familias en las actividades escolares y se inculcara, tanto en ellas como en los alumnos, valores como el trabajo en equipo, la solidaridad, la igualdad, el amor y la paz. La alegría contagió a los participantes. La directora del establecimiento dijo que estas actividades constituyen “un bálsamo para la autoestima de los estudiantes”. “Recibir un trofeo los hace sentirse orgullosos de ellos mismos y recuperar la alegría que por diferentes situaciones sociales y familiares han perdido”, dijo. Añadió que el deseo de la comunidad educativa es que haya en La Costanera un espacio donde los niños y jóvenes puedan practicar deportes.

La docente de Educación Física dijo que le resultó difícil la adaptarse. “Al principio, si me olvidaba la pelota, al otro día ya no estaba. Así que durante un año, por medio del juego les enseñé a los chicos a respetar lo ajeno. Así fue que las pelotas nunca más desaparecieron”, contó y agregó que el ejercicio físico libera a los chicos de sus problemas, aunque sea durante unos pocos minutos al día.

La Costanera, enclavada en las márgenes del río Salí, es una comunidad acorralada por la droga, particularmente por el paco, y por la delincuencia. En 2008, salió a la luz esta situación. Al poco tiempo, la Municipalidad anunció que uno de sus planes más ambiciosos era urbanizar la vera del Salí, donde están los barrios que integran La Costanera. Por ese entonces el ex arzobispo Héctor Villalba había advertido sobre la urgencia de actuar en esta zona para impedir la destrucción de la juventud. “Vivimos con la angustia de saber que en cualquier momento alguien golpeará la puerta para avisarnos que nuestro hijo ha muerto o que ha matado a alguien”, dijo en 2012 la madre de un chico adicto, cuyo cerebro había sido estropeado por el paco.

Una vez más, la Municipalidad ha anunciado la puesta en marcha del plan de urbanización “Riberas del Salí”, que contempla, entre otras cosas, la instalación de una pista de salud. Cuesta entender por qué el Estado no ha encarado a lo largo de seis años una política integral (educación, cultura, deportes, salud) para combatir con decisión la drogadicción y sus consecuencias nocivas. La práctica deportiva, el teatro, la música, las artes plásticas, la danza pueden convertir en vehículos de la dignidad de estos tucumanos que vienen pidiéndole ayuda al gobierno y a la sociedad.

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