Por Carlos Páez de la Torre H
03 Septiembre 2014
PLAZA URQUIZA. Vista de la gruta con surtidor de agua ubicada en uno de los ángulos del paseo, en una foto de 1900. la gaceta / archivo
Tiene interés rescatar los antecedentes de la plaza Urquiza de nuestra capital, antecedentes que arrancan hace más de un siglo y medio, en 1858. El 16 de julio de ese año, el gobernador de Tucumán, coronel doctor Marcos Paz, con la firma de su ministro, doctor Prudencio J. Gramajo, elevaba a la Sala de Representantes de la Provincia una nota del jefe de Policía.
La misma, decía, “da cuenta de haber reconocido la cuadra de terreno que debe destinarse a servir de plaza pública del Norte”. Se trataba de una propiedad de don Miguel Sánchez, quien “pide el precio de 500 pesos para deshacerse de ella”.
Consideraba Paz “la conveniencia de una plaza pública hacia el rumbo que se indica, por el gran aumento en que marcha la población”. Por eso juzgaba “de la mayor importancia la adquisición de la cuadra mencionada”, y pedía a la Sala que autorizara el gasto que demandaba.
La Sala sancionó el 5 de septiembre la ley respectiva para, decía, “la compra de una cuadra cuadrada a la parte Norte de la población y destinada a una plaza pública”. El gobernador Paz la promulgó al día siguiente, y el 9 expidió el decreto del caso, que ordenaba efectivar el gasto y bautizaba el nuevo paseo.
Considerando la autorización legislativa y “deseando dar una pequeña muestra de reconocimiento al Libertador”, disponía designar “para plaza pública la expresada manzana de esta ciudad, bajo la denominación de Plaza del General Urquiza”. La Tesorería General pagaría al señor Sánchez la suma estipulada, “firmada que sea la escritura pública”.
La misma, decía, “da cuenta de haber reconocido la cuadra de terreno que debe destinarse a servir de plaza pública del Norte”. Se trataba de una propiedad de don Miguel Sánchez, quien “pide el precio de 500 pesos para deshacerse de ella”.
Consideraba Paz “la conveniencia de una plaza pública hacia el rumbo que se indica, por el gran aumento en que marcha la población”. Por eso juzgaba “de la mayor importancia la adquisición de la cuadra mencionada”, y pedía a la Sala que autorizara el gasto que demandaba.
La Sala sancionó el 5 de septiembre la ley respectiva para, decía, “la compra de una cuadra cuadrada a la parte Norte de la población y destinada a una plaza pública”. El gobernador Paz la promulgó al día siguiente, y el 9 expidió el decreto del caso, que ordenaba efectivar el gasto y bautizaba el nuevo paseo.
Considerando la autorización legislativa y “deseando dar una pequeña muestra de reconocimiento al Libertador”, disponía designar “para plaza pública la expresada manzana de esta ciudad, bajo la denominación de Plaza del General Urquiza”. La Tesorería General pagaría al señor Sánchez la suma estipulada, “firmada que sea la escritura pública”.
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